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5 de Mayo,  Jujuy, Argentina
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Pascual García, editor de grandes de nuestra cultura, visitó Jujuy

Cultivó una profunda amistad con Andrés Fidalgo, quien lo vinculó con otros artistas de la época. Editó trabajos de Tomás Lipán, Máximo Puma, Domingo Zerpa, por citar algunos que llevan su sello.
Jueves, 29 de diciembre de 2022 01:03

Como un regalo inesperado del oficio a la pasión periodística, hace un tiempo, en su visita a Jujuy, pudimos conversar con Pascual García, a quien en principio presentaremos con el "editor del alma artística jujeña".

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Como un regalo inesperado del oficio a la pasión periodística, hace un tiempo, en su visita a Jujuy, pudimos conversar con Pascual García, a quien en principio presentaremos con el "editor del alma artística jujeña".

Propietario de "Profica", empresa gráfica que diseñaba e imprimía láminas, llevan el sello de García obras como la quinta edición de "Puya Puya" y "Abra Pampa", de Domingo Zerpa; trabajos de Tomás Lipán y Máximo Gregorio Puma, entre otros tantos.

Pero ese hilo que une al editor con Jujuy vine de mucho antes. Él mismo le pone un nombre propio, Andrés Fidalgo. Fue el escritor, abogado, juez, quien lo acogió en sus primeras visitas a nuestra provincia, donde ya tenía muchos amigos y cosecharía unos cuántos más, todos vinculados a la profundidad cultural de esta tierra.

Nacido hace 91 años en Olavarría, provincia de Buenos Aires, García emprendió el que quizás sea su último viaje, al menos a estas tierras, de las que se siente parte, por las semillas de amistad que sembró a lo largo de los años.

En pocos pero intensos días, conversó, brindó, fue, vino, estuvo. En ese trajín, se hizo un alto para conversar con El Tribuno de Jujuy, como si fuese un abuelo contándoles historias a sus nietos.

Con una elocuencia que sorprende por su edad, habla de filosofía, historia, abogacía, literatura, pintura, como si fuese un universitario cursando esas carreras.

"Siempre el hombre tiende a ir hacia los orígenes", expresó García y lo justifica contando que es descendiente de españoles, que estuvieron en las guerras. Desde esa raíz asume el mestizaje y vino a Jujuy a encontrarse con la historia de sus amigos, que quizás sea, su propia historia.

Cuán necesario fue el encuentro con García, hombre culto y locuaz. Transmisor de la historia, desde su definición, como ciencia que permite conocer el acervo cultural de la humanidad.

Discípulo y amigo de Kusch, García estudió ingeniería en Alemania y derecho en Argentina. Se define como una mezcla rara de personajes de fácil adaptación. Con todo ese camino andad manifiesta: "Detesto la palabra el hombre de mundo, porque este no es de ningún lado" y agrega: "El hombre es parte de la naturaleza. Nuestra cultura indígena está ligada a la naturaleza más que al pensamiento".

Por eso, admira la obra de Domingo Zerpa, quien a su entender, rescata una forma de decir, de hablar, distinta, la de los pueblos. Similares consideraciones reciben la poesía de Calvetti y del Churqui Choquevilca.

Las remembranzas de nombres, anécdotas y lugares necesitarían más de un ejemplar para describirlas tal cual, incluyendo gestos y digresiones de quien las cuenta, como si hubiesen sido ayer.

A medida que avanza el diálogo, la charla se torna más emotiva. Hay fotos sobre la mesa. El blanco y negro de ellas colorea momentos inolvidables. "Este es del día que enterramos a Pantoja", contó García y recordó, casi entre lágrimas, que "siempre que vine a Tilcara, me quedé en la casa de Medardo".

La memoria emotiva de García no tiene fin. Y así "los recuerdos más viejos vagan por la memoria" y aparece en los relatos su gran amigo, José María "El Kolla" Mercado, a quien recuerda como el que más hizo por la cultura de estas tierras.

Como saboreando un torrontés de esa época, la sonrisa se le hizo amplia y la voz melodiosa cuando entonó "ay clavelito blanco" y subrayó que "la obra del Kolla tiene cosas deliciosas".

En este viaje que realizó a Jujuy, acompañado del escultor y artista plástico Emilio José Moreno Chavarría, Pacual García buscó las raíces en los frutos. Se hospedó en la casa de Amancay Zerpa (hija de Domingo); tuvo encuentros con Nino y Rosario Gaspar, hijastros de Pantoja, con José Mercado, hijo del Kolla. Fue a la Quebrada, desanduvo historias, se reconoció en colores.

Para finalizar, un llanto contenido desde muchas historias anteriores se manifestó al ser consultado sobre con quien le hubiese gustado encontrarse en este viaje o revivirlo para hacerlo juntos y, bebiendo el vino amargo de las lágrimas, respondió: "A mi gran amigo El Kolla Mercado".

Cómo se generó su vínculo con nuestra provincia

Fue Andrés Fidalgo quien le transmitió lo que corría por las venas culturales de Jujuy, cuando “torrontés de por medio”, le hablaba de Tarja, un movimiento cultural que amalgamó plástica, títeres (Nely de Fidalgo los dirigía), teatro; literatura y que tuvo una obra, a modo de registro, que fue la revista “Tarja”. De ese movimiento participaron Domingo Zerpa, Galán, Tizón, Marcos Paz, Pellegrini, Gnecco, Onofrio.

Cuenta García que Tarja tiene como antecedente un movimiento de similares características, nacido en Tucumán y acaudillado por Lino Eneas Spilimbergo. Este convoca a Medardo Pantoja para ser parte en el área dibujo. Esa experiencia tucumana se traslada a Jujuy, con nombres tales como Busignani, Calvetti, Groppa, Fidalgo y Pantoja, dando forma al ya mencionado “Tarja”. De esos tiempos de entrecruces artísticos, García recuerda dichos de Fidalgo respecto a Pantoja, y entonces recita “los claveles de Tilcara son hechos hoja por hoja, el perfume lo da el viento y al color lo da Pantoja”. “Quizás los jujeños no tienen conciencia del movimiento cultural que se produjo con Tarja”, expresó Pascual García.