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Cada función es como habitar un espacio por primera vez | La entrevista / Martín Calvó

Lunes, 08 de junio de 2015 00:00
<p>MARTÍN CALVÓ/ LLEGÓ EN CUATRO OPORTUNIDADES A LA FIESTA NACIONAL DEL TEATRO CON PROPUESTAS TOTALMENTE DIFERENTES CADA VEZ.</p>

El joven actor y director, tiene ya una trayectoria destacada, y está sin dudas en medio de un camino mucho más largo de crecimientos, que se nutre con su curiosidad y su empeño en seguir indagando. Conversamos con él sobre su trabajo.

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El joven actor y director, tiene ya una trayectoria destacada, y está sin dudas en medio de un camino mucho más largo de crecimientos, que se nutre con su curiosidad y su empeño en seguir indagando. Conversamos con él sobre su trabajo.


Martín Calvó es un artista de perfil bajo, pero de una altura increíble a partir de su talento y formación. Con el unipersonal "Papeláctica" creció y demostró cuánto se puede hacer con creatividad. La obra recorrió numerosos festivales del país, y recientemente estuvo en Bahía Blanca en la X Edición del Festival Nacional de Teatro de esa ciudad, organizado por el actor Juan Manuel Caputo.

Con esta obra ya había participado en este festival en el año 2012 presentándola en las salas teatrales. En esta oportunidad la invitación se repitió para integrar la programación de los circuitos barriales del encuentro.

¿Qué pasó con "Papeláctica" que duró tanto tiempo vigente?

Creo que el secreto es que es un trabajo muy sencillo a nivel recursos técnicos, no utilizo muchos elementos esceno-técnicos, trato de potenciar el trabajo del actor, y además trabajo con un material que es muy noble y está muy al alcance de la mano que es el papel. Genero un juego con el espectador que me funciona trabajando tanto con niños, como con adolescentes y adultos. Es un espectáculo demasiado maleable y se puede presentar en diferentes espacios, no es necesario que sea un teatro.

El público entra en el juego, y el juego brinda la posibilidad de participación.

¿Hay una versión "de gala" -por decirlo de alguna manera- de "Papeláctica", es decir, para presentar en una sala, en relación a las versiones que se hacen en las plazas, en los barrios, en los patios, etc.?

No, yo utilizo el mismo vestuario, los mismos recursos, el mismo maquillaje para todas las presentaciones.

El desafío que a mí se me presenta son los diferentes públicos con los que me ha tocado trabajar. Trabajé en geriátricos, en jardines de infantes, colegios, espacios abiertos, y creo que la idea es poder lograr que la gente entienda el código del trabajo, y lograr esa conexión y esa retroalimentación que se genera con el público, el ida y vuelta. Ese es el desafío más grande porque en todos lados el público es diferente, las maneras de participación son diferentes, y ahí es donde uno comienza a poner en práctica todo lo que uno conoce.

¿Qué le pasó a Martín Calvó con estos diez años de éxito de la obra?

Me permitió conocer muchísima gente, adquirir mucha experiencia con respecto al trabajo del clown, del mimo, con el público. Esa experiencia se logra únicamente enfrentando al público, aprendiendo porque cada vez que uno presenta la obra, siempre surge una situación distinta que hay que resolver. Por ejemplo en la calle o en los espacios abiertos, siempre pasa algo que está fuera de la escena, como un animal que se cruza, un auto, ruidos, un vecino que pasa gritando... uno tiene que aprovechar la situación y llevarla al trabajo. En la sala no me ocurren esas cosas, pero ocurren otras que tienen que ver con la participación del público. Yo tengo que ver cómo romper esa pared para construir con ellos.

Me sirvió en muchos aspectos a nivel profesional y personal. Me hizo crecer muchísimo, adquirir muchísima experiencia y disfrutar de lo que hago. Para mí fue un placer hacer la obra una vez más en Bahía Blanca.

¿Cuántas funciones tenés hechas de "Papeláctica"?

Yo creo que más de cien, que para mí son pocas.

¿Y no se transforma en rutinaria?

No, como te digo, para mí cada función es empezar otra vez de cero, porque lo que se construye más allá de la estructura es a partir de la energía del público, de lo que el público me da, puede durar cinco o seis minutos más. Yo aprovecho esa respuesta para generar algo parecideo a una improvisación.

Para mí cada función es como habitar un espacio por primera vez.

¿Cuánto tiempo más se proyecta este trabajo?

Muchos más, porque siempre estoy agregando cosas y modificando ciertos aspectos. No se termina nunca, en ese sentido.

¿Es una obra de improvisación, o tenés un guión?

Tiene una estructura que se permite cierta libertad para construir. La estructura es una base, y tengo diferentes caminos para empezar a construir, y siempre son distintos, eso es lo que me mantiene atento.

¿Cómo nació la idea de "Papeláctica"?

Nació en un taller de teatro de objetos que hice con Laura Copello (de Rosario de Santa Fe), en el año 2004. Yo tenía la intriga de hacer algo con papel y comencé a indagar. Ella me pasó el nombre de un autor francés que ya había trabajado con papel en el año 1950, y comencé a investigar mucho. Comencé a armar pequeños objetos, situaciones, con música como soporte, hasta que de todo eso nació una idea, que duraba quince minutos. Era solamente un trabajo de objetos de papel sobre mesa. Lo presenté aquí en Jujuy en varios lugares, y gané una competencia que se hizo de teatro cómico organizado por Pablo Parra, que se llamaba "Festi-risas". También lo presenté en un evento de artistas nóveles, que organizó la gente del IFD Nº4, donde también me fue bastante bien. Y no me quedé con eso, seguí buscando cosas. Yo ya practicaba la disciplina del mimo, y entonces decidí incorporar. Vino a mi vida también el interés por el clown, y también lo incorporé. Entonces el trabajo fue tomando otras formas. Luego también se sumó el circo. A partir de todos esos elementos comencé a construir una nueva dramaturgia, que tenía que ver más con el teatro físico y gestual, y además un trabajo de teatro de objetos.

Comencé a integrar todo, y apareció el boceto de una estructura. Eran como una secuencia de gags, que no contaba ninguna historia, eran pequeñas situaciones.

¿Qué produce esta obra?

En Mendoza hay gente que después de ver mis espectáculos comenzó a trabajar con papel. En Abra Pampa hubo una persona que vio el espectáculo, y después de mucho tiempo me lo crucé en La Quiaca y me dijo que a partir de ahí se había dedicado a hacer clown.

Hay gente que me dice que a partir de este trabajo se interiorizó en distintos temas como el papel, el clown, el mimo, teatro de objetos, etc.

Lo que más llama la atención es la posibilidad que se crea con tan poco recursos. Es fácil de llevar, de trasladar, y eso me sirvió a mí también para estar en tantos festivales a lo largo del país.

¿Cómo comenzaste a trabajar en teatro y cómo fue evolucionando hasta pasar por las facetas de director, actor de teatro, actor de televisión, mimo, clown, etc.?

Yo empecé gracias a una obra que vi en la que actuaba mi primo, Jorge Jamarlli. Me encantó lo que hizo, y le pregunté dónde tomaba clases. Comencé a aprende en la iglesia San Francisco, donde daba clases de teatro un padre que se llamaba Miguel, yo estaba en la secundaria y comencé el taller de teatro sin saber qué era, en el '94. Después conocí a Edmundo a Damián "Tito" Guerra, y comencé a tomar clases con él. Ahí conocí a Efraín Quinteros y Miguel Chauque, que me invitaron al grupo de mimo de ellos, Yuraj Uya. Participé en una obra que se llamaba "No hay ser" con la que nos fuimos a Buenos Aires a un festival de mimo en 1997.

Después me vio Edmundo Asfora y me convocó para trabajar en su grupo Cetyc (Centro de Estudios Teatrales y Cinematográficos). Entré en "Hamlet" como un actor servidor de escena. Ahí me conocieron y me empezaron a convocar de otros elencos.

Entre a estudiar en el Profesorado de Teatro en 1999, mientras hacía cursos y seguía tomando clases.

Luego comencé a vincularme más con el circo. En los primeros años de la década de 2000 hice "Juan Moreyra" y ganamos para estar en la Fiesta Nacional del Teatro. Más tarde pasó lo mismo con "El Ombligo del Sol"; y más cerca en el tiempo con "Ni Edith, Ni Piaf" del grupo Danza Libre.

Y seguí trabajando solo y con otros elencos. Con Rodolfo Pacheco hice "Inodoro Pereyra". Trabajé para le televisión Pública para Fundación "7º Arte", haciendo "El viaje, nueve días buscando Norte".

Hace unos años también me comenzaron a convocar como director.

Sigo siempre indagando y aprendiendo.

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