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Urtubey ­trabajó!

Sabado, 02 de febrero de 2013 21:51
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La gente habla, dice cosas, algunas sin sustento, otras con fundamento, sobre el gobierno. Digo, la gente común. Y qué decir, entonces, de la gente de la oposición, ocupada en difundir cuanto se le viene al magín, falso o cierto, sobre los funcionarios. Es el juego político, afirman los que saben.

Pero lo singular de estos días, o años, que estamos viviendo, es que consiguieron volver opositora a casi toda la población, salvo a la parte de ella subsidiada, es decir, a la clientela.

La gente dice, por ejemplo, que el gobernador Juan Manuel Urtubey y sus funcionarios no trabajan como deberían hacerlo. Se supone que dicen eso porque no tienen en cuenta el calor tremendo que nos agobia, y que quita las ganas de mover un dedo. Ni el más esforzado funcionario público, incluido el gobernador, se salva de los efectos de esta ola tórrida.

--Claro, argumentan los “destituyentes” de siempre, queda aceptado que el excesivo calor de este verano es enemigo del esfuerzo, pero no vimos que en primavera, otoño e invierno el elenco urtubeísta haya hecho honor al precepto bíblico que manda que “ganarás el pan con el sudor de tu frente”. Y añaden estos maledicentes, que sólo lo vimos al gobernador sudar, un poco, cuando tuvo que inaugurar obras proyectadas e iniciadas por su predecesor inmediato, o viajar, en el avión de la provincia, por supuesto, a presenciar espectáculos deportivos, o enviar a su familia a Europa en el aparato estatal mencionado.

Cae de maduro que similares o peores calumnias padecen los funcionarios nacionales. Pero los hechos de la realidad, que es la única verdad, como decía un lúcido filósofo, temprano o tarde se encargan de desbaratar esas mendaces acusaciones.

El miércoles 31 del pasado enero vino a Salta Juan Luis Manzur, ministro de Salud de la Nación, para poner en marcha una campaña nacional tendiente a detener el avance del mosquito Aedes aegypti, entusiasta trasmisor del dengue. El dengue tiene fuerte presencia en países limítrofes.

Con el gobernador salteño, y otros funcionarios locales del área de salud, Manzur fue a Salvador Mazza, localidad fronteriza con Bolivia.

En Salvador Mazza, reducto del cuestionado intendente Carlos Villalba, que en la oportunidad lucía una exuberante cabellera hasta sus hombros, y un poquito más, Mazza y Urtubey intentaron concientizar a los vecinos sobre la importancia que tienen las acciones preventivas.

En ese sentido los visitantes se dirigieron hasta el Barrio Ferroviario donde se realizaba una recolección de chatarra, considerada el escondite preferido del Aedes.

El gobernador Juan Manuel Urtubey y el ministro de Salud de la Nación, Juan Luis Manzur, pusieron manos en la obra: el gobernador llevó en sus propios brazos de él mismo los restos oxidados de una carretilla y los arrojó en la caja de un camión. Pese al esfuerzo que le demandó tal acción, tuvo tiempo y ánimo para preguntarle a una vecina si tenía “algo más” para tirar.

El ministro Manzur no se quedó atrás. Con solvencia levantó una vieja lata de galletitas y la depositó en el camión aludido.

El calor era sofocante. Cuando tiró la oxidada carretilla en el camión, se le oyó decir al gobernador Urtubey, acaso en tono de reproche: --“Y algunos dicen que no trabajamos.”

Quedó así demostrada la falsedad de las acusaciones. Casi todo el pueblo de Salvador Mazza los vio, en vivo y en directo, trabajar al gobernador lugareño y al ministro nacional.

Los maledicentes de siempre ensayaron la última descalificación: Más que trabajo, ese fue un papelón de la demagogia y el populismo.

­Caramba! A estos señores no les conforma nada.

 

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