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27 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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Las festividades de Halloween

Lunes, 04 de noviembre de 2013 01:42
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En Medio Oriente, particularmente en Siria, los cristianos y sus templos son masacrados y reducidos a escombros por la fuerza, por armas de todo tipo, por atrocidades efectuadas por los denominados “rebeldes”.

Cristianos torturados, asesinados, pero no destruidos en sus principios, sino todo lo contrario, la tremenda adversidad profundiza su fe y creencias.

Paralelamente otra aniquilación del cristianismo ocurre en Occidente.

Más subliminal y absolutamente más efectiva, ya que arranca de raíz la creencia de las actuales y futuras generaciones.

Tal el caso de la destrucción por “transformación y distorsión” de las fechas conmemorativas más trascendentes del cristianismo.

 

Todos los Santos y Fieles Difuntos

 

Tal el caso del 1 y 2 de noviembre, fechas de interrelación con nuestros hermanos que nos precedieron en este mundo y con quienes nos uniremos cuando partamos. Es un momento de profundo significado cual es la “común-unión” con los Santos y Fieles Difuntos, de las sistencias del Verbum Novum, nueva palabra, “todas las cosas son una” (Mario Pantaleo “Ensayos filosóficos. Cap. Ex-sistencias”).

Es decir, el fortalecimiento del esencial lazo de unión con quienes nos precedieron refundando la conexión de vida plena, en obras y legados de quienes ya no están físicamente, pero que permanecen en nosotros ingresando al concepto de eternidad de los seres “creados a imagen y semejanza de Dios” a través de los hechos realizados en sus vidas, que se transmiten de generación en generación, posibilitando la creación de los escalones de progreso en el constante devenir de la vida de todos los humanos, con quienes nos conectamos en función de nuestra posteridad.

 

Sistemática destrucción

 

Esta importante fecha es objeto del ataque de brujas, viciosas y asesinas que en lo llamado “noche de Halloween” pretenden instalarse en todos nuestros hogares, ingresando el “truco o trato” del satánico Jack O'Lanter, derivado de la festividad británica del Calan Gaeaf.

Actividad a la que inconscientemente (o no) se presta una creciente mayoría, que además es nutrida por los que se autodenominan “zombies”, muertos vivientes, trastocando el orden cósmico entre vivos y muertos, incorporando una imagen de persona producto de todo tipo de aberraciones para nuestro acostumbramiento a una atrocidad que no tiene nada en común con la imagen de paz del tránsito en unión de ambos mundos.

Junto a ello, convertidos en cual Herodes del siglo XXI, brujas, zombies se suman al “gordo sudoroso”, pretendiendo reemplazar al niño Jesús, el concepto de familia cristiana. Gordo barbudo que con su bolsa consumista aniquila el significado de las ofrendas de Melchor, Gaspar y Baltasar.

Destrucción del 25 de diciembre, del pesebre, del nacimiento en Belén. Se lo reemplaza exitosamente y con la complicidad de todos, por un arbusto de plástico con algodones imitadores de copos de una nieve inexistente en nuestra geografía, contradictorio con nuestros quebrachos, ceibos, tipas.

El tiempo de meditación, recogimiento, balance, reencuentro con nuestros familiares y semejantes es reemplazado por la urgencia efímera de un consumismo global de colgar productos en el árbol de nuestro suicidio espiritual.

Así como en Medio Oriente la masacre no es una casualidad, el feroz ataque al que somos sometidos en nuestro país, tampoco.

 

 

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