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Ya saltó a la vida el álbum "Tango criollo", de Eva Sola, violonchelista y cantante salteña, estudiosa de la vidala y sus orígenes, que presenta éste su primer trabajo solista de composiciones con atmósferas tangueras y una estética clásica y guitarrística. Eva tiene, desde hace varios años, un dúo junto a Nadia Szachniuk, con quien grabó dos discos de folclore. "Tango criollo" es su primer acercamiento al mundo del tango.
A partir de esa búsqueda comienza a investigar sobre los primeros tangos, de ese tiempo donde el folclore sureño se entremezcla con el tango, y arma el repertorio de este nuevo disco, que salió a través del prestigioso sello Shagrada Medra, dirigido por Carlos "Negro" Aguirre y Luis Barbiero.
Eva se inició en la guitarra con su padre, médico mendocino y músico amateur; más tarde comenzó a tocar el violonchelo y se metió de lleno en las músicas clásica y barroca. Estudió en Buenos Aires y en Italia se especializó en "música históricamente informada" (movimiento que busca interpretar las obras de manera similar a como fueron concebidas). Recientemente lo presentó en Buenos Aires, y contó con invitados: Adrián Lacruz, Leandro Nikitoff y Felipe Traine.
Luego de las presentaciones de sus dos elogiados álbumes con el dúo junto a la cantante Nadia Szachniuk, en los cuales recuperaban los sonidos y expresiones culturales de origen anónimo y popular, principalmente de la música del NOA, la salteña Eva vuelve a explorar un género y una época diferentes, y aborda esta vez el repertorio de tangos camperos, fundamentalmente de la primera mitad del siglo XX. "Tango criollo" tiene en su gestación algo de aquella búsqueda de lo primordial, de entender qué y cómo se tocaba, una curiosidad no tan musicológica como instintiva.
La mayoría de las canciones de Tango criollo fueron cantadas Gardel y por Nelly Omar, y evocan paisajes y momentos que poco tienen que ver con el color citadino y arrabalero al que acostumbramos asociar al tango, sino más bien elementos de la vida campestre: el rancho, la tranquera, la pulpería, los payadores, las fiestas de pueblo.
El álbum cuenta con la participación de tres grandes músicos y guitarristas del mundo del tango: Lacruz, Nikitoff y Traine en guitarrón, quienes aportaron su profundo conocimiento del género y gran musicalidad.
"Dejé Salta siendo muy joven, para pasar unos años en Buenos Aires y finalmente vivir una buena cantidad de años en Italia, donde me especialicé en música antigua, o música 'históricamente informada'. Vale la pena comentar brevemente de qué se trata esto último: la praxis filológica de la música es una corriente que intenta, a través del rescate de las fuentes originales y de un gran trabajo de cuestionamientos estéticos, reconstruir el modo y la forma en la que se tocaba en determinado momento histórico, y creo que de alguna manera esa búsqueda del 'qué y el cómo', viene signando mi camino musical. Canto folclore desde hace muchos años, con particular interés en el repertorio anónimo y popular, de raíz temprana. Amante de la Vidala, ese género criollo que sincretiza la copla española con los giros poéticos locales, que da letra y presta espíritu a otras canciones tempranas de nuestro folclore, que se nutre de los mismos paisajes. Me fui embebiendo de una época musical de nuestro país, escuchando conjuntos folclóricos de los años '30", señaló Sola.
"Así llegué hasta este disco, casi empujada por la curiosidad, por encontrarme con lo que se cantaba en Argentina en esos primeros años del siglo XX. ¿Qué cantaba Gardel con Razzano? ¿Qué eran esas primeras canciones, aquellos pre-tangos o aquellos tangos primeros? ¿De dónde salían, de qué hablaban...? Ahí estuve, husmeando en el cancionero, en las viejas grabaciones. Y cuando uno se va hasta ese inicio del tango, llega hasta el campo y se encuentra con el rancho, la tranquera, el patio, las plantas y los pajaritos. Allí fui encontrando las canciones de este disco, que finalmente se estableció en un período en donde el tango ya estaba codificado como género musical, ya no eran cielitos, estilos y cifras, era tango; Gardel ya había grabado mi noche triste. Pero aún estas canciones conservan ese espíritu criollo, está todavía fresca esa ligazón con el campo, con los suburbios campestres", resaltó la salteña.
"El armado de este disco fue de la mano de Felipe Traine, con quien confeccionamos, entre largos audios y compartires de músicas y escuchas, la lista de canciones. Y allí se abre para mí el mundo de las guitarras y los guitarristas, y ahora la decisión era si hacer un disco gardeliano. Es en ese momento que llegaron Adrián y Leandro, y el equipo quedó armado. Comenzaron los ensayos en un viejo patio de La Boca, regados de mate y conversaciones guitarristicas: la púa, el capotasto, el trino. Así llegamos a grabar este disco que en el ínterin encuentró su nombre, simple y cantado: Tango criollo", enfatizó Eva.