El presidente ruso Vladimir Putin ayer rechazó entrevistarse en París con su par turco Recep Tayyip Erdogan, cuyo país será sancionado por Moscú tras el derribo de un avión ruso en la frontera entre Siria y Turquía.
Casi una semana después del incidente en que dos cazas F-16 turcos abatieron en el espacio aéreo de la frontera sirio-turca a un bombardero Sukhoi-24 que regresaba de una misión, la grave crisis diplomática entre Moscú y Ankara no da señales de solucionarse. La fiebre antiturca continúa en Rusia donde los medios de comunicación estatales lanzan toda su ira contra Turquía, hasta ayer un socio privilegiado.
Ankara se niega a presentar excusas e insiste en que actuó de manera legítima para proteger su espacio aéreo. Por su parte, las autoridades rusas aceleran las represalias, traducidas en sanciones económicas contra Turquía, cuya amplitud será limitada, pero su impacto real.
El embargo que Rusia prevé imponer a Turquía estará limitado a las frutas y verduras aunque podría ampliarse, en tanto estas medidas constituyen sólo un "primer paso", según responsables gubernamentales rusos.
Con el fin de evitar nuevas alzas de los precios, dado que el país ya sufrió una inflación espectacular en 2015, las autoridades rusas aplicarán "esta prohibición dentro de cierto plazo para que los consumidores y comerciantes tengan tiempo de encontrar otros proveedores", aseguró el vice primer ministro Arkadi Dvorkovich.
Según los expertos, Turquía sufrirá las restricciones impuestas al sector turístico, en tanto Moscú prevé prohibir los vuelos chárter entre ambos países.
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El presidente ruso Vladimir Putin ayer rechazó entrevistarse en París con su par turco Recep Tayyip Erdogan, cuyo país será sancionado por Moscú tras el derribo de un avión ruso en la frontera entre Siria y Turquía.
Casi una semana después del incidente en que dos cazas F-16 turcos abatieron en el espacio aéreo de la frontera sirio-turca a un bombardero Sukhoi-24 que regresaba de una misión, la grave crisis diplomática entre Moscú y Ankara no da señales de solucionarse. La fiebre antiturca continúa en Rusia donde los medios de comunicación estatales lanzan toda su ira contra Turquía, hasta ayer un socio privilegiado.
Ankara se niega a presentar excusas e insiste en que actuó de manera legítima para proteger su espacio aéreo. Por su parte, las autoridades rusas aceleran las represalias, traducidas en sanciones económicas contra Turquía, cuya amplitud será limitada, pero su impacto real.
El embargo que Rusia prevé imponer a Turquía estará limitado a las frutas y verduras aunque podría ampliarse, en tanto estas medidas constituyen sólo un "primer paso", según responsables gubernamentales rusos.
Con el fin de evitar nuevas alzas de los precios, dado que el país ya sufrió una inflación espectacular en 2015, las autoridades rusas aplicarán "esta prohibición dentro de cierto plazo para que los consumidores y comerciantes tengan tiempo de encontrar otros proveedores", aseguró el vice primer ministro Arkadi Dvorkovich.
Según los expertos, Turquía sufrirá las restricciones impuestas al sector turístico, en tanto Moscú prevé prohibir los vuelos chárter entre ambos países.