inicia sesión o regístrate.
El dólar, con su encarecimiento sobre el peso, provoca un efecto doble en la economía; primero alivia la competitividad a los empresarios, aunque a los asalariados los hace más pobres. De acuerdo a los estudios, los primeros sienten el impacto en términos nominales, en tanto que los segundos lo sufren en valores reales. Más allá de la ecuación, puede decirse que la moneda argentina, comparada con el resto del mundo, en los últimos meses es la que más valor perdió frente al dólar. Teniendo en cuenta que la cotización de la moneda estadounidense juega un rol clave en el contexto interno y externo (especialmente por la continuidad de la crisis europea), habría que analizar la conflictiva relación, que a lo largo de los años, mantuvo el peso argentino con la divisa.
Esta devaluación se empezó a notar a partir del cerrojo impuesto por el Banco Central (octubre de 2011) y se hizo más evidente desde los primeros días de este año, cuando la divisa arrancó con un precio de $ 4,32 y hoy se encuentra en los $ 4,47 con una pérdida del 3,47% en solo cuatro meses, un poco menos que la mitad que lo alcanzado en todo el año 2011 (cuando llegó al 7,73% (ver infografía), aunque siempre hablando del dólar oficial, porque en el terreno del “paralelo” la brecha es mucho más profunda, teniendo en cuenta que desde el 1 de marzo a hoy se devaluó el 20,7%. Por otra parte, tomando el precio del dólar a partir de 2009 ($ 3,47), hasta el último día de la jornada de la semana que pasó ($ 4,47), el peso se devaluó el 28,81%, una cifra superior en 6 puntos a la que representó la “inflación Congreso” para el año 2011. En otras palabras, hoy se necesitan más pesos para comprar dólares, con el agravante del acecho sistemático de la inflación, que en los últimos meses viene creciendo a ritmo sostenido.
“Las compras de dólares se renuevan, los inversores no se quieren quedar en pesos por las dudas. Es difícil pensar en estas situaciones de turbulencia (externa) hasta dónde puede subir el dólar o caer el peso”, dijo un agente de cambio perteneciente a la banca privada.
En ese escenario, la inflación es la que generó una pérdida significativa de competitividad en los últimos años, como consecuencia del deterioro del tipo de cambio real, agregado que al perder la disciplina fiscal, en 2008, el Gobierno decidió usar en su reemplazo el tipo de cambio nominal como ancla inflacionaria. Sin embargo, ahora es más barato que antes comprar bienes del exterior en lugar de producirlo localmente y esta situación desalienta las exportaciones porque es menos rentable vender al exterior.
Sostiene el periodista económico Juan Cerruti: “Si el tipo de cambio se revalúa, las importaciones crecen y las exportaciones disminuyen. Pero, al mismo tiempo, los inversores que perciben el atraso cambiario buscarán anticiparse a una eventual devaluación, rebalanceando su cartera a favor de la divisa extranjera”.
Si bien el dólar viene subiendo de centavo en centavo, el principal problema es que la inflación avanza mucho más rápido, en el otro andarivel, impactando en los precios. Bastaría con graficar lo que dijo un productor: “Si no hay más dólares a $ 4,47 disponibles, la cuenta de lo que vale un novillo deberemos hacerla a partir de ahora a $ 5,65, el valor del dólar paralelo” y, que en estos momentos, se consigue más rápido, siempre y cuando se sorteen algunos escollos.