El miércoles, Malasia e Indonesia cambiaron de postura y dijeron que ya no expulsarán a los barcos cargados de migrantes, en su mayoría bangladesíes o de la etnia rohingya, una minoría musulmana marginada y perseguida en Birmania.
Ayer, Malasia lanzó una operación de rescate en el mar de Andamán, un cambio de política completo con respecto a la gestión de la crisis en los últimos diez días.
En el sureste asiático, este éxodo sucede desde hace años, pero el fenómeno se incrementó de manera dramática desde principios de mayo, después de que los traficantes dejaran varados en el mar a miles de migrantes a causa de las políticas represivas de Tailandia. Casi 3.000 migrantes han llegado a Tailandia, Indonesia o Malasia en los últimos días, pero hasta ahora las autoridades había alejado de sus costas a varias embarcaciones, provocando duras críticas de Naciones Unidas.
El jefe de la junta militar tailandesa, el general Prayut Chan-O-Cha, reiteró ayer su reticencia a recibir a los migrantes.
"Si son favorables a esta idea, por favor, contribuyan con un bath (0,30 centavos de dólar) o recíbanlos en su casa. O emigren para que vivan en su lugar", declaró Prayut-O-Cha en un discurso en el parlamento.
El miércoles, Malasia e Indonesia cambiaron de postura y dijeron que ya no expulsarán a los barcos cargados de migrantes, en su mayoría bangladesíes o de la etnia rohingya, una minoría musulmana marginada y perseguida en Birmania.
Ayer, Malasia lanzó una operación de rescate en el mar de Andamán, un cambio de política completo con respecto a la gestión de la crisis en los últimos diez días.
En el sureste asiático, este éxodo sucede desde hace años, pero el fenómeno se incrementó de manera dramática desde principios de mayo, después de que los traficantes dejaran varados en el mar a miles de migrantes a causa de las políticas represivas de Tailandia. Casi 3.000 migrantes han llegado a Tailandia, Indonesia o Malasia en los últimos días, pero hasta ahora las autoridades había alejado de sus costas a varias embarcaciones, provocando duras críticas de Naciones Unidas.
El jefe de la junta militar tailandesa, el general Prayut Chan-O-Cha, reiteró ayer su reticencia a recibir a los migrantes.
"Si son favorables a esta idea, por favor, contribuyan con un bath (0,30 centavos de dólar) o recíbanlos en su casa. O emigren para que vivan en su lugar", declaró Prayut-O-Cha en un discurso en el parlamento.