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Con números artísticos que se desarrollan en el campo mediante escenografías, música, desfiles y juego de luces, se desarrollaba la ceremonia inaugural los Juegos Olímpicos de Londres, en el Estadio Olímpico de la capital inglesa, con capacidad para 75 mil espectadores.
El arribo al estadio se transformó en una verdadera odisea para los buses y trenes subterráneos, que fueron los medios de transporte que utilizó la multitud para acceder al lugar.
En el campo de juego se montó la réplica de una aldea, con una rueda que se asemejó a un molino y también se pudo observar una casa y un establo. A su vez, ovejas, caballos, vacas y gansos fueron parte de la escena.
La intención del director de esta ceremonia, el escocés Danny Boyle (director de la película Trainspotting), fue mostrar a Gran Bretaña, a través del paso de los años, con cambios sociales y económicos.
En el período rural se visualizaron los años previos a la Revolución Industrial.
En uno de los bordes del estadio, en una de las cabeceras del mismo, está montado el escenario desde donde hablan los presentadores y ese lugar está ubicada una gran campana, de 23 toneladas, que dio comienzo a los Juegos Olímpicos.
El encargado de tocar la campana fue el último ganador del Tour de France, que se realizó la semana pasada: el ciclista Bradley Wiggins.
En la banda de sonido que se pudo apreciar, surgió el tema de James Bond, escrito por Monty Norman, en 1962 para el film ‘Dr. No‘ y que fue utilizada en 21 películas de la serie desde entonces.
Sobre el final se develo la incógnita sobre quien sería el encargado de encender el pebetero olímpico. Sin embargo, la sorpresa fue gigante ya que no hubo una persona específica. La llama se prendió a través de un copón que aportó cada nación y al reunirse todos encendieron el pebetero olímpico. Después llegó el turno de Paul McCartney, que cantó uno de sus clásicos: “Hey Jude”.