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26 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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Olimpo agravó la crisis de un River sin identidad

Lunes, 18 de noviembre de 2013 03:35
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Olimpo, con un planteo práctico, simple y efectivo, desnudó las grandes falencias que tiene River Plate, en un semestre para el olvido en el que lleva siete partidos sin ganar. El equipo de Ramón Díaz atraviesa una crisis de goles y de funcionamiento que lo mantiene en la zona baja de la tabla de posiciones, lo que se suma al sabor amargo que dejó la eliminación en la Copa Sudamericana.

Es tan aguda la crisis que a partir del tercer gol de los bahienses la parcialidad riverplatense se ocupó de expresar en forma masiva su reprobación, aunque le apuntó muy especialmente a los futbolistas. “Que se vayan todos”, pidieron a puro grito.

La primera mitad fue muy discreta. Más allá de las llegadas que depararon los dos goles, ninguno de los dos equipos supo generar situaciones de riesgo pese a haberlo intentado.

River había conseguido ponerse en ventaja a los 8 minutos: Manuel Lanzini y Leonel Vangioni combinaron por izquierda y el ex Newell's Old Boys sirvió un centro bajo y preciso para la entrada de Simeone, quien en el borde del área chica empujó el esférico al gol.

Luego Olimpo intentó presionar arriba, volcó su juego hacia la izquierda y tuvo en Ezequiel Cerutti y Pablo Lugercio a sus dos hombres más ofensivos, aunque no fueron claros.

El millonario careció de un generador de juego, dado que ni Jonathan Fabbro ni Lanzini fueron capaces de llevar las riendas del conjunto que luego de haberse puesto en ventaja no volvió a rematar al arco en toda la etapa.

La visita llegó a la igualdad sobre el cierre de la etapa, tras un lateral desde la izquierda en forma de centro al área que Germán Pezzella despejó corto desde 25 metros y Pérez Guedes clavó un potente derechazo junto al palo derecho del arco defendido por Leandro Chichizola.

El segundo capítulo fue casi un calco de la primera mitad desde el punto de vista creativo, destacándose sobre todo las limitaciones que tuvo River para hallar la manera de penetrar la férrea defensa de Olimpo, algo que nunca consiguió.

El elenco anfitrión tuvo un acercamiento a los 12, con un cabezazo de Pezzella que se fue por arriba del travesaño, pero no mucho más.

Olimpo pasó adelante en el marcador a los 19 porque Furios ganó en las alturas y de cabeza puso el 2-1, tras un tiro libre ejecutado por Pérez Guedes desde la izquierda.

Los dirigidos por Ramón Díaz, con el nerviosismo lógico y la reprobación que bajaba desde las tribunas, equivocaron siempre el camino, repitiéndose en centros sin destino que facilitaron la tarea de la visita. Y como si fueran pocos los problemas de River, a los 34 minutos el conjunto bahiense amplió la ventaja con un tiro libre del ingresado Vega desde la derecha, que rebotó en la barrera y se coló por detrás de Chichizola, transformándose en un doloroso e impactante 3-1 en un Monumental en ebullición.

“Que se vayan todos”


La derrota contra Olimpo fue como la gota que rebalsó el vaso; la hinchada de River se cansó, explotó y expresó su bronca con cánticos desde las tribunas del Monumental, reprobando el mal presente del millonario. Incluso, sobre el cierre del partido, muchos jugadores fueron silbados por parte de su parcialidad.
Cuando Olimpo marcó el tercer gol, los hinchas de River comenzaron a corear en contra del equipo de Ramón Díaz. “Jugadores, la c... de su madre, a ver si ponen huevos, que no juegan con nadie”, se escuchó desde las tribunas. Otro de los cánticos que resonaron fue: “La camiseta de River, se tiene que transpirar”, dirigido de modo directo a los jugadores que ayer cayeron por 3 a 1 contra Olimpo.
River ya quedó afuera de la lucha por el título desde hace un buen tiempo; no vive un buen presente y el semestre fue frustrante tras la eliminación de la Copa Sudamericana por parte de Lanús y la pobre actuación en el Torneo Inicial. La gente se tiró contra el equipo despidiéndolo con el canto: “Que se vayan todos, que no quede uno solo”, incluyendo insultos hacia los jugadores cuando abandonaban el terreno de juego.
Otra jornada para el olvido, y el hincha sigue sumando decepciones.

 

 

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