Multicolor es la esencia de las flores nuevas que renacen en hilos y lanas adornando objetos con alma. Y es la concepción de una creatividad aplicada en piezas que exploran matices únicos, con la identidad misma de tiempos pasados.
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Multicolor es la esencia de las flores nuevas que renacen en hilos y lanas adornando objetos con alma. Y es la concepción de una creatividad aplicada en piezas que exploran matices únicos, con la identidad misma de tiempos pasados.
Para enaltecer este saber, Ildiko Nassr ofrece desde sus manos un arte que se teje y borda como las palabras se enlazan en los textos, pero sin usarlas. Es que gracias a la propuesta artesanal que brota desde sus raíces, logra honrar la memoria de sus abuelos en una labor que atraviesa emociones, vivencias y sensaciones.
Desde el tejido y el bordado se manifiesta la paciencia de un proceso que se torna especial. La delicadeza que habita en los objetos textiles cobra un vuelo sublime donde la colorimetría está presente como dádiva bendita.
En este trabajo manual, las piezas tienen una impronta que las hace exclusivas y majestuosas a la vez. Lo simple maravilla a la mirada de quienes las admiran porque cada una, vibra en una armonía que atrapa.
"Son tejidos hechos con amor y aunque llevan su tiempo, tienen su energía", afirmó la creadora de estas obras que tienen esencia -literal- de únicas.
Desde que son ideas, hasta que se materializan; siguen un camino los géneros de telas que terminan por ser caminitos, servilletas o toallas con una nueva estética adquirida, además de su característica de funcional.
Las flores que nacen en cada pieza, en un mundo donde lo textil está regido por la tonalidad, es aquél lugar preponderante donde sólo lo genuino es el plato principal para degustar con la visual. Así, todas las obras conviven y se acostumbran a la excusa de estar juntas y de reflejarse en la coquetería de una artesanía que todos quieran lucir.
"Son flores únicas y con diseños que por más que sean los mismos, algo las distingue", dijo la bordadora que se aferra a su alma soñadora, al explicar sobre los llamativos colgantes que abrazan al sol para brillar más en tornasoles cautivantes.
Pashminas de cachemir, cartucheras y bolsas, se observan entre sus creaciones, donde ninguna es igual a otra. Y así, Nassr confirma lo que siente con el perfume de las formas que se entrelazan desde lo minucioso.
A viva luz los quitapenas, las boinas y los monederos también regalan primavera en sus diseños que derivan en el carril florido por la estación tan esperada. La mirada se sorprende con este arte singular que es para todos los gustos, para las espontáneas, para los transgresores, para los soñadores. Y una estética hecha a mano que revela los pensamientos de una artista que -acaso- quiere rendir tributo a la herencia de un saber valioso y sonreír a quienes aplaudan sus obras.
"Vivimos en tiempos en que es un acto revolucionario hacer algo con colores. Todo es negro, blanco o gris, por eso amo los colores", expresó Nassr, quien exhibe puntadas con hilos vivos, que cuentan relatos de un tiempo hermoso en medio de la paz que conlleva una tarea prodigiosa compartiendo -orgullosa- cuadro con los pétalos que la envuelven, realizados con prolijidad y esmero.