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El Frente de Todos va en búsqueda de los indecisos

Domingo, 08 de agosto de 2021 01:03

Tras varios meses consecutivos de caída en las encuestas, el presidente Alberto Fernández logró frenar esa tendencia y estabilizar su índice de aprobación, pese a los múltiples problemas económicos, sanitarios y sociales que aquejan cotidianamente a su Gobierno. A poco más de un mes de las elecciones primarias, el gran interrogante es si el oficialismo -que arranca primero según todos los sondeos- podrá seducir a un porcentaje de la gran cantidad de indecisos que terminarán definiendo la contienda.
¿Qué tiene preparado el Frente de Todos para lograr ese cometido? La estrategia apuntará a partir de ahora a moderar ciertas posturas para atraer a votantes de centro que habían apostado por Alberto Fernández y quedaron desencantados por la injerencia de Cristina Kirchner. No es casualidad que el presidente se haya reunido con el secretario de Estado norteamericano en medio de las versiones sobre un alineamiento con Rusia y China. Tampoco es casual que Cristina haya anunciado que usará los 4.300 millones de dólares que transferirá el Fondo Monetario para pagar deuda al propio Fondo Monetario. La decisión es dejar de convencer a los convencidos para evitar que los indecisos se vayan para la oposición. 
En el Instituto Patria admiten por lo bajo que tienen tres objetivos primordiales para esta elección: sacar el cuarenta por ciento de los votos a nivel nacional, superar el 42 por ciento en la provincia de Buenos Aires y, sobre todo, alcanzar el quórum propio en la Cámara de Diputados. El “poroteo” que realizan los arquitectos electorales de Cristina es que el Frente de Todos estaría a sólo seis bancas de tener la mayoría en la Cámara baja con la ayuda de algunos aliados, y a diez, sin contar con el voto de ellos. Teniendo en cuenta que los diputados que se renovarán son los de la elección de 2017, donde a Juntos por el Cambio le fue mejor que al kirchnerismo, se podría decir que Cristina está en las puertas de manejar a todo el Congreso. 
Los objetivos planteados por el comando de campaña podrían verse facilitados por la dispersión opositora y por los fondos públicos que se volcarán durante los meses de campaña. Ya se sabe que habrá un aumento de la emisión monetaria, un nuevo incremento para los jubilados de entre el 12 y el 13 por ciento, mayores salarios para los gremios y subsidios directos para los desocupados. Además, se profundizará el control de cambios para evitar disparadas del dólar que puedan elevar aún más la expectativa inflacionaria para este año y continuarán congeladas las tarifas de los servicios públicos y el precio de los combustibles. 
“La economía será clave y nosotros tenemos que salir a mostrar todo lo que se avanzó en materia industrial e informar que hay sectores específicos que ya están trabajando con cierta normalidad en su facturación”, señaló ayer a este diario un operador kirchnerista todoterreno que pidió reserva de su identidad.
En el comando de campaña del oficialismo, conducido por el consultor político Juan Courel, buscan instalar que los efectos negativos de la pandemia ya quedaron atrás y que ahora se vienen tiempos de buenas noticias. Sólo esta semana anunciaron la combinación de vacunas, la llegada de las dosis de Cansino, la ampliación del cupo para los varados en el exterior y un ablandamiento de las reuniones sociales. La idea es clara: convencer a los votantes de que la recuperación de la normalidad está a la vuelta de la esquina y que los esfuerzos de la cuarentena no fueron en vano.
Pese a los consejos para dejar a Mauricio Macri afuera de la campaña electoral del Frente de Todos, hasta el momento casi ninguno de los candidatos, ministros o el mismo Presidente se hicieron eco de ello. La “herencia macrista” está en cuánto discurso se emite desde las filas del oficialismo. 

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Tras varios meses consecutivos de caída en las encuestas, el presidente Alberto Fernández logró frenar esa tendencia y estabilizar su índice de aprobación, pese a los múltiples problemas económicos, sanitarios y sociales que aquejan cotidianamente a su Gobierno. A poco más de un mes de las elecciones primarias, el gran interrogante es si el oficialismo -que arranca primero según todos los sondeos- podrá seducir a un porcentaje de la gran cantidad de indecisos que terminarán definiendo la contienda.
¿Qué tiene preparado el Frente de Todos para lograr ese cometido? La estrategia apuntará a partir de ahora a moderar ciertas posturas para atraer a votantes de centro que habían apostado por Alberto Fernández y quedaron desencantados por la injerencia de Cristina Kirchner. No es casualidad que el presidente se haya reunido con el secretario de Estado norteamericano en medio de las versiones sobre un alineamiento con Rusia y China. Tampoco es casual que Cristina haya anunciado que usará los 4.300 millones de dólares que transferirá el Fondo Monetario para pagar deuda al propio Fondo Monetario. La decisión es dejar de convencer a los convencidos para evitar que los indecisos se vayan para la oposición. 
En el Instituto Patria admiten por lo bajo que tienen tres objetivos primordiales para esta elección: sacar el cuarenta por ciento de los votos a nivel nacional, superar el 42 por ciento en la provincia de Buenos Aires y, sobre todo, alcanzar el quórum propio en la Cámara de Diputados. El “poroteo” que realizan los arquitectos electorales de Cristina es que el Frente de Todos estaría a sólo seis bancas de tener la mayoría en la Cámara baja con la ayuda de algunos aliados, y a diez, sin contar con el voto de ellos. Teniendo en cuenta que los diputados que se renovarán son los de la elección de 2017, donde a Juntos por el Cambio le fue mejor que al kirchnerismo, se podría decir que Cristina está en las puertas de manejar a todo el Congreso. 
Los objetivos planteados por el comando de campaña podrían verse facilitados por la dispersión opositora y por los fondos públicos que se volcarán durante los meses de campaña. Ya se sabe que habrá un aumento de la emisión monetaria, un nuevo incremento para los jubilados de entre el 12 y el 13 por ciento, mayores salarios para los gremios y subsidios directos para los desocupados. Además, se profundizará el control de cambios para evitar disparadas del dólar que puedan elevar aún más la expectativa inflacionaria para este año y continuarán congeladas las tarifas de los servicios públicos y el precio de los combustibles. 
“La economía será clave y nosotros tenemos que salir a mostrar todo lo que se avanzó en materia industrial e informar que hay sectores específicos que ya están trabajando con cierta normalidad en su facturación”, señaló ayer a este diario un operador kirchnerista todoterreno que pidió reserva de su identidad.
En el comando de campaña del oficialismo, conducido por el consultor político Juan Courel, buscan instalar que los efectos negativos de la pandemia ya quedaron atrás y que ahora se vienen tiempos de buenas noticias. Sólo esta semana anunciaron la combinación de vacunas, la llegada de las dosis de Cansino, la ampliación del cupo para los varados en el exterior y un ablandamiento de las reuniones sociales. La idea es clara: convencer a los votantes de que la recuperación de la normalidad está a la vuelta de la esquina y que los esfuerzos de la cuarentena no fueron en vano.
Pese a los consejos para dejar a Mauricio Macri afuera de la campaña electoral del Frente de Todos, hasta el momento casi ninguno de los candidatos, ministros o el mismo Presidente se hicieron eco de ello. La “herencia macrista” está en cuánto discurso se emite desde las filas del oficialismo. 

La oposición

En ese contexto, la imagen positiva de Horacio Rodríguez Larreta, el principal candidato a presidente de Juntos por el Cambio, comenzó a descender lentamente entre las preferencias de los electores, luego de ser el promotor de una interna que amenaza con minimizar las chances electorales de ganarle al kirchnerismo. 
Más allá de esos movimientos en los sondeos de opinión, el jefe de Gobierno porteño continúa siendo el dirigente político del país con mayor diferencial positivo, aunque los especialistas en comunicación política se preguntan si eso continuará con una eventual victoria de Facundo Manes en la provincia de Buenos Aires. Hoy por hoy, Diego Santilli estaría imponiéndose en esa interna por unos ocho puntos de diferencia, aunque las proyecciones le dan mayor posibilidad de crecimiento al candidato radical que al del PRO, que viene de cambiar su domicilio de la Ciudad a la provincia de Buenos Aires. 
Una alta fuente de Juntos por el Cambio reveló ayer a El Tribuno que “sólo con la crítica al Gobierno no alcanzará para ganar las elecciones”, y agregó que “el principal desafío de la coalición es demostrarle a la sociedad que el fracaso económico de Mauricio Macri no volvería a repetirse” si vuelven a gobernar. Hasta ahora, esa premisa no tuvo mucha incidencia en el electorado probablemente por la ausencia de propuestas superadoras para bajar la inflación, el desempleo y la pobreza. 
La interna entre el PRO y la UCR empieza a mostrar una fragilidad interna que hasta ahora no se había exhibido en Juntos por el Cambio. Los radicales están decididos a marcar diferencias con el macrismo para ser más competitivos en septiembre pero sobre todo en 2023, donde se juega la presidencia y la renovación de las gobernaciones. 
En el caso de Manes llama la atención la poca presencia mediática que tiene en los medios de comunicación más cercanos a Macri y Larreta, en donde abundan los candidatos de María Eugenia Vidal y Santilli. Ese presunto bloqueo mediático le está poniendo un freno a la visibilidad del neurocientífico.