Músico, compositor, docente universitario en el IUNA en el área transdepartamental de folclore, acreedor de premios con su charango, ciudadano ilustre de la ciudad de Avellaneda del conurbano bonaerense, tres discos editados con La Leyenda, una formación con la que lleva quince años, Ariel Carlino conoce la Quebrada desde hace treinta de la mano de Jaime Torres.
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Músico, compositor, docente universitario en el IUNA en el área transdepartamental de folclore, acreedor de premios con su charango, ciudadano ilustre de la ciudad de Avellaneda del conurbano bonaerense, tres discos editados con La Leyenda, una formación con la que lleva quince años, Ariel Carlino conoce la Quebrada desde hace treinta de la mano de Jaime Torres.
Muchos carnavales lo vieron entremezclado con el talco y la danza en una y otra comparsa, hasta que lo invitan a bailar a La Unión, donde se escucha folclore.
Carlino, además de licenciado es profesor nacional de danzas folclóricas. Hubo taquiraris, cuecas, zambas, "porque ahí no había esa tendencia hacia la cumbia", nos cuenta.
"Había cierta ritualidad tradicional que yo había visto cuando, de muy jovencito, empezaba a venir y que se fue perdiendo. Como soy de componer lo que voy viviendo, hice una cueca que hablaba de la comparsa La Unión, que está en mi último disco."
En el año 2010, decide entregar esa cueca a la comparsa.
Nos dice que no tenía ningún contacto con ellos y que cuando llega con el demo, en alguna de las vueltas de ese carnaval que empezaba le roban el charango.
"Primero me partió al medio anímicamente, pero luego sentí que era una entrega para poder entrar en este mundo andino, en esta cosmovisión."
Cuando va a hacer la denuncia policial, le explica al agente el motivo de su visita.
El uniformado le pide escuchar la cueca y, tras algunas lágrimas, el policía le dice que pertenece a la Unión. Al otro día le presenta a la comisión, orgulloso de haber sido el primero que escuchó la cueca. Ahí nace esta historia, que va a llevar al documental Carnavalero.
"La Unión guardaba todo el sabor americano, criollo, kolla", nos dice Carlino, "y eso es lo que decía en la cueca y en base a eso me fueron integrando. Para mi tenía otro agregado, y es que de la comparsa participan muchos docentes. Yo tenía ganas de hacer el video para el disco, pero cambió mi objetivo y quise hacer un documental sobre la comparsa y me abrieron las puertas."
Graciela Scorzo fue parte del proyecto, "una documentalista que también tiene que ver con este mundo. El documental lo hicimos con una sola cámara, y en el 2011 me nombran también padrino de remeras, que hicieron los pibes de la cooperativa de la Villa XXI, en Buenos Aires. Con los miembros de la comparsa armamos una línea guionística sobre lo que queríamos contar, con lo que fue muy concensuada."
La premier, para los miembros de la comparsa, se hizo el Miércoles de Cenizas en la Casa del Tantanakuy.
Allí estuvo, como en el film, el testimonio de doña Cáceres, quien compartió su memoria desde el inicio de la comparsa, "desde que bailaban con un erquencho sólo, y pudimos ver también las supervivencias culturales que quedan como aquellas que se perdieron. El testimonio de ella es la base del documental."
Carlino nos habla del respeto. "Como dice Kusch, fue un diálogo de iguales. La edición ya tiene cierta intimidad porque tiene que responder a una estética cinematográfica. Tuvimos el apoyo de Castiñeira de Dios, el Director Nacional de Artes, con la buena voluntad de creerme y fue maravilloso tener la posibilidad de hacerlo."
"También comprometí a la gente del IUNA, pensando en que se convierta en un ciclo que actualice la información sobre los carnavales. Así llegamos a hacer las copias antes de viajar para estar a mediodía del sábado en Humahuaca."
Carlino quedó impactado, entonces, con la reacción de la comparsa viendo su video.
"Primero me gustó mucho que la vean", dice.
"Hicimos una previa muy chiquita con algunos, unos se la pasaron a otros y se encargaron de la difusión en las radios y en un boca a boca que resultó en un centenar y medio de asistentes el Miércoles. Yo estuve emocionado durante toda la proyección, y era contagioso. Se reconocían ellos, en lo que pasaban."
Las palabras que hubo después "fue de tomarla como herramienta para la comparsa pero también para todo el patrimonio de Humahuaca, y se dijeron cosas muy importantes y muy profundas.
Se dijo que estaban tan incluidos en las ceremonias que nunca habían podido verlas, y que vieron que eso eran ellos.
También se reivindica el trabajo del plástico Pedro Molina, que siempre rondó sobre la mitología del Norte argentino, y puse un tema de Máximo Gregorio Puma, con quien tuve la suerte de tocar en carnaval, que se llama justamente Carnavalero.
Y a gente como Coco Romero, como Ariel Prat, gente que viene trabajando sobre el carnaval desde hace muchos años, ellos desde el carnaval urbano."
Los primeros en ver el documental fueron sus protagonistas, lo que Carlino toma como una legitimación que inicia el camino de Carnavalero, que le fue pedida para proyectarla en otras provincias en centros comunitarios y a nivel educativo.
"Y todo esto pasó el Miércoles, que fue la primera vez que salió de paseo", subraya.
"Y esto creo que surge porque el sueño fue escuchar al otro, no imponer nada, cosa que es muy difícil."
Ariel Carlino reflexiona que "hay muchos antropólogos que sostienen eso de la distancia que debe haber con el otro a la hora de trabajar, una mirada desde afuera, no involucrarse, pero pienso que eso es también una trampa ideológica de los académicos.
Lo que veo es que una investigación debe generar preguntas que respondan los protagonistas, que son los que saben.
Los que saben de todo esto que es una forma de resistencia desde la alegría, desde el compartir, desde la solidaridad."