La visita del padre Darío Betancourt a Rosario de la Frontera congregó a miles de creyentes y no creyentes de todo el sur salteño y de provincias vecinas el miércoles y jueves pasado.
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La visita del padre Darío Betancourt a Rosario de la Frontera congregó a miles de creyentes y no creyentes de todo el sur salteño y de provincias vecinas el miércoles y jueves pasado.
Las jornadas de evangelización se realizaron en el estadio liguista de la ciudad de Rosario de la Frontera, de 17 a las 22, ante una masiva asistencia de gente.
Durante la misa de sanación algunas personas con diferentes problemas de salud manifestaron sentir un alivio a sus males.
Betancourt es justamente conocido como un sacerdote “sanador”, pero él rechaza de plano esa definición.
“Los curas sanadores no existen, el único que cura es Dios. Yo rezo y la gente también, y lo que se pone en evidencia es la gracia de Dios”.
En una de sus homilías, el sacerdote expresó la necesidad de que el hombre incluya a Dios en su vida. “Puede que usted haya estado por mucho tiempo alejado de Dios. Vuelva a Él. Haga un acto de fe donde se encuentre. Dios mío, yo te amo con todo mi corazón, a ver que le va a pasar, puede que lo diga con la palabra y no con el corazón, pero Dios escucha con el corazón”, señaló el padre.
En cada pueblo o ciudad donde se presenta, el sacerdote colombiano congrega multitudes en un clima de oración y con profundo contenido espiritual, lo que se vivió en la ciudad de Rosario.
También se refirió sobre la fe, la familia y los males que atentan contra la integridad de las personas, fundamentalmente el avance de la droga que tuvo en los últimos años en Salta y en el país.
El mensaje
Ampliamente conocido por su gran oratoria para transmitir el mensaje del Evangelio, ha viajado por los cinco continentes llevando la palabra de Dios e invitando a la gente a acercarse a la fe católica.
“Vine porque creo que el padre Betancourt es un canal importante de gracia y bendiciones de Dios. Vine buscando bendición en medio de este mundo que nos toca vivir, para seguir creciendo en el camino de la fe”, dijo Víctor, un vecino de la Ciudad Termal.
“Es la primera vez que vengo, vine y encontré un poco de paz y tranquilidad”, dijo Ema, del barrio Perón.
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