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.Hospitales a los que se destinan millones de pesos pero que no se terminan de construir, obras para el área de salud previstas dentro del Fondo de Reparación Histórica que no se concretan, nosocomios que presentan un gran deterioro, médicos a quienes no se les abona por su trabajo y otros que presentan carpeta médica en los hospitales pero atienen normalmente en sus consultorios particulares.
La salud pública en el norte de la provincia de Salta ha llegado a un punto crítico y esto provoca que los dos hospitales de cabecera del norte, como son los de Orán y Tartagal, estén colapsados, sobrepasados en sus capacidades. Pero a la vez los gerentes de las diferentes áreas operativas -en opinión de los mismos profesionales-, para no arriesgar sus cargos, prefieren dejar todo como está, con lo que eso implica para los miles de norteños que no tienen posibilidades económicas de pagar para ser atendidos en caso de enfermedad o que carecen de una cobertura médica.
Desprotección
Amelia del Carmen Cinchón es pediatra y perinatóloga y fue gerente del hospital de Pichanal hasta marzo de este año. Dejó la gerencia y su trabajo en salud pública porque “el sistema de salud de la provincia no cuenta con un programa ni una planificación adecuada. En un hospital hay factores fundamentales sobre los que gira el servicio de salud, entre los que se encuentra el recurso humano. Pero tengo el caso de mi esposo Carlos Moyano, que trabajó 7 meses consecutivos como gerente de atención a las personas y no logró que el Ministerio de Salud le abone un solo centavo. También está el caso de otro médico de apellido Britos, y de los residentes del hospital de Orán, quienes tampoco recibieron sus sueldos ni el pago de guardias que realizaban”.
Sin especialistas
La médica que reside en Embarcación explicó que “por esa y por otras razones en una localidad como esta, donde residen alrededor de 40.000 pobladores, no tenemos ni un solo médico especialista en el hospital público y la mayoría prefiere establecerse en Orán porque trabajando también en el sector privado equiparan sus ingresos. Misión Chaqueña, Hickmann, Lozano y Morillo no tienen un solo médico y solo hay un profesional en Dragones. En Pichanal en este momento un médico hace cuatro días de guardia porque no existen cronogramas establecidos. Tampoco hay en toda esa región un cronograma para que médicos especialistas como un cardiólogo, un traumatólogo o un oculista visiten, aunque sea una vez al mes, esos pueblos y parajes y evitar así el traslado a Orán de esos pobladores. Es habitual verlos durmiendo en las plazas para conseguir un turno o en la espera que se le practique algún estudio”.
El Pichanal
Un médico que presta servicios en el hospital de Pichanal, pero que pidió reserva de su nombre ya que no trabaja en ningún servicio privado, explicó que “el hospital de Pichanal se cae a pedazos, está tan deteriorado que tenemos temor de que el techo o las paredes caiga arriba nuestro o de algún enfermo. Nos dijeron que iban a remodelarlo con recursos del Fondo de Reparación Histórica, pero hasta ahora es un verso”.
En este sentido, agregó que “el sistema de salud considera que como estamos cerca del hospital de Orán, no vale la pena invertir en Pichanal, que es en realidad un centro de salud que se cae a pedazos; es deprimente trabajar así”, cerró el joven profesional .
Por su parte, Cinchón, en referencia a ese tema, consideró que “hay una desprotección total porque si hoy me da un infarto, me muero, porque no existe en el hospital de Embarcación un elemento para reanimación, tampoco el elemento humano está preparado para actuar y este hospital cuenta con una sola ambulancia para una jurisdicción tan extensa”, afirmó la profesional.
Agregó que “esa política provoca que el hospital de Orán esté sobresaturado y que los médicos de Embarcación, Colonia Santa Rosa, Pichanal e Hipólito Yrigoyen sean ‘derivólogos’, especialistas en derivar a Orán porque no les queda otra opción”, considera la médica.
La demanda excede la capacidad
El diputado provincial por el departamento San Martín Manuel Pailler es médico cirujano, hizo la mitad de su carrera en salud pública, más precisamente en el hospital Juan Domingo Perón, de Tartagal.
Desde hace varios años el profesional trabaja exclusivamente en el sector privado.
Para Pailler, hay tres factores fundamentales que inciden en la prestación pública del servicio de salud en el norte provincial: el crecimiento de la población, la gran cantidad de bolivianos que llegan para atenderse en forma gratuita en los hospitales públicos y la problemática aborigen.
“Es real que se están construyendo hospitales y esperemos que el próximo año podamos tener uno nuevo en Embarcación. Se han hecho refacciones en el hospital Perón de Tartagal y se aprobó la construcción de otro nuevo en Aguaray, pero en toda la zona -agregó- se ha registrado un crecimiento poblacional muy importante y en mi opinión no se han adaptado los recursos disponibles. Es por eso que siempre la demanda va a superar a la oferta ya que no se trata solo de nuevas estructuras edilicias, sino que deben ir acompañadas de insumos, actualización de tecnologías y la contratación de profesionales”.
Faltan médicos
Pailler afirmó que en la zona la situación se agrava por la falta de médicos pero, fundamentalmente, por la carencia de especialistas.
“A estos profesionales les cuesta mucho radicarse en la zona por las distancias, por el clima, por falta de viviendas y por la falta de incentivo monetario que la provincia no está en condiciones de ofrecerles”, dijo.
El legislador provincial agregó que “es real la incidencia que en la prestación de salud tiene la atención a los pobladores de Bolivia, porque se hace sin ningún tipo de contraprestación, lo que no sucede en ningún lugar del mundo. Aquí se los asiste en muchas ocasiones sin pedirle ni el documento y en forma totalmente gratuita, y es por eso que creo que a ese tema, del cual se habla hace tanto tiempo, hay que plantearlo en una comisión bilateral para que la prestación sea recíproca”. Pailler consideró que “dentro de un proyecto de salud lo más importante es la prevención con vacunación, programas materno infantiles, medidas higiénicas, de alimentación , etc. Pero en la zona tenemos comunidades aborígenes a las que hay que respetarles sus usos y sus costumbres y es muy difícil llegar a ellas con los programas preventivos. Eso se ve en las mujeres embarazadas que no quieren venir al hospital y prefieren dar a luz en sus comunidades, o son reticentes a las vacunas o al control del embarazo”.
Pailler opinó por último que “el plan de salud Ramón Carrillo, cuando estuvo al frente de Salud Pública el Dr. Enrique Tanoni, con la decisión de que la medicina llegue a las comunidades mediante los agentes sanitarios, fue un gran acierto. En la actualidad hay que adaptar ese plan a la época, dotándolo de mayor tecnología, de los nuevos avances porque lo que se invierta en salud no debe ser visto como un gasto”.
“No existe una política en salud”
Cinchón consideró que dadas las carencias que existen en la totalidad de los hospitales del norte, la falta de una planificación y, en general, de una política de salud, “los gerentes lo que hacen es sostenerse en el cargo para mantener su fuente de trabajo, no están nunca en sus puestos de trabajo, viven de carpetas médicas o están en Salta”. La pediatra explicó que “reflejar en los medios de comunicación una realidad como que el sistema de salud es un caos, no es novedad para nadie pero es motivo de persecución y es por eso que quienes trabajan en algún hospital prefieren no hablar o directamente niegan la realidad”.
Cinchón dijo que en el hospital San Vicente de Paúl, por ejemplo, la guardia está llena de gente sentada en los pasillos con el suero colocado porque no hay otra forma de atenderlos. “A ese hospital de complejidad III lo manejan los médicos residentes. Cuando era gerente del hospital de Pichanal una médica llegó a decirme que estaba de carpeta médica en el hospital y trabajando en su consultorio privado porque tenía permiso del ministro de Salud, algo que no tiene lógica”, afirmó.
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