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La artrosis la llevó a conocer la vida fit y hoy es instructora

Antonia Villegas luchó desde niña contra las dificultades, pero la vida premió su esfuerzo con un logro admirable.
Miércoles, 27 de diciembre de 2023 00:42

Cuando la alegría de vivir y las buenas vibras -de esas que motivan- se perciben en una persona, es digno de destacar. Eso es lo que Antonia Angélica Villegas brinda con espontaneidad a sus compañeros de fitness cada día. Y es que gracias a la actividad física, logró un equilibrio emocional que activa su calidad de vida de otra manera. Algo fundamental en estos tiempos que corren vertiginosos y no dejan lugar ni siquiera al parpadeo. Ella apuesta al entusiasmo y lo manifiesta a cada hora, sin dejar atrás el incentivo de que otros seres humanos se fortalezcan tanto física como espiritualmente, tal como le sucedió.

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Cuando la alegría de vivir y las buenas vibras -de esas que motivan- se perciben en una persona, es digno de destacar. Eso es lo que Antonia Angélica Villegas brinda con espontaneidad a sus compañeros de fitness cada día. Y es que gracias a la actividad física, logró un equilibrio emocional que activa su calidad de vida de otra manera. Algo fundamental en estos tiempos que corren vertiginosos y no dejan lugar ni siquiera al parpadeo. Ella apuesta al entusiasmo y lo manifiesta a cada hora, sin dejar atrás el incentivo de que otros seres humanos se fortalezcan tanto física como espiritualmente, tal como le sucedió.

Y es que esta jujeña de sesenta y seis años tiene una historia muy especial porque es un ejemplo de lucha que, ante las vicisitudes, se reconoce en el optimismo que aplica en todo momento.

A los nueve años tuvo que afrontar con entereza una pérdida irreparable. Su madre fallecía y, con ella, la infancia de travesuras en la que supo sonreír más.

Junto a su abuela y a su padre, siguió adelante y todavía siendo una niña, la voluntad emanaba desde sus manos a la hora de ayudar en lo que su familia solicitase.

"Me crié con ellos que me dieron mucha contención. Solía llevar y traer las viandas que mi abuela preparaba cuando yo era chiquita todavía", expresó Antonia Villegas, explicando sobre las labores que en aquél momento ocupaban su tiempo.

Como los días eran complicados y la situación no mejoraba, tuvo que dejar la escuela, lo que dio lugar a un gran cambio.

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Y a partir de los doce años, organizar y realizar los quehaceres domésticos formaría parte de su cotidianeidad.

"Trabajé como ama de casa, en limpieza y lavando ropa, todo para colaborar con mi familia. Siempre fui comunicativa porque eso es lo que me enseñaron", dijo.

Y es así que de distintas experiencias abrevó a lo largo de su existencia, muchas de ellas grandes enseñanzas para crecer como ser humano.

Una, por ejemplo, fue aceptar otra muerte de un ser querido. Esta vez fue su abuela, quien le había enseñado a mirar la vida desde su lugar, a partir de sus vivencias. Pero también sintió la felicidad indescriptible de convertirse en madre de tres hijos, con un espíritu inquebrantable que no la dejaba caer, pese a lo complicadas que fueran las circunstancias.

La necesidad la llevó a encontrar la forma de subsistir y en simultáneo, los años fueron pasando y el deterioro en la salud de su padre comenzó a ser más notable.

Ella fue amor y dedicación para sus últimos días. No obstante, su energía iba en declive, cuando este que fue uno de los pilares en su existir, había traspasado a un nuevo plano. Hace tres años su padre fallecía y la tristeza había crecido en su corazón pues ya no se reflejaría en sus ojos.

Y todos los dolores ocultos salieron a la luz afectando sus huesos. En su realidad más inmediata, la artrosis empezaba a aparecer para dejar huella.

"Cuando se me declaró la artrosis, estuve mal. Fueron momentos tan complicados, sentía dolores terribles en la pierna, en la cadera y he llegado a usar fajas", contó esta jujeña que superó el duelo y los malestares, leyendo la Biblia y aferrándose a su credo que usaba -de alguna manera- como liberación.

Una de las médicas a la que asiste como paciente le recomendó que no dejara de hacer actividad física, pero controlada. Y Antonia cumplió al pie de la letra, eligiendo como respaldo caminar lento como primera opción.

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Sin pensarlo demasiado, todos los días iniciaba un recorrido a su propio ritmo, con el suministro de medicamentos que complementaban su bienestar para hacerse cargo de su salud y comenzar a ser su prioridad.

Así se acercó al grupo de Estación Saludable y con un entusiasmo renovador, asistía sin faltar a las clases de baile al aire libre. La contención y el cariño que recibió, no hicieron más que reforzar el ánimo que precisaba para dejar la tristeza a un lado. Y fue tangible la fortaleza que como una lamparita, iluminó su mundo interior.

La voluntad fue magna y había que darle chance a ese vértigo que significó aceptar el desafío de estudiar instructorado en fitness grupal y emocional.

"Yo dije: ¿por qué no si me gusta y me siento bien? También mis compañeras me decían que lo haga y que me ayudarían. Me ha costado porque yo nunca había estudiado y no sabía nada. Me gustó aprender sobre nuestro cuerpo", expresó "Angie" como le dicen sus amigos.

El esfuerzo es un canal para que todo se logre porque no hay una edad para decir no puedo. Y su vida se organizó de tal manera, que la vitalidad en sus acciones y en su estado de ánimo terminaron siendo admirables en su presencia como persona. Y comprendió que la actitud ante la vida es mejor si es con alegría.

Para el año que viene, el proyecto de Villegas es una respuesta que valora su brío y planea condecorar su instructorado, perfeccionando conocimientos para ofrecerlos a los adultos mayores, especialmente.

"Es lindo bailar, también hago taller de memoria, rompecabezas para activar el cerebro y voy al gimnasio para hacer aparatos", comentó la jujeña que potenció su nueva vida a través de una autoevaluación y un profundo agradecimiento genuino a Dios. "Nos tenemos que querer a nosotros mismos y ser positivos. Todos tenemos problemas en la vida pero hay que saber que se pueden solucionar. Soy una adulta mayor y trato de motivar a otras personas para que hagan actividad física y que no se dejen estar, que vayan al médico porque estamos vivos y tenemos mucho camino por recorrer todavía", expresó feliz, sin olvidar agradecer a sus maestros deportivos.