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Hay que comprender que la vida real no es un videojuego

Martes, 01 de noviembre de 2022 01:02

Por AMILCAR MATOSIAN, Escritor, conferencista y pastor.

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Por AMILCAR MATOSIAN, Escritor, conferencista y pastor.

Estaba cómoda la panza, ¿no? Pero había que salir. La vida es un continuo pasar de nivel, con todo lo que eso implica. Estamos destinados a crecer.

La gestación es maravillosa, conectados a nuestra madre por el cordón umbilical, somos alimentados y recibimos el oxígeno para crecer semana tras semana. Cuando nacemos, pasamos a otro nivel. Ya fuera del útero y desconectados del cordón, somos unas criaturas pequeñas, completamente dependientes de los adultos. Luego somos niños. Después pasamos por la adolescencia. Entonces viene la juventud, la adultez y al final de todo, la tercera edad.

El crecimiento físico es inevitable, lo que si podemos evitar es asumir las responsabilidades y las consecuencias de nuestras decisiones cuando alcanzamos la mayoría de edad.

El Dr. Dan Kiley definió al Síndrome de Peter Pan en su libro homónimo, luego de un tiempo de investigación y observación a los adultos que se comportaban eternamente como niños. Llamo a este fenómeno como el personaje de las películas de Disney, debido a Peter nunca crece en el país de nunca jamás, sino que permanece joven por siempre. Así les pasa a estos adultos que tienen aspectos de responsables, pero siguen viviendo funcionalmente como niños o adolescentes. Aquilino Palaino-Llorente lo describe de esta manera. El perfil psicológico que caracteriza a estas personas es el siguiente: jóvenes y adolescentes varones -de muy variada edad- que se experimentan como inadaptados socialmente y casi siempre andan más ocupados de la auto exaltación de su propio ego que de establecer y satisfacer los necesarios compromisos con los demás. Hay en ellos miedo al compromiso y miedo a la libertad. Y, sin embargo, se fingen como adultos maduros, aunque, en realidad, se comportan como niños malcriados. Como si se hubieran cristalizado en una etapa adolescente, en la que fuera imposible progresar, resultan incapacitados para autocomprenderse, amarse y creer en sí mismos.

íNo seas uno de ellos! Crezcamos parejo, tanto en la biología como en el interior, asumiendo responsabilidades, comprometiéndonos con la vida, tomando decisiones y aceptando las consecuencias. Todos los que nacimos con videojuegos corremos el riesgo de creer que la vida real tiene las mismas reglas. En la vida física no podemos cambiar el nivel de dificultad o volver a arrancar sin costos ni consecuencias. En el mundo físico las cosas son más complejas y difíciles que en el virtual, por eso hay que entrenar y esforzarse más.

Lo cierto es que hay una realidad digital y otra física. La física es donde se come de verdad y es real. La otra es una ilusión, un juego donde no divertimos y aprendemos. No estoy diciéndote que la realidad virtual, los videojuegos sean malos. Lo que te digo es que, si queremos trasladar los mismos parámetros de la virtualidad a la realidad, nos frustraremos con facilidad. íRecuerdo como me gustaban los videojuegos! Pasaba horas con ellos. Es un invento maravilloso, siempre y cuando no condicione tu vida real. En la vida real vas a tener que esforzarte, disciplinarte. La vida no siempre te premiará tan rápido. Vas a tener que ser paciente. En la vida habrá consecuencias. Anticípate a ellas. No es malo crecer, al contrario, la ley de Dios así lo determinó.

Es bueno cerrar bien los ciclos para poder empezar los nuevos con mayor ímpetu.

Mientras crecemos, vamos abrazando desafíos más complejos que requieren una ingeniería más sofisticada, lo que implica mayor dedicación y esfuerzo. Si no tienes disciplina, puedes olvidarte de los trofeos, puedes olvidarte del éxito. Hay que tener la disciplina de trabajar duro, la disciplina de seguir adelante incluso cuando duele, porque la vida no te da lo que quieres, sino lo que mereces. No te detengas nunca, aun cuando parezca que no hay esperanza. Cuando duela, sigue trabajando duro, vence el dolor. Cuando no veas los resultados, se paciente. Se fuerte, mantente disciplinado y llegara tu momento.

Pelea por alcanzar tu propósito. Todos tenemos una misión específica. No te fijes en tus recursos actuales o capacidades. Camina hacia tu vocación, y todo se te irá añadiendo en el camino.

Pelea en la realidad, usa la tecnología, divertite, aprende. Pero ten en cuenta que en el único lugar donde se come de verdad es en la realidad. El mundo físico tiene otras reglas. Esforzate. Sé valiente. Dios va con vos.

La Fundación Luz de Vida trabaja fuertemente en "educar, prevenir y restaurar" a través de escuela para padres, talleres, consejería y contención familiar. íContáctenos! Alvear 731, primer piso, oficina N°2. Comuníquese al 388-4544620, o ingrese a nuestra página de Facebook: Fundación Luz de Vida. íEstamos para ayudarles!

(*) Amilcar Matosian es cofundador de Ministerio Ados e Ignovo.

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