Se trataba de la designación de una secretaria de Corte, que se resuelve en el seno del tribunal, pero que finalmente involucró a la Legislatura, a organizaciones femeninas e, indirectamente, a la Procuración.
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Se trataba de la designación de una secretaria de Corte, que se resuelve en el seno del tribunal, pero que finalmente involucró a la Legislatura, a organizaciones femeninas e, indirectamente, a la Procuración.
La designación de secretarios letrados de Corte se realiza con acuerdo del cuerpo. La razón es simple: esos abogados conocen la intimidad de las tareas de cada uno de los siete jueces. El secretario letrado no accede al puesto por concurso sino por la confianza del juez que lo propone y que sus pares comparten.
A María Victoria Mossman la habían desplazado en su momento de la secretaría de la Escuela de la Magistratura y en 2008 estuvo veinte días como secretaria letrada de la Corte, a pedido del juez Abel Cornejo. El mismo magistrado pidió su desplazamiento. En ambos casos, perdió la credibilidad de los jueces por “infidencias”. Sin embargo, de la Corte bajó a una secretaría de Cámara en el fuero civil. El trámite fue discreto y sin perjuicios para Mossman, esposa de quien entonces se desempeñaba como secretario de Justicia, Sebastián Lloret. Este es hijo de Alicia Ramos, esposa a su vez del secretario administrativo de la Cámara de Diputados, Ramón Rosa Corregidor, y dirigente de la Multisectorial de Mujeres de Salta.
Susana Kauffman, a despecho del desplazamiento dispuesto en 2008, insistió con designar a Mossman. Llevó la propuesta a cada uno de los otros jueces, sin lograr consenso. El 18 de junio, a pesar de que era imposible el acuerdo, el presidente Guillermo Posadas llamó a una reunión. Allí el cuerpo le explicó que la designación era inviable. En ausencia de Fabián Vittar, de viaje, eran cinco voluntades contra una.
“Y ahora, ¿qué les digo?”
Según versiones, Kauffman reprochó por el rechazo a sus pares diciendo: “¿Ahora qué le digo a la gente de la UNSa? ¿Cómo le explico a Alicia -la suegra de Mossman?”.
Al parecer, había asumido un compromiso con las organizaciones de mujeres para incorporar a la abogada, vinculada a esas entidades, a un lugar estratégico en el máximo tribunal. Nadie confirmó ese supuesto, pero, apenas estallado el escándalo, la solidaridad de la Comisión de la Mujer (UNSa), la Multisectorial, Red Par, CLADEM, el INADI y el Instituto de Género del Colegio de Abogados parece corroborarlo.