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Y La Bombonera, a pesar de que no estuvo colmada, fue un hervidero. El flojo presente futbolístico del equipo, con el DT Julio César Falcioni cuestionado, obligaba a un triunfo sobre Estudiantes. Pero el pálido 0 a 0 conseguido en la antesala del superclásico crispó el ánimo de los hinchas de Boca que despidieron a los jugadores con el grito de guerra: “El domingo cueste lo que cueste, el domingo tenemos que ganar”.
La proximidad del clásico ante River lo llena de presión a este equipo que no muestra reacción a pesar de las críticas de su presidente, Daniel Angelici, quien pidió más actitud.
Los cambios esta vez no le resultaron a Falcioni, que metió de entrada a chicos como Pol Fernández y Paredes. A pesar de eso, Boca tuvo la opción más clara para abrir el marcador en el primer tiempo. Viatri, que no fue preciso en la definición, permitió la buena reacción de Villar.
El xeneize exhibió todas las limitaciones de los últimos tiempos (la más preocupante, sin dudas, la falta de ideas y de intenciones).
El conjunto platense fue superior con armas simples pero efectivas: el dominio de Román Martínez en el medio, el aprovechamiento de los espacios por los laterales y la movilidad de Carrillo en la línea alta.
Tuvo dos chances Carrillo, pero en una cabeceó apenas desviado y en la otra no llegó a conectar.
El que primero se aproximó al gol en el complemento fue, otra vez, Estudiantes: a los 6 minutos, Orión debió exigirse para sacar al córner un remate dentro del área de la Gata Fernández. Y Boca respondió con un centro frontal que Viatri, sobre la línea final, quiso transformar en asistencia pero Villar se lo impidió.
Falcioni ya había apostado por el ingreso de Colazo en reemplazo de Paredes (reagrupó al equipo en un 4-4-2, con Erviti de “doble cinco”); en tanto Cagna buscó más potencia ofensiva con Duván Zapata. A esa altura, sin embargo y por momentos bajo una lluvia torrencial, el partido era decididamente pobre y merecidísimo el cero a cero.
Hubo, sí, dos situaciones aisladas que pudieron cambiar la historia: a los 35 minutos Zapata se escapó por la derecha, envió el centro y Carrillo, “apurado” por Clemente, remató desviado, cara a cara y a pocos centímetros de Orión; y a los 40' Schunke casi vence su propio arco con un despeje que dio en el palo derecho.
Nada más. La expectativa, de allí hasta el final, se centró en lo que sería la despedida. Que fue la ya narrada: Boca Juniors irá al Monumental con la exigencia del triunfo. Otro resultado lo alejará del sueño de campeón y pondrá en la cuerda floja a Falcioni, que cada vez tiene menos crédito aunque la dirigencia diga lo contrario.