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Oscar y Patricia cantan por el más puro amor al arte

Domingo, 24 de noviembre de 2013 04:00
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“Somos los más viejos del coro, los dinosaurios mayores”. La síntesis, lanzada entre risas y más allá de la metáfora, ubica al autor en su justo lugar: Oscar Contessi es uno de los dos integrantes más antiguos de la actual formación del Estudio Coral Arsis, sitial que amorosamente comparte con su esposa, la soprano Patricia Jeréz.

Cantantes de corazón, cantantes por amor al arte, que un día de 1990 golpearon la puerta del coro que hacía poco tiempo había lanzado al mundo Miryam Dagum, y que en este 2013 cumple 25 años.

Oscar, cordobés de Colonia Caroya, vino a Salta en 1989. Es profesor de música y de guitarra.

Patricia cantaba en un coro que tenía Daniel Toro, al que también fue a parar ese recién llegado de la provincia mediterránea que luego fue su novio y más tarde su esposo. Felices ellos por el comienzo de la nueva vida en común, pero también porque tuvieron la suerte de compartir noches de canto con la inconfundible Melania Pérez y el gran Daniel.

Cuando esa agrupación se disolvió, la pareja pasó a integrar el coro de la iglesia La Viña, donde estuvo un año. Corría 1990 y Miryam Dagun empezaba a llamar la atención con su agrupación coral. Allá fueron el bajo y la soprano en busca de un lugar definitivo donde cantar.

Oscar reconoce que Patricia necesita mucho menos ensayo. “Ella agarra todo al vuelo, en cambio a mí me cuesta más, por eso tengo que dedicarle tiempo todos los días”, confió el hombre a El Tribuno. Dijo que se junta con dos o tres compañeros de la misma cuerda a ensayar en la semana, luego comparten las infaltables empanaditas.

Oscar empezó a cantar en 1986, en cambio Patricia canta desde niña, impulsada por un tío. Son abuelos. Y tienen dos hijos que “cantan muy bien, pero no como profesionales”. Tienen un nieto de 16 años y una más chiquita de 4 meses.

En el momento de elegir un repertorio a Patricia le gusta la música clásica (Pavarotti, Bach. Verdi). Oscar prefiere el folclore. Y en un repaso de sus primeros tiempos en Salta, destacó la estatura artística del maestro Lito Nieva, como la del Chango Farías Gómez en Buenos Aires. “Con ellos empezó el folclore que a mí me gustaba, romántico, melódico”, comentó Oscar. Dijo que le gusta toda la música, menos el rock, aunque “no sé muy bien por qué no me llega”. En cambio le gusta mucho el tango.

A propósito, preguntada su opinión sobre el cantar de Carlos Gardel, Oscar fue contundente: Por Dios, ese registro que tenía el hombre!!!

¿Qué les quedó de aquellos tiempos con Daniel Toro y Melania Pérez?

Oscar: yo recién llegaba a Salta y conocer a Daniel Toro y a Melania, cantar con ellos fue lo máximo, fue tan grande eso..! Y después, estando en Arsis, cantamos varias veces con ella.

Patricia: Daniel es una persona muy dulce, muy tranquila para enseñar. De Melania me atraía su voz; yo la conocía de la Escuela de Música, donde estudiaba canto. Buenos maestros, increíbles.

¿Qué ven cuando miran el camino recorrido?

Oscar: Es muy impresionante hacer un repaso de todo lo recorrido, de todo lo que hemos logrado. Tantas obras importantísimas y en los más variados idiomas... japonés, urdú (pakistaní), inglés, francés, quechua y por supuesto latín. Desde 1992 hacemos continuamente la Misa Criolla con Zamba Quipildor; ese año la hicimos con Ariel Ramírez, el cuarteto Los Andes, Domingo Cura en una cancha de fútbol en Orán.

Patricia: En 1997, con ellos mismos la cantamos en Coronel Moldes, donde también actuó Eduardo Falú. Son experiencias inolvidables. Es parte de los privilegios que tenemos los que cantamos en este coro.

¿Cómo es cantar bajo la batuta de Miryam Dagum?

Oscar: Yo siempre tuve una teoría, aunque algunos me dicen que no es tan así: creo que el coro es el director, hombre o mujer, porque tiene a su disposición todos los instrumentos que son nuestras voces y las maneja como quiere. Es notable cómo a veces el coro suena diferente según el estado de ánimo del director. Ellos transmiten todo, y nosotros nos damos cuenta enseguida, como nos damos cuenta cuando el genio de la batuta se transforma y saca de nosotros cosas increíbles, cosas que ni nosotros sabemos que las tenemos.

¿Qué es lo más importante de estos 25 años en el coro Arsis?

Es la familia grande, o la segunda familia. Esa gran mujer que tenemos como directora (Miryam Dagum) es como una gallina que despliega sus alas y abraza a todos sus pollitos. ­A nadie se le ocurra tocar a alguno! A cualquiera que le pasa algo, enseguida están los mensajes, la preocupación por el compañero. Es un gran equipo que Miryam comanda con mucho rigor profesional.

¿Cuál es el detalle distintivo de Arsis?

La mano que maneja la batuta y el grupo consolidado. Miryam tiene genio, elige el espectáculo, arma el repertorio con tanto buen gusto que entusiasma cantarlo. Escribe los guiones de los espectáculos, incorpora poesía. Es muy creativa, tiene mucho empuje y todo eso rayando con la humildad. Ella puede sacar todo lo mejor que tenemos cada uno. A lo mejor nos falten algunas cosas, pero la mística no se pierde. Eso distingue a este grupo que en cada actuación, afuera de la ciudad o aquí siempre llama la atención.

 

 

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