inicia sesión o regístrate.
Varios temas se destacaron esta semana en la agenda del Gobierno provincial. El primero tiene que ver con la masacre en la frontera con Bolivia y la certeza de que el triple crimen fue un ajuste de cuentas del narcotráfico, que actúa cada vez con mayor frecuencia y a cara descubierta en esa zona.
Más allá de las hipótesis de los investigadores, ya nadie puede negar que el lugar ha quedado fuera del alcance de las fuerzas de seguridad y que el retiro de las tropas de Gendarmería de Salvador Mazza no dio resultados positivos. El plan de vigilancia periférica, con el repliegue de la fuerza 20 kilómetros al sur -hacia Aguaray-, es un fracaso y el temor se instala una y otra vez entre los pobladores fronterizos, que exigen seguridad al Estado provincial.
Es un tema delicado al que el Gobierno no le encuentra solución. Los mensajes de los crímenes mafiosos son inequívocos: armas automáticas, emboscadas en la selva, huellas, dinero, drogas; todo cierra en un escenario que desde hace tiempo superó la ficción y que hoy se asume como un hecho preocupante y cotidiano, al que es necesario ponerle freno.
Se debe admitir primero el problema y luego volver atrás con medidas que hasta el momento no aportaron soluciones, como por ejemplo el repliegue de la Gendarmería. El Gobierno provincial y los legisladores no pueden estar al margen de este reclamo ante los organismos nacionales. La opinión pública señala en las encuestas digitales que la inseguridad en la frontera se debe, en gran parte, a la falta de una decisión política para abordar el problema, aunque se destaca que el avance del narcotráfico es implacable.
Pero el abordaje debe ser multidisciplinario para atacar el problema desde varios flancos y no solo desde el punto de vista de la seguridad. Es allí cuando la decisión política toma un rol protagónico. La problemática social, la falta de oportunidades y las pocas expectativas de salud, educación y trabajo en la población, son el terreno fértil para el crecimiento del delito.
Es en la zona norte donde urge tomar decisiones. Un plan de reparación debe generar las condiciones que permitan a la gente obtener ingresos de una forma lícita. Para ello, el desarrollo agroindustrial en una región con abundantes recursos es vital y parte de una decisión política.
Urtubey aseguró en el cena de la industria que Salta tiene la tasa de crecimiento industrial más grande del país. Es hora de que esto se vea reflejado en la calidad de vida de la gente.