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El Batman más compenetrado con su propio tiempo, el que viene acompañando en la última década con sus dudas y temores los grandes miedos contemporáneos, cierra el círculo y se prepara para la despedida con su tercera aventura, que el público argentino podrá conocer a partir del próximo jueves. Tan fuerte es su conexión con algunas de las más inquietantes preguntas de esta época que, inesperadamente, comparte desde hace pocas horas su adiós con la inconcebible tragedia de Denver, una nueva y ominosa comprobación de que la realidad puede competir hasta con la más rebuscada y compleja ficción cinematográfica.
Concluye, entonces, la trilogía del Hombre Murciélago concebida desde 2005 por el inglés Christopher Nolan, cuyo estilo visual y narrativo no deja de abrir espacios de debate y confrontación. No cabe duda de que al personaje le llegará en algún momento no muy lejano un nuevo renacimiento (de hecho, así viene ocurriendo sin pausas desde su nacimiento en la historieta, allá por mayo de 1939). Pero cuando se sume a la historia de Batman el capítulo de esta gran trilogía se hablará del rescate de una identidad perdida y de su integración con el tiempo que le tocó atravesar.
De una saga que acumuló con sus dos títulos precedentes (Batman inicia, en 2005, y Batman: el caballero de la noche, en 2008) unos 1375 millones de dólares de recaudación en todo el mundo, y que llega casi al mismo tiempo a todos los rincones del planeta como el título más esperado de 2012, se aguarda mucho del presente, pero sobre todo del modo en que se concebirá un futuro sin Nolan y sin Christian Bale, el rostro de Batman y de su álter ego (el multimillonario empresario y filántropo Bruce Wayne) durante los últimos ocho años.
Pero el porvenir inmediato obliga a la fuerza a pensar en otras preguntas. Después de Denver, Hollywood trata de salir del estupor y preguntarse si algunos de los miedos que las tres películas de Batman reflejan como pocos otros blockbusters de su tiempo modificarán planes y estrategias en el decisivo mercado estadounidense (¿qué pasará con las premieres nocturnas? ¿restringirá el temor la concurrencia masiva del público?) o quedarán como un hecho de inconsolables consecuencias, pero al fin de cuentas aislado y sin efectos visibles hacia adelante, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo.
Por lo pronto, las expectativas están lejos de caer y se espera un primer fin de semana con recaudaciones potenciales cercanas a los 200 millones de dólares, gracias al impulso de la venta anticipada. A partir de allí, las incógnitas resultan tan abiertas y llenas de interrogantes como el comportamiento en la ficción de la mayoría de los personajes que viene acompañando a Batman desde que Nolan tomó las riendas y se propuso sacar al personaje de la crisis terminal que atravesaba tras los estruendosos fiascos de Batman eternamente (1995) y Batman y Robin (1997).
Fuente:
Diario La Nación