Hace tiempo que los chalecos salvavidas son una buena solución para aquellos que temen morir ahogados cuando realizan actividades acuáticas. Funcionan siempre, y es útil aún cuando la persona que lo porta ha quedado inconsciente por un desvanecimiento o por haber sufrido algún golpe. El problema que tiene, claro, es que es un objeto aparatoso y que no siempre tenemos uno a mano.
inicia sesión o regístrate.
Hace tiempo que los chalecos salvavidas son una buena solución para aquellos que temen morir ahogados cuando realizan actividades acuáticas. Funcionan siempre, y es útil aún cuando la persona que lo porta ha quedado inconsciente por un desvanecimiento o por haber sufrido algún golpe. El problema que tiene, claro, es que es un objeto aparatoso y que no siempre tenemos uno a mano.
Eso queda resuelto gracias al Kingii, un novedoso salvavidas de pulsera. Eventualmente funciona como su primo, el salvavidas enorme, pero es más fácil de tener encima y su veloz expansión salvará más de una vida. Es uno de esos maravillosos ejemplos de gente pensando en cosas prácticas y a la vez simpáticas.
Tiene la ventaja evidente de su reducido tamaño y comodidad de uso, aunque requiere una pequeña condición: hay que estar consciente para mover la palanca que lo convierte en un salvavidas efectivo, inflándose de aire en menos de un segundo. O contar con la presencia de un acompañante, que pueda activar el mecanismo. En cualquier caso, se trata de un avance a la espera del modelo que se active.
Fuente: Buendiario