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5 de Mayo,  Jujuy, Argentina
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"Debemos llevar ánimo a quienes sufren con la pandemia"

Fernández indicó que el Covid trajo dolor, forzada separaciones y un aumento escandaloso de pobreza e indigencia.
Sabado, 07 de agosto de 2021 01:02

En su homilía en la misa pontifical celebrada ayer, por la patronal en honor a San Salvador, el obispo César Daniel Fernández manifestó que en este tiempo de pandemia se debe llevar palabras de ánimo por el dolor de la enfermedad, la pérdida de seres queridos, las forzadas separaciones, el cierre de fuentes laborales y "el aumento escandaloso de los índices de pobreza y de indigencia que no dejan de crecer mes a mes".

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En su homilía en la misa pontifical celebrada ayer, por la patronal en honor a San Salvador, el obispo César Daniel Fernández manifestó que en este tiempo de pandemia se debe llevar palabras de ánimo por el dolor de la enfermedad, la pérdida de seres queridos, las forzadas separaciones, el cierre de fuentes laborales y "el aumento escandaloso de los índices de pobreza y de indigencia que no dejan de crecer mes a mes".

 

"Los 2/3 de la humanidad están sumergidos en el abandono del egoísmo y la indiferencia de quiene cultivan el sálvese quien pueda"

Además de la patronal, Fernández celebró ayer nueve años como obispo de Jujuy, los 90 años de declaración como Monumento Histórico Nacional de la Catedral y los 46 años de ordenación sacerdotal de Germán Maccagno, a quien felicitó.

 

Cabe apuntar que finalizada la misa pontifical, en nombre del Papa Francisco se impartió la bendición con indulgencia plenaria a todos los presentes que se confesaron y recibieron la sagrada comunión.

En su mensaje, Fernández manifestó que la celebración al Santísimo Salvador, también patrono de la Diócesis de Jujuy, coincide con el misterio de la transfiguración del Señor, que es como una palabra de ánimo, de aliento, porque se manifiesta la gloria de Jesús y se anticipa lo que será después de la muerte, su victoria sobre la cruz. "La tradición cristiana, los grandes seguidores de Jesús nos han enseñado que no quitemos los ojos de Jesús porque él es el principio inspirador de nuestro ser y de nuestro hogar. Mirémoslo hacer, vivir, amar, pastorear, mirémoslo continuamente para sacar de allí inspiración para una vida cristiana".

"Pidamos para todo nuestro pueblo poder contemplar a Jesús con toda su belleza y majestad, a fin de disipar las dudas, las tristezas, la desolación, y el escándalo de la pasión, del sufrimiento que se manifiesta de diversas formas en nuestra vida personal. Particularmente, como les decía, hoy queremos mirarlo para que podamos nosotros llevar una palabra de ánimo y de consuelo a los que más sufren con la pandemia que azota al mundo. Ha pasado casi un año y medio desde que este flagelo se hizo sentir entre nosotros con toda su crudeza, dejándonos secuelas de sufrimiento y dolor por la enfermedad, por la pérdida de nuestros seres queridos, por la angustia de las forzadas separaciones y las despedidas que no pudieron ser. Por la pérdida de fuentes laborales, y el aumento escandaloso de los índices de pobreza y de indigencia que no dejan de crecer mes a mes".

Al mismo tiempo Fernández señaló que "la pandemia ha desnudado la crudeza de un sistema económico injusto, que sumergió aún más a quienes menos tienen y que alejó del horizonte la satisfacción de sus más elementales y mínimas necesidades a casi la mitad de nuestro pueblo. Así, esa mitad está sufriendo la pobreza y la indigencia. Sabemos que muchos chicos, 6 de cada 10, son pobres. Quienes tienen las enormes responsabilidades para torcer esta situación no solo en nuestra patria sino en el mundo entero, parecen no atinar a ponerle remedio, o no querer hacerlo, con la lógica de la concentración de los recursos, de las riquezas de unos pocos", dijo.

Fernández y su alegría de poder servir


En diálogo con este diario, Fernández indicó que en esta difícil realidad por la pandemia, “ante la mirada del Santísimo Salvador, nos volvemos a la historia. Nos volvemos a pensar en aquellos que pusieron su fundamento para la convivencia de este poblado reciente en su tercera fundación. Que realmente podamos tener esa fe que ellos tuvieron, porque también esos eran tiempos difíciles y audaces para largarse a establecerse aquí, pero ese lunes de Pascua, con toda la fuerza de la Resurrección de Jesús han querido encontrar en Cristo ese apoyo, esa esperanza, esa compañía tan necesaria para edificar la vida.

Así que a Él le pedimos por los que sufren, por los que en este año y medio tan largo de pandemia todavía lloran la pérdida de un ser querido, han perdido las fuentes laborales, han caído muchas veces en angustias, en tristezas, en desconsuelo por la separación de sus seres queridos. A todos ellos los hemos tenido presentes y esperemos que la cercanía del Salvador les traiga consuelo”.


En cuanto a sus nueve años como obispo, señaló que “es un día de mucha gratitud. Decía que pronto, el 1 de septiembre, hará diez años que llegué a Jujuy en vida de monseñor (Marcelo) Palentini, también para acompañar ese último tramo de su vida, poder aprender muchas cosas de él. Así que agradecido de toda una década que va dejando muchos recuerdos hermosos y la alegría de poder servir y encontrar tanto bien en medio de este pueblo”.
Finalmente, indicó que uno de sus anhelos “es hacer de esta ciudad, una fraternidad”.
      

“Renovemos nuestra vida”


El obispo Fernández señaló también que “con los ojos iluminados por la luz de Jesucristo resucitado, renovemos hoy en este día, frente al Santísimo Salvador, nuestra vida, nuestra vocación y misión como Iglesia y como cristianos. Y puesto frente al Santísimo Salvador digamos no sólo por nosotros, sino que hoy pongamos en su corazón, todos los dolores y sufrimientos de los hermanos.

Los que conocemos y los que no conocemos, los dolores nuestros, de los cercanos y de los alejados. Los dolores más hondos de los que perdieron la esperanza. Pidamos por los que ya se cansaron de pedir, o no saben a quién más pedir. Por todos y por cada uno de nosotros. Salva a tu pueblo Señor, y bendice tu heredad”, finalizó.