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Una caso macabro puso a la India en estado de alerta y movilización. Es que hace aproximadamente una semana una joven de 23 años fue atacada salvajemente y violada por un grupo de hombres mientras viajaba en un coletivo junto a un amigo en Nueva Delhi. Su amigo fue golpeado brutalmente hasta perder el sentido y ella pasó varios días en coma. Este incidente, ocurrido en la llamada capital de las violaciones, fue de una crueldad tan extrema que logró sacudir a una población que parece haberse acostumbrado a convivir con la violencia contra las mujeres. Tal es así que muchos salieron a las calles el último fin de semana para protestar contra la falta de seguridad para las mujeres: este año se han registrado más de 630 violaciones.
El maltrato y el abuso a las mujeres es un problema que afecta a Nueva Delhi y, en general, al norte de India. La mentalidad de una sociedad patriarcal, el desprecio por la ley, la insensibilidad de las fuerzas policiales y el aumento de una población de inmigrantes son algunas de las razones.
Muchos creen que las violaciones se deben a la pornografía, a la influencia de las culturas extranjeras y a las mujeres que se visten de forma occidental y salen con amigos varones.
Cada vez que se produce una violación los medios locales publican titulares llenos de indignación, se organizan vigilias y las autoridades y los políticos se deshacen en promesas. Pero nada cambia para las mujeres de Delhi.
“Es como si hubiese una conspiración silenciosa para mantenernos asustadas”, dice, en tono de alta preocupación, una mujer que camina por las calles de la ciudad.
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