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Carolina Tejerina: ?Quiero justicia para mi hijo, él no era un delincuente?

Jueves, 16 de mayo de 2013 01:04
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Tras una larga jornada, Carolina Tejerina, madre de Daniel Figueroa, el joven que fue asesinado de un balazo en el pecho el martes en una de las calles del barrio Unión, despidió ayer sus restos acompañada de familiares y amigos.

La mujer, con las marcas de un profundo dolor en el rostro, dialogó con El Tribuno sobre lo sucedido, y aseguró que va a mantener en alto el nombre de su hijo.

“Mi hijo no era un patotero ni un delincuente, trabajaba junto a la Policía para ayudar a los jóvenes del barrio, quería superarse y en varias oportunidades me pidió que nos mudemos de casa. Todos lo conocen y pueden afirmar lo que digo. Quiero que se haga justicia, que no liberen a los detenidos”, expresó.

Durante la visita de este medio al barrio, los amigos y la familia de Daniel estaban almorzando y esperaban la hora para realizar el cortejo fúnebre.

Rodeados de silencio, de repente un jovencito dijo: “Yo estaba con Daniel cuando le dispararon, vinieron cuatro chicos encapuchados. No nos hablaron, directamente le dispararon. Ya declaré ante la jueza de Menores, le dije que reconocí a dos, que son los que están detenidos”.

“Esto se podría haber evitado si detenían a los chicos antes, porque desde el viernes estuvieron haciendo tiros. Una vez los allanaron, encontraron el arma y el chico estuvo preso sólo 24 horas. Después volvieron y siguieron con lo mismo”, añadió.

Una vida muy sacrificada

Carolina trabaja en una mina en el Salar del Hombre Muerto desde hace siete años y es el único sostén de su familia. Madre de dos hijos adolescentes, hoy llora sin consuelo la pérdida de su primogénito.

“Somos gente humilde, no ladrones ni patoteros. En este barrio también hay gente trabajadora que no tiene posibilidades de vivir en otro lado. Mi hijo estudiaba en el Colegio Nacional y todas sus maestras tanto de la primaria como del secundario vinieron a despedirse de él. Era muy respetuoso y responsable”, dijo.

“No encuentro explicación alguna a lo que le pasó”, añadió. “Capaz que lo confundieron, pero sí estoy segura de que no hubo ningún enfrentamiento. Quiero que se haga justicia para mi hijo, que la muerte de Daniel no quede impune”.

Mario Figueroa, padre del adolescente, radicó la denuncia en la comisaría 103 del barrio 17 de Octubre. Según las palabras de su madre, tanto Daniel como su otro hijo tenían una buena relación con su padre.

Por otro lado, las calles del barrio continuaban sitiadas por la Policía. Los uniformados custodian las viviendas de los cinco detenidos, por miedo a represalias. La directiva fue muy cuestionada por la familia del occiso, quienes aseguraron sentirse desprotegidos.

Un barrio abandonado

Durante la recorrida de El Tribuno por las calles del barrio Unión, una de las tías de Daniel pidió justicia para su sobrino, y contó: “Escribía canciones, quería ser rapero. Incluso hizo una que se llama ‘La gente nos trata como delincuentes’. Esa noche entró a su casa a buscar una campera, nos dijo que ya volvía y no va a volver nunca más”.

“En junio iba a cumplir 18 años y nos había pedido de regalo una moto. Le dijimos que no, porque son muy peligrosas, y miren lo que pasó, lo mataron sin compasión. Era muy joven y tenía toda la vida por delante”, añadió su tía.

Oídos sordos

Según el relato de los vecinos, ninguna autoridad llegó hasta el lugar y, ante las sucesivas alertas de inseguridad y violencia que se viven en el barrio, los responsables de la seguridad hicieron oídos sordos.

La impunidad con la que actúan los delincuentes, la posesión de armas y el consumo desmedido de drogas y alcohol evidencian una profunda crisis que necesita con suma urgencia ser atendida.

“Nuestros chicos están excluidos del sistema, la droga corre como el agua y nosotras, sus mamás, miramos con desesperación, porque nada podemos hacer. Las autoridades nos dan la espalda y la gente nos califica de delincuentes”, expresó una vecina.

 

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