La preparación espiritual para las fiestas de fin de año comienza a tomar forma con el inicio del Adviento y poco a poco el espíritu navideño se hace sentir con la aparición de los pesebres de niños adoradores. Mabel Castillo, fundadora del pesebre "El milagrito", es testigo de una obra que comenzó en su hogar del barrio San Pedrito y que ya se transformó en una tradición. El próximo 26, cumplirán su 21º aniversario y ya se preparan para celebrarlo.
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La preparación espiritual para las fiestas de fin de año comienza a tomar forma con el inicio del Adviento y poco a poco el espíritu navideño se hace sentir con la aparición de los pesebres de niños adoradores. Mabel Castillo, fundadora del pesebre "El milagrito", es testigo de una obra que comenzó en su hogar del barrio San Pedrito y que ya se transformó en una tradición. El próximo 26, cumplirán su 21º aniversario y ya se preparan para celebrarlo.
"Este año empezamos los ensayos con los chicos que forman parte de la banda de música en el mes de octubre. Era una vez a la semana. Se acercaron niños pequeños a tocar los redoblantes y como era época de clases tocaban dos horas y se iban", dijo Castillo a El Tribuno de Jujuy al ser consultada por los preparativos para estas épocas.
Los adoradores de diferentes edades comenzaron a ensayar el 8 de diciembre, "los chicos le dedican tres horas de cantos y adoraciones y una vez que pasemos a visitar a los hogares después de Navidad, hacemos cuatro o cinco visitas por día" dijo y sostuvo que "tratamos de no pasarnos de horario porque como son niños no nos gusta tenerlos de noche por la calle".
El pesebre ya tiene programada la agenda para realizar visitas entre el 25 de este mes y el 6 de enero. "La gente que nos conoce nos llama por teléfono y pide una reserva. Estamos agendando las fechas y definiendo horarios porque la gente quiere que vayamos a su casa a adorar", comentó. También prevén visitar el pesebre de la Virgen de Río Blanco y Paypaya.
El nombre "El milagrito" tiene un valor muy significativo porque nace a partir de un milagro ocurrido dentro de la familia Castillo y mantiene la tradición de adorar al Niño Jesús y convoca a una gran cantidad de niños. "Me genera mucha emoción. Hacemos lo posible por mantener la tradición porque actualmente veo que la familia se ha alejado de la iglesia y la tradición de las fiestas, entonces con esto queremos mantenerla. Nosotros tenemos adornos reciclables en el árbol navideño y al pesebre lo armamos entre todos", expresó emocionada.
El círculo familiar es muy importante para ella porque colaboran en todo. "Mi hija Yesica enseña quena, mi hijo Facundo llegará de Tucumán para tocar el redoblante en la banda. También está mi otra hija Guadalupe que se encarga de enseñarles a los adoradores los diferentes pasos y canciones. Mi esposo también está acompañando", añadió la fundadora al tiempo que aseveró: "Todos los ensayos los realizamos en la vereda. Ponemos unas vallas de seguridad para que los vehículos cuando pasen tengan cuidado y sepan que hay chicos".
Para cerrar, Mabel Castillo invitó a los chicos que alguna vez pasaron por el pesebre: "Sabemos que algunos ya están grandes, trabajan y tienen familias. Aquí hay instrumentos y si alguno quiere traer a sus hijos, nosotros tenemos la ropa. No les pedimos nada. Las puertas del pesebre están abiertas y los recibimos con los brazos abiertos". (Emiliano Saavedra)