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Religiosidad popular en San Pedro: honras a la Virgen de Urkupiña

Recordaron a los devotos pioneros y a su esclava Ignacia Wierna.
Jueves, 17 de agosto de 2023 15:20

Coincidentemente con la solemne fiesta de la Asunción de la Virgen, en el pequeño santuario ubicado en el límite de los barrios Providencia y Güemes, devotos honraron a la Virgen de Urkupiña. La misa fue presidida por el padre Marcelo Churquina, luego se realizó la tradición procesión con la sagrada imagen, designada en diferentes puntos de la provincia, como patrona de los comerciantes. También se ofreció a la Virgen el homaje en la presencia de artistas y los mariachis.

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Coincidentemente con la solemne fiesta de la Asunción de la Virgen, en el pequeño santuario ubicado en el límite de los barrios Providencia y Güemes, devotos honraron a la Virgen de Urkupiña. La misa fue presidida por el padre Marcelo Churquina, luego se realizó la tradición procesión con la sagrada imagen, designada en diferentes puntos de la provincia, como patrona de los comerciantes. También se ofreció a la Virgen el homaje en la presencia de artistas y los mariachis.

En este punto de la ciudad, desde hace 17 años, la Virgen de Urkupiña que, fue entronizada en la gruta construida por un grupo de vecinos, bendice a sus hijos del sector norte y a todos lo que transitan por el lugar.

En su homilía, el padre Marcelo se refirió a la solemnidad de la Asunción de la Virgen María y luego habló de esta advocación mariana tan fuerte en el norte, que tuvo su origen en el hermano país de Bolivia, la Virgen de Urkupiña.

“Celebrar la Asunción de la Virgen, es celebrar el llamado de Dios para todos sus hijos, para cada uno de nosotros. Esta fiesta nos recuerda que María entró a la eternidad en cuerpo y alma. Asunción tiene su origen en asumir, es el sustantivo del verbo asumir y significa recibir dentro, acoger. María fue asumida, fue asunta en la eternidad. Y cuando decimos que María fue acogida, tenemos que mirar en Ella, nuestro propio llamado de parte de Dios. Estamos llamados porque de Dios salimos y a Dios volvemos. La patria celestial, en el misterio de Dios, también está preparado para nosotros. Estamos llamados a ser asumidos, acogidos, recibidos en el cielo. Por eso miramos en María aquel misterio que ya se realizó”, dijo el sacerdote. En otro tramo indicó que nuestra vida peregrina es un camino de despojo, de soltar, de quitar todo aquello que nos esclaviza en esta tierra y no nos permite prepararnos para una plenitud eterna que es la realidad de Dios. “Por eso hablar tenemos que soltar, despojarnos de todo aquello que no es de Dios. En María ya se cumplió. En María vemos la meta que nos espera a todos nosotros. No podemos errar el camino. Debemos tener clara nuestra meta, nuestro fin, que es el cielo, la gloria de Dios, el mismo Dios. Él es nuestra meta, Él es nuestro destino”, expresó el párroco.

Al hablar de la devoción y la historia de la Virgen de Urkupiña, sus palabras estuvieron llenas de gratitud hacia todos los que ya han partido, los que iniciaron la construcción de esta gruta y legaron esta devoción a la Madre de Urkupiña.

Finalizada la misa, se realizó la tradicional procesión con la sagrada imagen por la avenida Tarcos. Al llegar al altar, el padre impartió la bendición y mientras los responsables de la gruta invitaron a todos los presentes a un compartir, se hizo presente la religiosidad popular, con la danza de un joven caporal que tributó su homenaje a la Virgen, con la voz y la música de los mariachis que, con gran sentimiento, le cantaron las mañanitas y el feliz cumpleaños a la Virgen y como todos los años, el ballet de la tercera edad, ofrendó su danza a la “Mamita del cerro”.   Los devotos presentaron la ofrenda de una torta para celebrar los 17 años de presencia de la imagen en la gruta homónima y ante la alegría de toda la feligresía, soplaron las velitas.

Llegada la medianoche, la imagen fue llevada fue llevada en andas, derramando bendiciones sobre sus hijos, quienes presentaron sus súplicas y su agradecimiento, para ser colocada en su pequeño santuario, siendo despedida con pañuelos en alto.