¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

18°
7 de Mayo,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

"Viene de la herencia de los abuelos y tatarabuelos"

La ceramista de Casira lleva varias generaciones con el oficio. Andrea Mamaní vive en Palpalá y allí crea piezas durables.
Domingo, 08 de marzo de 2020 01:03

Con el oficio heredado, Andrea Mamaní trajo sus conocimientos de Casira, departamento de Santa Catalina para crear cerámica. Con ellos fabrica a diario piezas cerámicas para ornamentación y utilitarios de esos que define "para toda la vida". Actualmente vive en Palpalá y desde allí produce piezas que se comercializan en el Paseo de los Artesanos.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Con el oficio heredado, Andrea Mamaní trajo sus conocimientos de Casira, departamento de Santa Catalina para crear cerámica. Con ellos fabrica a diario piezas cerámicas para ornamentación y utilitarios de esos que define "para toda la vida". Actualmente vive en Palpalá y desde allí produce piezas que se comercializan en el Paseo de los Artesanos.

"Desde chiquita mi mamá trabajaba con cerámica, y todos nosotros trabajamos en eso, mis tíos, mis hermanos. Viene de la herencia de abuelos, tatarabuelos, viene de generación en generación", relató Andrea recordando a su madre Cesárea Cruz y desde su humilde casa del barrio 18 de Noviembre de Palpalá.

Con su casa aún en construcción y un horno de barro adherido al que utiliza para cocer la cerámica, hizo de su hogar su lugar de trabajo. Mientras cuenta, manipula sus elementos de trabajo, una pesada laja que le sirve de base para cada creación, y varias herramientas de madera, algunos útiles para detalles y un recipiente con agua.

El color del material no es el típico de la arcilla colorada de la Quebrada, sino más claro y amarronado, y es que se trata de un material que sirve para hacer las ollas y recipientes utilitarios de larga duración. Con ellos se puede cocinar, inclusive en el horno, o como ella misma utilizaba en ese momento, al fuego y con perfumadas humitas.

Eran para la familia, y es que tiene cuatro hijos, aunque sólo uno, Daniel, aprendió el oficio. "Pero cuesta", aseguró un tanto resignada y explicó que lo dejó porque se dedicó a estudiar y a trabajar. No obstante, tiene la satisfacción de poder enseñar a través de cursos.

ANDREA MAMANÍ / CERAMISTA DE CASIRA QUE SIGUE LA TRADICIÓN DESDE PALPALÁ.

Sucede que el proceso es diferente de acuerdo al material y al uso. Eso significa comenzar buscando la veta y si la arcilla es buena se lava, y se convierte en una "barbotina", es decir mezcla líquida que se cuela y luego se coloca en una sábana vieja para continuar escurriendo el agua en un cajón. El proceso dura un mes, y recién se puede utilizarla para dar forma a una pieza.

Otro de los materiales que usa es la "pirca" o laja molida, que luego se zarandea y queda como harina, luego se amasa y se genera una pasta que es útil para piezas para cocinar.

"Si querés que las ollas te duren años, tenés que preparar la masa y luego hacerla reposar un año. Después de ese tiempo recién se puede levantar la pieza y se puede poner al fuego todos los días y no se fisura", explicó. Sucede que hay que quitarle el salitre y la cal que tienen originalmente ya que de usarla así podría reventar en el horno.

Es que aseguró que la clave de la duración de esas ollas es el proceso de reposo que debe tener la masa, que luego de amasar se debe cubrir con un plástico de modo que no le entre aire. De esa forma, la masa pasa por varios estadíos hasta que se hace elástica y maleable para darle diversas formas.

Otra de las claves en el proceso de elaboración, y que garantizan su durabilidad es hacer una cocción de más de 1.000 grados centígrados.

Para eso se utiliza la pirca, que se consigue en La Quiaca y la comercializan en esta capital para los artesanos. También se consigue el otro tipo de arcilla en Perico, y en Palpalá que le es de mucha utilidad.

“Yo no uso molde, hago a pulso, bien sellado”

CERAMISTA / ANDREA MAMANÍ APRENDIÓ LOS SECRETOS DE LA CERÁMICA DE SU FAMILIA Y LO PRACTICA DESDE NIÑA.

Explicó que en el paseo de la calle Urquiza todos hacen cerámica, la mayoría del Norte. “Si se fisura o pierde agua, no es que está mal hecho sino que hacen en molde y tal vez no se une bien. Pero yo no uso molde, yo hago a pulso, bien sellado. Para darte cuenta hay que raspar con la uña, se tiene que gastar, y si se pasa la uña y se va cavando la pieza es porque no está bien cocida la pieza”, precisó la ceramista puneña Andrea Mamaní.

De hecho, recordó que se pueden ver las macetas cuando se descascaran que es cuando comienzan a mostrar signos de no haber sido bien cocidas. 
“Yo doy con garantías porque yo hago”, aclaró sobre la calidad de sus productos asumiendo que hay mucha competencia. De hecho, estimó que se puede usar en el horno y por experiencia explicó “si lo uso con un pollo y lo tapo con aluminio sale doradito”, aseguró Mamaní.

Es su pareja, José Condorí, quien se encarga de la comercialización en el puesto 52 del Paseo de los Artesanos y tienen clientes que ya los eligen porque conocen de la calidad de sus piezas, cuyos detalles supo aprender de varias generaciones, al igual que sus doce hermanos. Todo lo transmite en el curso que dicta gratuitamente en el SUM del barrio Martijena de Palpalá los lunes, martes y miércoles, desde las 14.