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27 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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Urtubey está nervioso

Lunes, 08 de abril de 2013 03:00
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Urtubey y su gobierno no están pasando por un buen momento; hay un factor anímico muy parecido a la desorientación, que se va transformando en desaliento dentro del esquema oficialista, y esto se hace evidente.
Así lo demuestran una serie de hechos que dejaron al descubierto la fragilidad de sus políticas y lo endeble que resulta el “relato” ante la falta de acciones concretas.

Una semana que comenzó con un discurso lírico ante la Legislatura, donde la descripción que el Gobernador hizo de su gestión hacía suponer que no hablaba de Salta sino de Estocolmo, terminó con el estallido de bronca popular en las redes digitales por las adjudicaciones de viviendas para sus amigos. Urtubey parece desconcertado por un panorama que se complica.

 

 Urtubey en la última Asamblea Legislativa

 Temporal político

Se inscriben en este análisis una sucesión de fracasos en la batalla cotidiana por la construcción de poder y que, para preocupación del gobernador, se vienen repitiendo con bastante frecuencia.
Actos fallidos, internas partidarias, gruesos errores en la gestión y el malestar de la opinión pública que crece de manera implacable, se suman a esta etapa de lo que parece un desgaste. La interna partidaria no es un jardín de rosas.

Basta nombrar el revés que recibió a fines del año pasado en el Senado de la Nación cuando a su candidato a ocupar el juzgado federal 1 de Salta, Julio Leonardo Bavio, le fueron rechazados por unanimidad los pliegos de su postulación. Fue algo que lo descolocó, sobre todo por los argumentos que expusieron los legisladores, quienes consideraron que el magistrado tenía fuertes vínculos políticos con Urtubey. El dictamen puso especial acento en la intervención del postulante en la reforma de la Carta Orgánica del Partido Justicialista, ocurrida en 2009, apenas había asumido como subrogante, cuando el gobernador Urtubey impulsó la creación de una Comisión de Acción Política para controlar el partido.
Esa CAP, comandada por Santiago “El indio” Godoy, se debate actualmente en una interna que pretende ocultarse, pero que resulta una olla a presión con claras fisuras. El gobernador no desconoce esta situación. Trata de poner paños fríos, pero todo se le hace cada vez más difícil. Dicen en los pasillos del PJ que muchos quedaron sorprendidos de “un Juan Manuel descontrolado”, que a viva voz gritaba: “Tenemos que ganar, tenemos que ganar en cada uno de los 59 municipios”, en la última reunión de la CAP. La pregunta es si sus palabras fueron un enfático mensaje de aliento para las próximas elecciones o un desesperado pedido de unidad, con reproche a sus dirigentes. Urtubey está nervioso y se le nota.

Traspie en la UIA

El clan Urtubey no siempre es una ayuda para el gobernador.
Esta semana, otro punto se le escapó en el entretejido de poder, al caerse la designación, que daba por descontada, de su hermano José al frente de la Unión Industrial Argentina. Cuando todo parecía que estaba listo para el nombramiento, José debió dar un paso al costado.
La revocatoria de la candidatura se discutió en una comida de la que participaron los principales referentes de la industria, que consideraron que no sería conveniente “meter la interna del Partido Justicialista dentro de la UIA”.
Pero entre los comentarios sobre la sorpresiva revocatoria también aparecieron aquellos que hablan de una jugada del secretario de Comercio, Guillermo Moreno quien es uno de los kirchneristas más ortodoxos e integra el círculo duro de los “K”, donde el apellido Urtubey provoca urticaria. Mucho más, porque asocian al candidato desplazado con el ex jefe de Gabinete Alberto Fernández, es decir, con Daniel Scioli.
La fragilidad de los vínculos del gobernador salteño a nivel nacional también quedó en evidencia en esta circunstancia.


Mochila de plomo

Pero si hablamos de vínculos y de hermanos, no hay que olvidarse de la red familiar que Urtubey se encargó de diseñar desde el momento en que asumió como gobernador. Los nombramientos de parientes en el esquema político de la provincia le están pasando factura. José, Soledad, Facundo, Rodolfo, como funcionarios, como empresarios o como candidatos, los hermanos están muy próximos al poder. Y hay mucho dinero público en juego. Esto no parece una fórmula que esté dando resultados positivos a ante la opinión de la gente.
De todos los hermanos que se mencionaron, el último, Rodolfo, resulta ser la “mochila de plomo”. La indefinición para su nombramiento como candidato oficial a senador nacional, tiene directa relación con las encuestas y la intención de voto para las elecciones nacionales.

Rodolfo junto a Juan Manuel y "El indio" Godoy

 En su lanzamiento de campaña, Juan Manuel reconoció que “le encantaría que su hermano sea senador nacional”; no dijo que sea el candidato.
Rodolfo Urtubey no mide, no suma, no crece y los comicios están a la vuelta de la esquina. Para colmo el Fondo de Reparación Histórica, el caballito de batalla para la candidatura a senador nacional, no está dando réditos electorales. Cientos de millones de pesos bajo la administración de Rodolfo no mueven el amperímetro en el electorado y los propios intendentes lo dicen en voz baja, temerosos de alguna represalia de poderoso aparato. Saben que será difícil levantarlo al hermano Rodolfo.
Se advierte también, en el comienzo de la campaña electoral, que el gobierno está buscando compañeros de fórmula que le refuercen la lista, o que si hace falta, lo reemplacen. De ahí un spot publicitario donde los funcionarios de primera línea llevan adelante el mensaje de los logros obtenidos.
Parodi, Fortuny, Dib Ashur, Pace, Heredia, si miden, serían el plan “B” de Urtubey en caso de tener que rescatar a su hermano y a su apellido de un eventual fracaso electoral.
Los oficialistas se ríen -o lloran- cuando piensan en un afiche que reúna a Rodolfo, Pace, Heredia y el Indio Godoy, con Juan Manuel sonriendo en el medio.

Ministros en la vidriera

La ministra María Pace, fuertemente enfrentada con los jueces por sus expresiones sobre una “Justicia deshumanizada” en la provincia, suma desaciertos en materia de Derechos Humanos que la ubican en la “barricada enemiga” para los organismos humanitarios.
Por otro lado, el ministro de Salud Enrique Heredia deberá pagar todavía un alto costo político por haberse hecho cargo del “affaire” de un médico y una enfermera en la salita de Barrio Intersindical, mientras los pacientes esperaban a ser atendidos. Para peor, el ministro fue el vocero cuando el médico en cuestión contradenunció a los pacientes que lo sorprendieron en una situación equívoca.
Resulta un tanto desopilante -por usar un término habitual en el Gobierno- escuchar al ministro Heredia en los cortos publicitarios: “Demostramos que el Hospital Público puede ser más eficiente que el privado”, afirma, sin tener en cuenta los reclamos médicos, la falta de guardias, las quejas por el funcionamiento de los centros de salud, las investigaciones judiciales contra algunos profesionales y la caída en el nivel de atención del Hospital Materno Infantil, que pintan un escenario claro de decadencia.

Nadie le niega una casa a un amigo

La larga lista de desaciertos tiene el ingrediente casi catastrófico de lo que está ocurriendo en el gobierno por la escandalosa entrega de viviendas en el barrio Lomas de Medeiros, donde muchos de los adjudicatarios son funcionarios, incluido el secretario Legal y Técnico del gobierno de Urtubey, Pablo Robbio Saravia, propietario un predio de casi cuatro mil metros cuadrados en un barrio privado de San Lorenzo y una casa en Pinamar.
En definitiva, lo que se vio el viernes fue que adjudicatarios legítimos fueron acosados para que dejen la vivienda y el grueso de los beneficiarios son amigos sin ninguna urgencia habitacional, en una provincia con un déficit comprobado de 30 mil viviendas.

 

Las viviendas de la polémica en barrio Lomas de Medeiros 

 Urtubey comenzó la semana con un discurso de fantasía en la Asamblea Legislativa. Habló de una impresionante caída en los niveles de pobreza en la provincia y la construcción de viviendas. A juzgar por la reacción de la gente sobre estos puntos, las palabras del gobernador se ubican en puntos diametrales a la realidad.
Pero si hay algo que a Urtubey lo pone nervioso, además de los problemas antes mencionados, es el enorme esfuerzo que debe hacer para construir y mantener el relato como una estrategia de poder. Pero con las redes digitales, no hay relato que se sostenga.
En Salta, como en el país, comienza a percibirse una ola de descreimiento. Los argumentos se acaban, las obras no aparecen y ni siquiera su aceitado y costoso esquema de prensa oficialista puede ocultar esta verdad.

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