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En el Edificio "9 de Julio" hay mascotas adoptadas

Una veintena de perros y gatos conviven en las instalaciones, por la compasiva crianza de los trabajadores municipalesSon parte de la familia laboral, a los que cuidan y los animales retribuyen gesto. Los alimentan y los abrigan con saquitos.
Jueves, 13 de agosto de 2020 01:00

En un momento en que el abandono de mascotas en el mundo es una realidad, hay otra faceta de generosidad que se mantiene por más de una década pese a la emergencia. Con calidez humana, empleados municipales del Edificio "9 de Julio" le dan cobijo y comida a diario al menos a una veintena de mascotas, entre perros y gatos abandonados.

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En un momento en que el abandono de mascotas en el mundo es una realidad, hay otra faceta de generosidad que se mantiene por más de una década pese a la emergencia. Con calidez humana, empleados municipales del Edificio "9 de Julio" le dan cobijo y comida a diario al menos a una veintena de mascotas, entre perros y gatos abandonados.

Quizás por un deseo ya superado de tener una compañía o la imposibilidad de asumir la obligación que supone estar a cargo de un animal, muchos jujeños han optado por el "sencillo" acto de desapego, el abandono de sus mascotas. A diferencia de ellos, la humanidad de los empleados no permitió que ese acto significara el fin de la existencia de los canes y gatos, algunos abandonados desde cachorros y adrede.

"Son varios perros. Pitufina es la que está luciendo un saquito, también está Colita, Homero que está donde están los vehículos demorados, donde le dan de comer. Y hay otro en la entrada de la calle Oscar Orías, una perrita abandonada de gente que vino hacer el carné y perdió de vista a sus dueños y se quedó. Son todos abandonados", explicó una de las empleadas, Pato.

Pero son muchos los empleados y diversos los sectores que aportan su granito de arena y traen comida. Una de ellas trae un tupper con sopa, otra de las empleadas les trae pucheros, pollo o carne en una bolsa, y se suma un vecino que pasa tirándoles un puchero al pasar y los canes se les acercan, y otro vecino los atrae a su portal para darles algo.

"La más coqueta es Pitufina, tiene un saquito que les hago con la ropa que los mismos empleados traen para abrigarlos, tiene más de 12 años", recordó. Otra de ellas es Colita, bautizada así porque no tiene colita. Algunos comían de la panadería, y otros por las vendedoras en el ingreso antes de la pandemia.

"Cuando empezó la pandemia éramos pocos los que les dábamos de comer, y fui a decirle a los empleados que la gente que les daba ya no está, para que todos colaboren porque son los perritos que cuidan a la noche, nos acompañan", dijo.

Otra de las mascotas itinerantes es Gringo, que viene a la hora de comer, se queda el fin de semana, cuida y se va. Homero es otro de los canes, es negro, acompaña y cuida al sector de "vehículos demorados" y allí lo alimentan.

En otro taller, tienen gatos como mascotas, y una de las oficinas un Gringo, al que sacan al salir para que no ensucie. "Es que acá nadie les pega. Entonces se terminan pegando", afirmó, y destacó que la mayoría ronda los diez años.

El abandono fue intencional. Algunos llevan a los gatos en cajas, otros los atan y se cree que es porque saben que podrían volver solos a su hogar. Paradójicamente en el lugar también funciona la canilera donde se brinda un servicio de vacunación para que los dueños, conscientes, puedan inmunizarlos, llamando por un turno al 4020139.

 

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