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“Es un tema político. Va a seguir en manos nuestras”. La afirmación, en referencia al histórico edificio de la calle Azopardo, pertenece a Hugo Moyano, quien el miércoles último dio un anticipo de una de las batallas judiciales que se vienen entre los dos sectores de la CGT, dispuestos a ir a fondo en la búsqueda de legitimidad en la disputa por el control de la central sindical.
Más allá de lo político, que la última semana también dio un fuerte gesto con la reunión que mantuvieron antimoyanistas con la presidenta Cristina Kirchner, hay cuestiones que se dirimirán, irremediablemente, en la Justicia.
El fondo de la cuestión es quedarse con el sello y con el manejo de las millonarias cuentas de la CGT, algo que tanto Moyano como sus opositores no están dispuestos a negociar.
Precisamente, el dirigente camionero ya dio el primer paso. Su equipo de abogados, encabezado por el “ecléctico” Héctor Recalde, activó una réplica legal contra la impugnación de la elección de la CGT que dictaminó el Ministerio de Trabajo. Lo que buscan demostrar es que algunos de los dirigentes que pidieron la anulación por falta de quórum, avalaron antes con su voto la convocatoria. Cuando la disputa caiga definitivamente en la Justicia será la Cámara Laboral la que tenga a su cargo el dictamen final. Allí actuará el fiscal general Eduardo Oscar Alvarez, el mismo que intervino en la fractura de la CTA.
Pero en aquel caso los dos sectores enfrentados acordaron evitar la intromisión del Ministerio de Trabajo, y recurrieron directamente a la Justicia. Aún esperan una resolución del procurador general de la Nación.
Desde el antimoyanismo también aceleran su estrategia judicial. La idea es insistir con que el Congreso que reeligió a Moyano fue ilegal. Luego plantearan irregularidades en la conformación del actual consejo y de la reelección. Y, claro, por último apuntarán al edificio de Azopardo y al manejo de las cuentas.
“De acá no nos mueven ni loco”, fue la afirmación de un moyanista de la primera hora. Y más allá de lo simbólico, el manejo de la histórica sede tiene un indisimulable valor político: es supervisar el patrimonio de la central sindical y de las sedes regionales de todo el país, así como administrar el aporte mensual de cada uno de los sindicatos afiliados, la documentación oficial, el sello y la personería gremial. Tal como ocurrió hace dos años con la CTA, la CGT también se encamina a una disputa judicial que, seguramente, durará meses. Una pelea que es consecuencia de los intereses políticos de cada sector, y de su relación con el Gobierno nacional. Aunque, claro, poco o nada tiene que ver con la defensa de los derechos de los trabajadores que, en la mayoría de los casos, miran impávidos el devenir casi tragicómico de la contienda.
Críticas de Pedraza hacia Moyano
El titular de la Unión Ferroviaria, que el 6 de agosto enfrentará el juicio por el asesinato de Mariano Ferreyra, cuestionó que el líder de la CGT haya “anticipado” su culpabilidad. “Está lejos de la solidaridad sindical”, criticó. En una carta abierta, Pedraza cargó contra Moyano, quien días atrás había hecho referencia a su condición de detenido y procesado para criticar la intromisión del Gobierno en la interna de la CGT. El ferroviario dijo que Moyano utilizó términos “despectivos y amarillistas”, y que anticipó “culpabilidades”, pretendiendo “reemplazar al sistema judicial propio de un estado de derecho por la condena mediática”. “Jamás en mi larga trayectoria sindical olvidé mis deberes con mis compañeros”, sostiene Pedraza en la misiva. “Sigo manteniendo los mismos códigos de todo peronista, que nos impone el deber de la lealtad y solidaridad con otro trabajador”, agregó.
“El conflicto es político”
El titular del gremio de Canillitas, Omar Plaini, aliado del secretario general de la CGT, Hugo Moyano, aseguró que el conflicto en la central obrera es político, al tiempo que se lamentó de las disidencias dentro del sindicalismo.
Además, el dirigente gremial se refirió a las intenciones presidenciales de Moyano al señalar: “¿Por qué no podría el día de mañana surgir un hombre del movimiento sindical que tenga la oportunidad de conducir los destinos del país”. En ese sentido, Plaini trazó un paralelo con el expresidente brasileño Inácio Lula da Silva, que surgido como sindicalista llegó a la presidencia. “Lula está considerado uno de los mejores presidentes, cuál sería el problema” (en referencia a las aspiraciones del líder camionero Hugo Moyano.