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“Nosotros hicimos todo para que mi nena se salve”

A Ludmila Illesc,a sus padres la acompañaron años por su leucemia. No logró superarlo, pero hicieron todo para tratarla
Miércoles, 27 de julio de 2022 01:00

Ludmila Illesca hubiera cumplido 18 años en estos días, pero pudo más la Leucemia que resistió desde los tres años con quimioterapia e internaciones. Tenía 12 años cuando hacían estudios para donarle médula ósea y su cuerpo no lo resistió. Sus padres Armando Illesca y Vanesa Condorí eran muy jóvenes y se abocaron íntegramente a su cuidado; hoy la recuerdan con la tranquilidad de haber hecho todo lo posible por su salud.

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Ludmila Illesca hubiera cumplido 18 años en estos días, pero pudo más la Leucemia que resistió desde los tres años con quimioterapia e internaciones. Tenía 12 años cuando hacían estudios para donarle médula ósea y su cuerpo no lo resistió. Sus padres Armando Illesca y Vanesa Condorí eran muy jóvenes y se abocaron íntegramente a su cuidado; hoy la recuerdan con la tranquilidad de haber hecho todo lo posible por su salud.

"A mi nena la diagnostican cuando tenía tres años", recordó Illesca. Todo comenzó con fiebre alta y dolor de huesos y por la distancia no la llevaron de inmediato a San Salvador y la atendieron en la sala de primeros auxilios de Vinalito, y la derivaron al Hospital de Niños. Allí le hicieron una extracción de médula ósea para una biopsia tras lo cual le diagnosticaron Leucemia linfocítica aguda (LLA).

"Son enfermedades largas, desgastantes, hay veces que están bien y otras sufren descompensaciones de repente", dijo y explicó que también era difícil encontrar donantes ya que su hija era de sangre 0 negativo. Recordó que le tocó vivir duros momentos acompañando a su niña ya que cada recaída a veces significaba que fuera a terapia intensiva, y volver implicaba regresar por semanas a Vinalito.

EN FAMILIA | ISABELLA, LUDMILLA, ARMANDO ILLESCA Y SU ESPOSA VANESA CONDORÍ.

Luego del tratamiento largo de siete meses las quimioterapias eran cada dos semanas y volvían a su pueblo con los riesgos de una posible hemorragia sin atención médica y menos una transfusión. Era un riesgo pero no había opción, no tenían donde quedarse ya que en internación la madre estaba al lado de la cama de Ludmila, y él dormía en una de las dos bancas que había en el pasillo y que se disputaban con otra gente para dormir en las noches.

"En ese tiempo era desocupado, tenía 19 años, mi señora 18, éramos chicos, tuve que vivir en el Hospital por años, porque no tenía familia. Al estar mucho tiempo era como de la familia de las cocineras del viejo hospital, me guardaban comida, porque para mí era imposible comprarla. No sé cómo estarán las cosas ahora pero era complicado", relató.

Illesca entiende que muchos padres están solos, sobre todo si no tienen familia en la capital jujeña. En su experiencia vio algunos del Norte que no tenían donde quedarse, familia ni recursos para afrontarlo porque al igual que él eran desocupados y lamentó que muchos de los padres terminaban yéndose. "Las que quedan son las mamás", dijo y estimó que es difícil afrontarlo sino se apoyan en pareja.

"Para mí era difícil encontrar un trabajo estable. En San Salvador hacía changas, para poder comer o comprarme algunas cosas necesarias y volvía al hospital. Es frustrante eso, porque hay días que se ponen muy mal, van a terapia y luego al salir de eso no tenía un mango para comprar nada", explicó.

Agradece por ello el apoyo y la calidad del personal del Hospital de Niños, ya que muchos de los médicos tenían un rol casi de padres al guiarlos porque entonces ellos eran muy jóvenes, y los alentaron a tener otro hijo que además de ser una alegría era una esperanza para acceder a células madre del cordón umbilical. En 2014 nació la hermanita Isabella, quien no fue compatible pero hoy tiene siete años y ayuda a atemperar el dolor por la pérdida de Ludmila.

"Mi nena hizo varias recaídas así que el último tramo no quedaba otra que hacerle un trasplante de médula, así que viajamos a Buenos Aires al Favaloro", recordó. Ante la dificultad de lograr donantes, hicieron estudios exhaustivos esperando que una mínima compatibilidad para que él le pudiera donar su médula, pero sobrevino otra recaída y Ludmila falleció a los 12 años.

Fue a las dos de la tarde ya que estaba todo cerrado y no querían que por el feriado quede cinco días en una morgue, la velaron ambos para luego trasladarla a Vinalito, por lo que agradeció encontrar ayuda. Actualmente siguen viviendo en Vinalito, Illesca agradece que tiene un trabajo estable y su esposa pudo aprender y hacer peluquería y arreglo de uñas, que es lo que siempre quiso.

“Ludmila era muy alegre”

“Ludmila tenía un carácter muy alegre y tímida a la vez. Era muy inteligente, a pesar de su enfermedad ella tenía muy buenas notas, una excelente carpeta, muy buena letra”, recordó su padre Armando Illesca. De hecho, considera que quizás por la dura enfermedad que le tocó atravesar durante años, la niña era más madura; “se daba cuenta más rápido de las cosas, de todo lo que iba pasando”, recordó. “Tratábamos de que ella hiciera una vida lo más normal posible, sin descuidar los tratamientos, los protocolos, que viva una vida normal.

Es complicado para un chico porque a medida que va creciendo quieren hacer lo que hacen otros chicos”, afirmó. La niña había cursado desde jardín de 5 años toda la primaria en la Escuela Normal con todos los cuidados posibles, mascarilla y desinfectante, el resto del tiempo contaban con la Escuela Hospitalaria. Sin embargo, reconocen que es complicado estudiar luego de las largas quimioterapias que la dejaban sin energía y con dolor de estómago.

LUDMILA EN TIEMPOS DE QUIMIO

Entonces tenía 12 años y ya soñaba con sus quince, y a medida que crecía, quizás por todo lo que vivió, tenía la aspiración de convertirse en médica. Ludmila Illesca falleció el 25 de noviembre del 2016, luego de afrontar la leucemia desde muy pequeña. “Si hay algo que hoy me deja tranquilo y puedo dormir, es que nosotros hicimos todo para que mi nena se salve.

Eso me deja tranquilo, siempre va a estar el dolor de no tenerla, y preguntarse por qué”, afirmó Illesca. Explicó que siempre que pueden colaboran porque saben que hay padres que viven ésta difícil situación, que debe necesitar desde ayuda económica hasta conversar y salir del momento que están viviendo. Recordó que la Asociación Nueva Vida trabaja seriamente acompañando a padres, e instó a la sociedad a apostar por este tipo de organización para ayudar a las familias.

Los síntomas de la Leucemia

La Leucemia Linfoblástica Aguda (LLA) se debe a una lesión adquirida o congénita del ADN de una sola célula en la médula ósea. Los efectos de la LLA incluyen la proliferación y acumulación descontroladas y exageradas de células llamadas “linfoblastos” o “blastos leucémicos” que no funcionan como las células sanguíneas normales. La presencia de los blastos leucémicos impide la producción de las células normales. Como resultado, cuando se diagnostica un caso de LLA, la cantidad de células sanguíneas sanas (glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas) suele ser menor de lo normal.

La leucemia generalmente se diagnostica en la primera infancia o durante los primeros años posteriores al nacimiento, sin embargo, en algunos casos, pueden pasar años antes de que se presente la enfermedad. Son signos y síntomas, que la persona se canse con más frecuencia y que le falte el aliento durante actividades físicas normales. Otros signos son palidez a causa de la anemia, signos de sangrado causado por un conteo muy bajo de plaquetas, que incluyen moretones o hematomas que se presentan sin motivo aparente o debidos a una lesión menor; aparición en la piel de puntos rojos del tamaño de una cabeza de alfiler, llamados “petequias”; sangrado prolongado por cortaduras leves; fiebre leve; infecciones leves frecuentes; molestias en los huesos o las articulaciones; agrandamiento del bazo, del hígado o de los ganglios linfáticos.