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Difícil campaña de los precandidatos jujeños

Lunes, 10 de julio de 2023 00:59

Como en cada Paso, los precandidatos enfrentan dificultades y ataques simultáneos desde varios flancos. Jujuy no es la excepción, y sufren la recarga de embestidas que sumarán riesgos y demandarán mayores esfuerzos. Para un sencillo análisis, vale limitar la contienda del 13-A, a las tres líneas argumentales mejor aspectadas: el oficialismo de Cambia Jujuy, la multifacética oposición con sesgo peronista, y la Izquierda, al acecho detrás de aquellas.

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Como en cada Paso, los precandidatos enfrentan dificultades y ataques simultáneos desde varios flancos. Jujuy no es la excepción, y sufren la recarga de embestidas que sumarán riesgos y demandarán mayores esfuerzos. Para un sencillo análisis, vale limitar la contienda del 13-A, a las tres líneas argumentales mejor aspectadas: el oficialismo de Cambia Jujuy, la multifacética oposición con sesgo peronista, y la Izquierda, al acecho detrás de aquellas.

Citando a las principales figuras como guía, podemos desglosar las debilidades de cada propuesta, que sin dudas son más y más potentes que sus fortalezas. Desde Unión por la Patria, Rubén Rivarola y Nilson Ortega lideran la soñada recuperación en nombre del Partido Justicialista que, desde el 2015, trata de volver a sus históricos triunfos, enfrentando a la poderosa maquinaria electoral del radicalismo y esquivando las andanadas de la desgastante sedición interna, no siempre leal en sus procederes, que ahora también fogonea las amenazas destituyentes de la cúpula nacional buscando coronar una conducción de facto. Desde Unidad Renovadora, Carolina Moisés, una lobista política de alta escuela, y Guillermo Snopek, el fluctuante y flexible senador nacional, buscan para su sociedad en estas primarias, la victoria interna que hasta ahora sólo consiguieron en consorcios ocasionales de los que extrajeron pingües utilidades, pero sólo a nivel personal. Con el mañoso título de Unión por la Patria (pero) en Jujuy, van Leila Chaer y Alejandro Snopek: ella dura militante del camporismo, y él antiguo socio y admirador del massismo. Encarnan a nivel local el híbrido acuerdo que busca la Presidencia. En Hacemos por Nuestro País, Agustín Perassi, exministro, exlegislador y exgobernador designado, por el peronismo histórico, en 2015 cayó encandilado en las redes del gerardismo y fue su ministro de gobierno, hasta que se retiró desengañado y enojado echando sapos y culebras en contra de sus exsocios. Con él, Hugo Horvarth, histórico referente de los democristianos jujeños, socios del PJ desde sus orígenes, vuelve al ruedo reponiendo con gran dignidad aquellas banderas casi olvidadas. Este último grupo con fuerte aroma a "PJ schiaretista", forma parte del "panperonismo que no está, pero está" y busca ser opción.

Para seducir a propios, ajenos e independientes, por ser elección abierta, todos estos precandidatos saben que el primer examen será lograr un "reperfilado" de sus propias imágenes que supere al lado redesgastado", ya que ninguno encarna algo nuevo o diferente. Sus historias vuelven a ponerse a prueba descarnadamente, dispuestas a la aprobación o el rechazo, quizás por última vez. Y todos deben remar con: 1) la ambición de un Sergio Massa, el presidente de la Nación ad hoc, que va por su reelección, sin el cariño y la confianza del kirchnerismo ni del peronismo clásico, y abunda en actitudes casi tribuneras o patoteriles hacia los empresarios y el FMI, de quienes depende para llegar a cualquier lugar. O bien, 2) con Juan Grabois, una rara colectora "esclesiástico/izquierdista" que contendría las fugas de los más airados antimassistas de UxP. Y 3), claro, deberán justificar o disimular la inflación que viene (junio alrededor del 7%), la pobreza, la inseguridad y otros males. Difícil.

Juntos por el Cambio tampoco la tiene fácil. El GM optó por lo bueno y conocido para él: Mario Fiad y Jorge Rizzotti, experimentados y férreamente identificados con el pensamiento del gobernador y precandidato a vicepresidente. Al frente, apareció La Fuerza del Cambio, puro extracto bullrichista. Narda Cordero y la periodista Rosario "Pori" Agostini muestran el lado hasta ahora oculto de una interna en Cambia Jujuy. Tienen a favor ser las únicas caras nuevas y, además, mujeres, instaladas como precandidatas en el abanico electoral. Igual, todos los cambiemitas, siguen desperdiciando el "changüí" que UxP les obsequia con sus incoherencias. Muy turbulentos son los días entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich: se atacan con fiereza, como adversarios externos. Larreta es el que dialoga y no agrede, pero sus alfiles castigan a Patricia y a sus candidatos sin piedad. Los piquetes en la Caba desnudaron esta situación: "Conmigo esto se acaba", dijo ella. "Cuando fue ministra no hizo nada", dijo él. Y meten a la UCR en el escándalo del PRO: "Si sos radical, no podés votar a Patricia. Ustedes no son un partido autoritario, son moderados", dice el larretismo. "El diálogo no corre los narcos, el consenso no termina la corrupción. No se acuerda con las mafias", responde el bullrichismo. ¿Cómo harán los precandidatos de Jujuy para convencer a los votantes que después de las Paso, y en un eventual gobierno, esta vez bajarán las armas y gobernarán unidos? Que se aferren a un plan económico único, parece que no alcanzaría. Y la situación más incómoda la tiene el GM: un puro radical que siendo el más bullrichista de los larretistas, sedujo al jefe de la Caba por la dureza que demuestra desde nuestra provincia en sus cruces con piqueteros, manifestantes ilegales y el Gobierno kirchnerista.

La izquierda no tiene tantos problemas. A Alejandro Vilca y Natalia Morales y Sebastián Copelo y Betina Rivero, sus referentes nacionales, no los ayudarán a juntar ni diez votos. Seguramente será al revés: los votos que lleven de Jujuy a Buenos Aires serán proporcionalmente más importantes que vengan de allá. Tampoco muestran caras nuevas pero confían en recoger heridos y quizás, juventudes que escapan de los lugares tradicionales.

En tanto, los fuertes y legítimos reclamos sindicales estatales se siguen abordando en paritarias. Pero la tensión aumenta la grieta entre "los anticonstitución" y el Gobierno, expresada en bloqueos que por su intransigencia e insensatez, aceleradamente van deteriorando a toda la provincia. El GM denunció el claro, y manifiesto, intento de un golpe institucional, manipulado desde el Gobierno de AAF. Gravísimo. Y ofreció a las comunidades aborígenes a volver a dialogar. Desde el primer intento (fallido) de 1813, pasando por la CN de 1853, sus reformas de 1860 (Pacto San José de Flores), y 1949 (que incorporó Derechos Sociales o de segunda generación, llamada Justicialista), hasta la actual de 1994, nunca una Constitución alcanzó un consenso del 100%. Se las acató y respetó, jamás se luchó para demolerlas. Pero aceptando errores de ambos lados, desplazando provocaciones y manipulaciones, actitudes cristalizadas y estériles, se lograron acuerdos superadores, que con la concordia y la razón, siempre se impusieron. La anarquía y la violencia jamás fueron ni serán la solución. Otra tarea extra para los precandidatos, a los que les interese sinceramente dedicar sus esfuerzos para Jujuy, claro.