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La Antártida es vasta en riquezas naturales e, Inglaterra conoce cómo puede extenderse en esos dominios. En el continente helado aguardan reservas de petróleo, oro, uranio y otros minerales. El Instituto de Relaciones Internacionales (IRI) ya estableció que en “términos jurídicos” los derechos de la Argentina sobre las Malvinas y la proyección de la plataforma continental en la Antártida “son reales”. El IRI fue contundente: “el avance británico sobre la Antártida es una realidad”, aunque advirtió que actualmente la explotación de recursos está prohibida en el continente blanco. Aunque hay derechos superpuestos de Chile, Brasil, EEUU, y otros países. El continente helado se ha convertido en una apetecible fuente de agua dulce y minerales. Por su parte, las empresas farmacéuticas han puesto sus ojos en este territorio por lo diminutos microorganismos (extremófilos) como la glicoproteína, que impide a los peces congelarse en la Antártica y que ha ayudado a que el pescado dure más tiempo congelado. Estos microorganismos están siendo explotados para investigar nuevos anticongelantes, productos de cirugía y hasta cremas para tratar la piel y las uñas. La Argentina es uno de los seis países más extensos del mundo. A los 2.800.000 kilómetros cuadrados de territorio continental de Argentina, hay que agregarles otro millón de la Antártida, más cinco millones de la plataforma submarina (350 millas de costa). Argentina confía en el Tratado Antártico. El acuerdo de 48 países da pautas a los países interesados económicamente en el continente blanco. Deben adoptar decisiones sobre la conservación y el manejo de los ecosistemas y la regulación de las actividades humanas en la Antártida. Hay quienes esperan que el Tratado Antártico, firmado hace medio siglo, frene a Inglaterra ante la tierra prohibido por ser soberanía ajena.