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Las dos familias de los niños requisados en la escuela especial de Cafayate confían ahora en las acciones que, desde el propio establecimiento y organismos del Ejecutivo, puedan alentar a sus hijos a volver a la escuela.
Una de las madres, Verónica Flores, explicó que su hijo tiene 16 años y sufre retraso madurativo. Concurre como la mayoría de los alumnos de esta escuela especial, a un plurigrado. “Lo más increíble de todo es que ese día mi hijo estaba en el taller de panadería, no en el aula donde la maestra denunció la pérdida de la billetera. Por lo tanto no me explico por qué lo acusaron como sospechoso. Ahora no quiere volver porque dice que tiene vergenza de ser señalado por los otros como ladrón”, lamentó.
Le contó a El Tribuno además que, “pese a las charlas con la supervisora y docentes que estuvieron con nosotros, la asistente social, psicóloga y dos funcionarias de Derechos Humanos, para nosotras es muy difícil convencerlo”. No obstante, la mujer dijo que harán lo imposible “para convencerlo y lograr que vuelva a su vida normal, a aprender oficios en los talleres y ya tenemos turno para el área de psicología del centro de rehabilitación. Confiamos en que el tiempo aliviará el mal momento vivido por él y todo retornará a la normalidad”.
Por su parte, la supervisora ministerial, Clara Daher, explicó que se reunieron con las familias en dos ocasiones a través de tres docentes de educación especial, primaria y religión. “Desde el Ministerio diseñamos el plan de acción y ahora haremos el seguimiento”, aseguró.