Fue una muestra de amor fraterno y de servicio la recreación del gesto de Jesús en su última cena.
En la noche de ayer la feligresía jujeña participó de la apertura del triduo pascual con celebración de la Eucaristía en la que se recordó la última cena de Jesucristo, que marcó el inicio hacia el misterio de su pasión, en la que entregó su vida en un sacrificio expiatorio para la salvación del mundo.
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Fue una muestra de amor fraterno y de servicio la recreación del gesto de Jesús en su última cena.
En la noche de ayer la feligresía jujeña participó de la apertura del triduo pascual con celebración de la Eucaristía en la que se recordó la última cena de Jesucristo, que marcó el inicio hacia el misterio de su pasión, en la que entregó su vida en un sacrificio expiatorio para la salvación del mundo.
La celebración religiosa tuvo varios ritos importantes para el cristianismo jujeño, el principal fue el lavatorio de pies, símbolo de humildad de Jesús ante los apóstoles y enseñanza de servicio hacia el otro. También se cumplió la celebración de la institución de eucaristía.
La misa en la Catedral fue presidida por el párroco René Ruiz, quien en su homilía llamó a los feligreses a recordar el significado de la institución de la eucaristía y acatar el mandato de Cristo de vivir en fraternidad. El lema elegido para la celebración fue “Jesús, palabra de vida, nos hace hermanos”. El religioso indicó que este año será el año de la fraternidad.
Seguidamente señaló que el lavatorio de pies “es un símbolo que insta a actualizar el mandamiento de amor y servicio hacia el hermano y a compartir con los otros”. Instó a vivir la fraternidad a través de la experiencia comunitaria, dijo que es la familia la que tiene el rol de inculcar en los hijos el sentimiento fraterno. Dio como ejemplo que si los padres no conviven en armonía difícilmente los hijos puedan comprender la importancia de vivir junto a sus hermanos.
Refiriéndose a la sociedad indicó que “en la actualidad el tejido social esta muy resquebrajado y hasta en muchos aspectos destruido a causa de falta de la convivencia fraterna en la que uno deben interesarse y servir a los otros profesando el amor que dejo Cristo en cada una de sus enseñanzas”.
Asistieron a la misa una gran cantidad de fieles de los cuales algunos fueron elegidos para representar a los apóstoles en el ritual del lavatorio de pies que cumplió el párroco René Ruiz, ante la ausencia del obispo Marcelo Palentini.