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La trágica muerte de dos personalidades de la política y el sindicalismo en la provincia, concentraron esta semana la atención de la opinión pública salteña, que no deja de conmoverse por las fatalidades que ocurren en los cotidianos accidentes de tránsito.
El impacto frontal de la camioneta en la que viajaba Virgilio Choque, secretario general de la Agremiación Docente Provincial (ADP) y el vuelco del automóvil del diputado provincial, Carlos Porcelo -ambos ocurridos en distintos tramos de la ruta nacional 34- son sólo una muestra más de lo dramático e insostenible de la situación.
Otra vez esa misma ruta cambia vidas por sufrimiento y deja la sensación de que nada va a ocurrir en lo inmediato que pueda modificar esa realidad.
En estas mismas páginas, y desde hace muchos años, se viene insistiendo en la necesidad de una mejora en la infraestructura de una ruta que conecta a las provincias del NOA con el resto del país y con varios países limítrofes.
Después de tanto tiempo y tantas víctimas, queda la certeza de que esas notas periodísticas fueron subestimadas o directamente ignoradas por los organismos competentes. Y las muertes siguen.
Pero Choque y Porcelo podrían haber sido tranquilamente Pérez o González; la fatalidad y sus tristes connotaciones no reconocen figuras, apellidos, ni posiciones sociales, políticas o económicas.
Claro que no se puede negar un impacto mediático distinto, no sólo por tratarse de dos personalidades públicas, sino también por haber estado vinculadas directamente a los ámbitos de la educación y la toma de decisiones de gobierno, factores preponderantes para la búsqueda de soluciones a las tragedias que día a día enlutan a cientos de familias.
Ambas noticias marcaron picos de audiencia entre los lectores. Sólo basta decir la información sobre los accidentes, superaron ampliamente las 400 mil visitas en la página digital de El Tribuno (www.eltribuno.com.ar) y los mensajes en las redes sociales aún se cuentan por miles.
Es que los accidentes viales, los muertos y los heridos, con su carga de mutilaciones y discapacidades, no cesan y aunque la gravedad del problema está ampliamente reconocida, las políticas preventivas y la tarea de formación parecen no ser suficientes para controlar el problema.
Los fallecimientos de Choque y Porcelo aproximaron al centenar la cifra total de muertos en lo que va del año en accidentes de tránsito en Salta. Hoy, pocos días después, esa cifra ya ese ubica en 104.
Porcelo tenía en su agenda de trabajo un proyecto de ley para crear un registro único de alumnos en la provincia, con el cual buscaba un instrumento del Estado para estar cerca de las dificultades y necesidades de los estudiantes salteños.
Esta proyecto, según adelantaron fuentes legislativas, tendrá tratamiento en la Cámara baja el martes venidero. Quiso el destino que ese sea su último trabajo como miembro de la comisión de Educación de Diputados.
Ahora es necesario insistir en que este ámbito, el educativo, es el ideal para poner en práctica políticas públicas que busquen aminorar los índices, los accidentes, las muertes.
No será una tarea sencilla ni con resultados a corto plazo, pero es absolutamente necesario que comience cuanto antes, desde la educación en las escuelas y colegios de toda la provincia, hasta que lleguen las soluciones de infraestructura.
Dijimos que las fatalidades no reconocen estatus social ni económico, y que provocan el mismo dolor por los seres queridos.
Tal vez estas dos últimas tragedias sean el disparador para un cambio de actitud social y dirigencial, frente al dramatismo de los hechos.