¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
-2°
25 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Católicos y protestantes en un mundo laicista

Martes, 12 de febrero de 2013 09:57

La visión de la Europa cristiana y la preocupación por la unidad de los cristianos se expresó como nunca en 2011, cuando en el convento en que Martín Lutero recibió las ordenes sagradas y empezó a preparar la Reforma, Benedicto XVI invitó a los protestantes a “dar testimonio juntos de la presencia del Dios vivo”, dejando aparte lo que los separa y concentrándose en lo que les une, que es mucho más importante.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

La visión de la Europa cristiana y la preocupación por la unidad de los cristianos se expresó como nunca en 2011, cuando en el convento en que Martín Lutero recibió las ordenes sagradas y empezó a preparar la Reforma, Benedicto XVI invitó a los protestantes a “dar testimonio juntos de la presencia del Dios vivo”, dejando aparte lo que los separa y concentrándose en lo que les une, que es mucho más importante.

El Papa afirmó entonces que “no debemos limitarnos a lamentar las divisiones y la separación, sino dar gracias a Dios por todos los elementos de unidad que ha conservado para nosotros”.

Tanto católicos como protestantes sufren en estos momentos una doble erosión. En primer lugar, las sectas pentecostales, que definió como “una nueva forma de cristianismo que se difunde con un inmenso dinamismo misionero, a veces preocupante por sus formas, con escasa densidad institucional y poco bagaje racional”.

El segundo desafío es la descristianización, pues “la ausencia de Dios en nuestra sociedad se hace cada vez más notoria y la historia de su revelación, narrada en la Escritura, parece colocarse en un pasado que se aleja cada vez más”.

Para las religiones tradicionales, la proliferación de cultos sin teología ni doctrina, basados en discursos sin contenidos conceptuales ni control ético y psicológico resulta un gran problema. El mundo cree en Dios, pero la cultura religiosa se diluye.

La visita a Alemania fue histórica: en el convento donde el reformador Lutero vivió desde 1505 hasta 1511, la etapa en que recibió la ordenación sacerdotal, el Papa citó varios pasajes de Lutero, especialmente uno referido a la misericordia de Dios, que invitó a meditar sobre la propia vida y el mundo contemporáneo.

 “Occidente se  odia a sí mismo”

“En nuestra sociedad actual, gracias a Dios, se multa a quien dehonra la fe de Israel, su imagen de Dios, sus grandes figuras. Se multa también a cualquiera que ofenda al Corán y las convicciones del Islam. En cambio, cuando se trata de Cristo y de lo que es sagrado para los cristianos, entonces la libertad de opinión se impone como bien supremo y limitarlo sería amenazar la tolerancia y la libertad en general”, dijo el Papa en una entrevista, años atrás. “Aquí hay un odio de Occidente a sí mismo que es extraño, y que se puede considerar patológico. Europa necesita una crítica y humilde aceptación de sí misma. La multiculturalidad, alentada y favorecida continuamente y con pasión, a veces es sobre todo abandono y rechazo de lo que es propio, huida de las cosas propias”.

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD