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DANIEL CHOCOBAR
Desde “la Cámpora” kirchnerista, pasando por “la Juan Domingo” de Scioli, hasta el prototipo local de “la Ragone”, las denominadas agrupaciones políticas aparecen con un sugestivo denominador común. Con características distintas y surgidas en momentos políticos diversos, cada una, desde su propio ecosistema, tiene hoy un mismo objetivo: prevalecer sobre otros sectores del PJ.
La figura se sustenta en una saludable dinámica de organización partidaria, pero siempre bendecida desde el poder, lo que termina por transformarlas en una manzana de la discordia, una especie de espejo de vanidades, donde el reflejo no siempre muestra los celos y el vedettismo, tan comunes en estas cuestiones.
Pero resulta interesante ver qué es lo que pasa a nivel local con “la Ragone”, promovida por el presidente de Diputados, el inacabable Santiago Godoy, alias “El Indio”.
Godoy salió a difundir su idea desde un espacio multigeneracional, pero con la mirada puesta en la juventud. Allí por supuesto se anotó su hijo, el también diputado Lucas Godoy, quien picó en punta y ya no disimula sus intenciones de heredar “la pluma del cacique” en territorio comanche. Para eso la Ragone queda a la vuelta de la esquina. El atajo, la salida, la luz al final del túnel; la manera más directa que “El Indio” ideó para reinventarse primero él y, si esto no fuese posible, sus parientes. Hoy muchos de ellos están estratégicamente ubicados en lugares de toma de decisiones en el Poder Ejecutivo y Legislativo, tanto a nivel provincial como municipal.
Pero ¿qué es lo que se dice filas adentro del PJ? No es verdad que todos los actores peronistas en Salta estén contentos con la Ragone. Aquí, al igual que lo que pasa con los odios y rencores que genera la Cámpora a nivel nacional, también hay encono por la bendición desde el poder, ante lo que para muchos resulta una clara estrategia de permanencia. El más puro y descarado nepotismo salteño.
Este es el flanco que ven desde el otro sector predominante del PJ. Miguel Isa y sus huestes ya responden con artillería por elevación y van marcando el terreno de operaciones. El senador Gustavo Saenz se quejó amargamente por los proyectos que envía el Senado y que se “cajonean” en Diputados.
Sin demoras, el hijo de Godoy salió a contestar y dijo que desde la cámara alta también hacen lo mismo. Sin vueltas. Palo por palo.
Dicen que el senador por capital, de la riñonada isista, ya no puede ocultar su molestia. Para la respuesta se estaría orquestando un nuevo capítulo de los gastos reservados de Diputados, una verdadera piedra en el zapato para los Godoy, que nunca pudo ser del todo resuelta. Será interesante observar en la semana como continúa esta pirotecnia verbal.
Aunque muy en susurros, ya se escucha decir en los pasillos de la legislatura que, de entrada, la Ragone, no debe ser tomada como un instrumento “para medir” fuerzas y peso dentro del partido. “Que sirva como herramienta de unión y no de fractura, ya basta de eso” dijeron algunos partidarios, que temen -con la llegada del agrupamiento- la construcción de un peronismo confrontativo y de pulseadas internas permanentes.
Pero en este complicado escenario de desprestigios y competencias, el pedido aparece sólo como una vaga expresión de anhelo. La necesidad de resurgir o permanecer es más fuerte que cualquier buena intención dentro de las filas del PJ. Por lo menos así lo establecen algunos indicadores que no pasan desapercibidos para aquellos que miran bajo el agua, en el salitroso mar de la política.