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5 de Mayo,  Jujuy, Argentina
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Historias de vida de internos del Penal Nº 7

Cuatro personas que están privadas de su libertad relataron sus duras vivencias que los llevaron a estar presos.Expresaron los cambios que fueron atravesando mediante la contención de especialistas y penitenciarios.
Sabado, 07 de septiembre de 2019 01:03

Dentro del Servicio Penitenciario Nº 7 del barrio Alto Comedero funciona la Comunidad Terapéutica que contiene a internos que sufren problemas de adicciones rompiendo estigmas sociales entre ellos y los efectivos penitenciarios que junto a profesionales interactúan y les brindan talleres.

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Dentro del Servicio Penitenciario Nº 7 del barrio Alto Comedero funciona la Comunidad Terapéutica que contiene a internos que sufren problemas de adicciones rompiendo estigmas sociales entre ellos y los efectivos penitenciarios que junto a profesionales interactúan y les brindan talleres.

Cuatro de ellos dialogaron en exclusivo con El Tribuno de Jujuy y relataron sus duras historias de vida que estuvieron marcadas por problemas desde pequeños, adicciones, violencia de toda índole, delincuencia y un ímpetu de querer superarse que encontraron dentro de la comunidad.

Santiago de 22 años fue el primero de los internos que se acercó a hablar con nosotros y con mucha claridad en sus palabras, pero con mucha tristeza en su mirada, mencionó que "mi vida fue de una crianza por parte de mi abuela porque mi madre no me pudo tener por problemas económicos. Fui a la escuela pero en la secundaria conocí los malos hábitos como el cigarrillo, el alcohol y del alcohol a las drogas. Comencé una vida donde dejé la escuela y me dediqué a la fiesta y la noche".

"También me dediqué a robar, con el tiempo cometí un error grave que me llevó a estar preso en estos momentos y es la primera vez que tengo una condena en mi vida, y tengo que cumplirla. La verdad que me sentí muy mal, me ahogué en una depresión y hoy estoy acá, conocí peor la droga y sentí que mi vida ya no tenía rumbo", comentó.

Encontró una nueva salida, "me estaba tirando al abandono y no le daba nada de valor a la vida. Hasta que conocí la Comunidad Terapéutica. Jamás en mi vida tuve la atención de un profesional como lo tengo acá. Yo tenía mis pensamientos muy cerrados, me cuesta contar mis problemas y siempre sólo pensaba en mí. Tenía una actitud egoísta pero acá todos me enseñaron muchos hábitos y límites. Yo cometía muchos errores, los pude reconocer y aprender de ellos para ser una mejor persona en mi vida", añadió.

En ese sentido, remarcó que "el objetivo que me propuse es ser una nueva persona y lo estoy tratando de cumplir. En este lugar tengo de meta no rendirme y no decaer. Quiero seguir con mis estudios cuando salga de acá, quiero ser alguien en la vida".

Su mensaje a otros jóvenes que se encuentran inmersos en adicciones es el siguiente: "A los chicos que están en la calle y hundidos en la droga les quiero transmitir que busquen ayuda y le den un valor a la vida. No todos está perdido, siempre hay alguien que los quiere ayudar a cambiar el pensamiento y salir adelante".

No ser el de antes

Por su parte, Daniel de 25 años sostuvo que "mi vida fue siempre andar en la calle, siempre consumí drogas y me dediqué a delinquir. De los 11 años que viví esa vida. Cuando caí preso tomé la decisión de venir a la comunidad y estoy muy agradecido con ellos".

Asimismo afirmó que "me puse la meta de ser yo mismo, ponerme una meta, dejar las adicciones y no ser más el Daniel que era antes. Quiero ser alguien nuevo, acá formamos una familia, siempre están para ayudarme cuando tengo algún bajón".

"Quiero tener una familia, trabajar, dejar la vida de la delincuencia atrás y proyectarme en mí, pensar en mí como antes no lo hacía. Quiero ser alguien en la vida, demostrarle a la gente que cambié", dijo.

Finalizó enunciando que "cuando alguien cae en una adicción piensa que todo está perdido y que no se puede salir, pero si se puede. Hay que pedir ayuda y hablarlo, no encerrarse en uno mismo".

“Las drogas me están matando”

ESPECIALISTAS / DICTAN SU TALLER EN LA COMUNIDAD TERAPÉUTICA. 

“Antes era una persona muy maldita, rencorosa y muy sufrida por todo eso. Busqué una salida con las drogas y desde que estoy en la Comunidad Terapéutica siento un cambio muy grande. Me siento bien y con otra mente, me ayudan mucho”, manifestó Isaac de 23 años, otro de los internos entrevistados.
En la Comunidad Terapéutica encontró otra cosa, “me gusta mucho que acá me escuchan y por primera vez en mi vida le tengo confianza a alguien para contarles mis problemas. Lo que más quiero es dejar la droga, porque me está matando por fuera y por dentro. Quisiera ser otra persona, todos tenemos un propósito en nuestras vidas”, agregó.
Por otra parte, Miguel Ángel de 21 años, indicó que “hace poco estuve recordando las situaciones por las que pasé; mi vida antes de caer preso era muy solitaria, drogas, alcohol sin límites. Nadie me decía que no haga eso o que me iba a hacer mal. Llegaba a cualquier hora a mi casa, era rebelde con mis padres. Mi papá era alcohólico y por eso no tenía un referente, mi mamá andaba detrás de él”. 
Dejó el estudio y “trabajaba sólo para tener plata para drogarme. Entrar acá (Comunidad Terapéutica) fue muy difícil, cuando caí preso conocí a Cristo y me volví creyente. Me costó entrar acá por mi ideología pero me fui dando cuenta que ellos nos ayudan mucho, me sentí incómodo en contar las cosas que me dolieron de chico”, aseguró.

Amarse más y ayudar

Miguel Ángel también señaló que “todo lo que me pasó lo guardé tanto que era muy difícil contarlo. Ahora me siento adaptado. Para el día de mañana mi objetivo personal es amarme más y valorar lo que soy. Me di cuenta que toda mi vida no me valoré, siempre me odié”. 
Finalizó diciendo que “quiero ayudar también a los jóvenes que no conocen la parte buena de uno mismo, yo no le encontraba sentido a mi vida. A los chicos que están mal les digo que abran los ojos y se empiecen a valorar, todos tenemos un talento que no lo vemos cuando estamos en esa rebeldía”.