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La crisis en España desborda a los comedores comunitarios

Sabado, 22 de septiembre de 2012 21:04
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La crisis económica y el elevado desempleo están provocando un aumento de la exclusión y del número de personas que en España necesitan acudir a los comedores comunitarios, que ya no dan abasto ante la afluencia de los nuevos pobres.

También está cambiando el perfil de personas que se ven obligadas a pedir ayuda básica de subsistencia: disminuyen los inmigrantes y, en cambio, aumentan los españoles.

Caritas informó que en los últimos 5 años se triplicó el número de personas a las que suministró ayuda, que pasó de 370.251 en 2007 a más de un millón (1.015.276) en 2011, es decir, un 174% más.

Más de 5,6 millones de desocupados y una recesión que no parece tener fin, es el escenario de fondo de este drama social que no es tan fácil de advertir en las calles, pero que la saturación de los servicios sociales convierte en evidente.

Grave en Barcelona y Sevilla

El caso de Barcelona es uno de los más alarmantes, ya que en los comedores municipales hay lista de espera de hasta tres meses, según denuncian usuarios y personas que trabajan como voluntarios en esos servicios.

La situación es también crítica en Madrid y, sobretodo, en Servilla, sur del país, donde el desempleo está haciendo estragos y miles de personas, familias enteras, dependen de la caridad y de una red de solidaridad de instituciones -en su mayoría dependientes de la Iglesia- para subsistir.

“La crisis se nota también en los comedores”, afirmó Juan, un usuario del comedor municipal del céntrico barrio de Poble Sec de Barcelona, desbordado por la demanda.

Dos años desempleado

Este hombre de 43 años, que se dedicaba a cuidar ancianos, lleva dos años desempleado y más de un año acudiendo al comedor: “esto es más que una ayuda, aquí no te dan dinero, es solo un plato de comida”, dijo.

“Para que puedas venir a comer tienes que pasar por la asistente social, y tardan dos o tres meses en autorizarte y darte un carnet”, explicó por su parte Francisco Pérez, ex trabajador de la construcción de 55 años. “Vengo aquí desde hace seis o siete meses. Tenía unos ahorros, pero después de ayudar a mis hijos y quedarme sin trabajo, no tuve más remedio que venir”, sostuvo resignado. “No solo yo, miles de personas se encuentran en la misma situación. Al principio venían más extranjeros, pero ahora están viniendo españoles que se han quedado sin recursos, y ésta es su última tabla”, remarcó.

 

Desbordados por la crisis

Desbordados por la crisis y afectados por los recortes presupuestarios, los servicios sociales oficiales son incapaces de absorber la demanda de ayuda. El agujero, por ahora, lo cubren las ONG y otras entidades sin fines de lucro.

“Los comedores sociales están colapsados, a la gente le dan plaza para dentro de tres meses o un vale para comer sólo tres veces. Hay lista de espera en todas partes”, explicó Xavier Solé, director de un comedor que depende de varias parroquias.

Este comedor, que se nutre mayormente de las ayudas de los comerciantes de la zona, nació hace dos años al calor de la crisis y ante la evidencia de las dificultades que empezaban a afrontar los vecinos.

 

 

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