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La adaptación de la industria textil es clave

Camisolines, cofias, cubrebocas y barbijos, entre los productos que más se requieren para esta pandemia.

Viernes, 17 de abril de 2020 01:03

La atención médica a los infectados por coronavirus debe realizarse con un equipo de protección especial considerado como un "insumo crítico" escaso a nivel global, lo que en Argentina comenzó a traducirse en una adaptación de empresas textiles para compensar esos faltantes.

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La atención médica a los infectados por coronavirus debe realizarse con un equipo de protección especial considerado como un "insumo crítico" escaso a nivel global, lo que en Argentina comenzó a traducirse en una adaptación de empresas textiles para compensar esos faltantes.

De la correcta dotación de camisolines, cofias, cubrebocas y barbijos depende que los profesionales más expuestos no se conviertan en víctimas del virus, algo que se ha rastreado reiteradamente desde que comenzó la pandemia.

Durante una teleconferencia realizada ayer con los titulares de las carteras sanitarias provinciales, el ministro de Salud, Ginés González García, comentó que se reforzó "la capacidad productiva del país (...) para tener recursos de forma masiva para ser distribuidos entre todas las provincias".

En ese sentido, para responder a los requerimientos que puedan sobrevenir en las próximas semanas, además de las empresas tradicionales que abastecen de esos productos al sistema, una parte de la industria textil comenzó a adaptar sus establecimientos y a formalizar protocolos de trabajo.

Desde la fundación Pro Tejer, entidad que nuclea a 100 actores de la industria textil, confirmaron que ya se está trabajando en un pool de 30 empresas confeccionistas y que estiman poder producir unos 150.000 kits por semana de camisolín, tapabotas y cofias, cerca de 600.000 equipos por mes.

"Son empresas importantes, que tienen robots de corte en talleres propios, con todas las condiciones que corresponden según las muestras que envió el Ministerio de Salud", explicó a Télam el secretario de Pro Tejer, Luciano Galfione.

Sin embargo, no todo el sector textil -que atraviesa una crisis de larga data- puede sumarse. Y, en otros casos, los empresarios se debaten en "un cálculo de estrecho costo-beneficio".

En ese sentido, desde la Cámara industrial Argentina de la Indumentaria comentaron a Télam que del porcentaje que podrían encarar la reconversión solo unos pocos lo hacen dado que "es difícil conseguir las habilitaciones, preparar las instalaciones, los protocolos y tramitar los permisos de tránsito para los trabajadores, entre otros puntos".

Galfione, en cambio, reconoció dos limitaciones alternas: "Se podría producir más, pero los proveedores de materia prima son limitados".

Sin contar a empresas grandes que están haciendo inversiones de cientos de miles de dólares para adquirir máquinas automáticas, el pool antes mencionado prevé apostar entre 40 y 50 millones de pesos que van a invertirse en el circuito operativo.

Convocan a donar sangre para investigación

El Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Sida (Inbris), que depende del Conicet y de la UBA, convoca a personas que tengan o hayan tenido Covid- 19 a donar muestras de sangre para avanzar en investigaciones científicas sobre este coronavirus y la enfermedad. Las muestras de sangre serán destinadas al Biobanco de Enfermedades Infecciosas (Bbei) y puestas a disposición de la comunidad científica para proyectos de investigación que ayuden a conocer, prevenir y combatir el virus. El Biobanco es confidencial, gratuito y sin fines de lucro y los donantes voluntarios se pueden contactar a través del correo co [email protected] o del teléfono 01126487664.

Gabriela Turk, investigadora del Conicet y del Inbris, dijo a Télam que “la idea es formar un biobanco que sirva para investigaciones futuras, se almacenan todas las muestras a disposición de futuros proyectos de investigación que requieran muestras humanas”. “Es importante destacar que estas muestras se van a preservar con los más altos estándares de calidad y van a estar adjuntadas a la historia clínica del donante, lo que las vuelve un insumo valioso para cualquier investigación, como por ejemplo el desarrollo de kits de diagnóstico”, agregó. “La extracción que se les hace a los donantes es de 40 mililitros, que son más o menos cuatro cucharadas, de allí se separan el plasma, el suero y las células, y eso da material suficiente para varias investigaciones”, completó Turk. El Inbris brindará a los donantes la información para coordinar la visita, tomando todas las medidas sanitarias.