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Prosigue el pulso militar en la región fronteriza de Kursk, ocupada parcialmente por fuerzas ucranianas, entre acusaciones de Moscú sobre presuntos preparativos de Kiev de lanzar "bombas sucias" sobre las plantas nucleares de Zaporiyia y Kurchátov, algo que Ucrania niega categóricamente.
"El general Oleksadr Sirski (comandante en jefe de las Fuerzas Armadas) me informó sobre el fortalecimiento de las posiciones de nuestras fuerzas en la región de Kursk y la ampliación de la zona estabilizada", afirmó ayer el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en su canal de Telegram.
Pulso en Kursk
El mandatario agradeció a los soldados ucranianos "que están capturando a militares rusos, avanzando así en la liberación de nuestros guerreros y civiles retenidos por Rusia" al ampliarse el "fondo de intercambio" de prisioneros de guerra rusos.
En el marco de su incursión en Kursk, que ha puesto bajo control de Ucrania unos mil kilómetros cuadrados de territorio ruso, el Ejército ucraniano capturó el pasado jueves al menos 102 militares rusos.
Rusia, por su parte, restó fuerza ayer al avance ucraniano en este "segundo frente" y aseguró haber repelido en la última jornada ataques de tres brigadas de asalto enemigas que avanzaban "con apoyo de blindados en dirección a las localidades de Kornéevo, Russkoye y Charkásskoye Poréchnoye".
"Bombas sucias"
A esto se suman denuncias hechas por representantes castrenses rusos de la región ucraniana de Zaporiyia, anexionada por Rusia en 2022, que citan interrogatorios de prisioneros ucranianos, según las cuales Kiev planea atacar con "bombas sucias" centrales nucleares rusas.
El bloguero militar ruso Marat Jairúlin se sumó a las aletas al indicar que los ucranianos utilizarían combustible nuclear usado y que "las ojivas para esta provocación ya fueron trasladadas a la ciudad Zhovti Vodi de la región de Dniepropetrovsk".