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Rojo y negro. Esos son, quizá, los colores más emblemáticos de Salta. Dentro de poco desembarcarán en el Vaticano en forma de poncho.
Es que los gauchos de toda la provincia le enviarán al papa Francisco el tradicional poncho salteño, elaborado por el destacado artesano Alfonso “El Tero” Guzmán, de El Colte, Seclantás.
Se trata del mismo artesano que décadas atrás confeccionó con técnicas ancestrales el poncho que, con motivo de su visita a Salta, fuera obsequiado al papa Juan Pablo II.
El encargado de entregarle a Francisco este preciado símbolo será el padre Alejandro Pezet, de la parroquia Santa Rita, de la ciudad de Rosario de Lerma.
Lo hará en nombre de las más de 35 mil personas que integran la familia gaucha salteña.
Para ello, Pezet viajará el próximo 5 de junio al Vaticano, donde tendrá una audiencia pública con Francisco.
El poncho fue confeccionado en telar y, además, lleva inscripto el nombre del Papa argentino.
Emotivo fogón
El viernes pasado un grupo de gauchos de varios fortines de la provincia le entregaron formalmente el obsequio al padre Pezet, en un fogón realizado en el predio de la agrupación Vicente Torino, en Rosario de Lerma.
La iniciativa surgió de la Agrupación Tradicionalista Martín Miguel de Gemes, apenas se conoció la noticia de que Jorge Bergoglio era el nuevo Papa.
“Cuando nos enteramos, viajamos a Seclantás para hacer el encargo. Es nuestra forma de decirle al Papa que lo acompañamos. Tenemos mucha esperanza de que pueda traer más unión entre los argentinos”, dijo Carlos San Millán, presidente de la Agrupación Tradicionalista Martín Miguel de Gemes.
Por su parte, el padre Pezet señaló: “Es una alegría muy grande llevar este obsequio en nombre de todos los salteños”.
Pezet es oriundo de Buenos y Aires y desde hace cuatro años lleva adelante su vocación misionera en Salta.
Fue justamente Jorge Bergoglio, cuando era cardenal de Buenos Aires, quien lo envió a Salta. También fue su guía espiritual.
“Conocí a Bergoglio en 1992, cuando recién me ordené. El transmitía su mensaje con el ejemplo. Siempre proponía desafíos para sacar lo mejor de cada uno. Tiene muy buen humor y es de pocas palabras, pero justas y profundas”, señaló Pezet.
Junto a Chifri
El padre Pezet lleva adelante una importante obra en Salta. Fue amigo y compañero en el seminario del padre Sigfrido “Chifri” Moroder.
Hoy es el continuador de la labor que el ya desaparecido curita desarrolló en todo el departamento de Rosario de Lerma.
Lo acompaña actualmente el padre Roberto Toledo en Alfarcito y los numerosos voluntarios de Salta y otras provincias.
“Rosario creció mucho. Hoy estamos construyendo cinco capillas en la ciudad. Esta semana se inaugurará una en Cerro Negro del Tirao, un paraje en medio de las serranías, a 160 km de Rosario”, contó Pezet.
Para recaudar fondos y lograr llevar adelante estas obras, la parroquia Santa Rita realiza varias ferias.
El objetivo ahora es construir centros comunitarios para que niños y jóvenes empleen su tiempo en actividades sanas y en un espacio seguro.
Cuna de tradiciones ancestrales
No es casual que Seclantás sea conocida como la “cuna” del poncho salteño. En el paraje El Colte se conserva una de las más importantes tradiciones en telar criollo del país.
Allí la confección artesanal rescata una cultura ancestral con el sello inconfundible de los Valles Calchaquíes. Sus artesanos muestran orgullosos este oficio, y no es para menos. Uno de ellos es Alfonso Guzmán, “El Tero”, conocido como uno de los mejores poncheros de toda Salta.
El fue el hacedor del poncho que se le regaló al papa Juan Pablo II en su visita a Salta y, ahora, otro Papa contará con una creación suya, sumándose a la lista de artistas y presidentes que también vistieron esta prenda tan salteña gracias a Alfonso.
“Hicimos el poncho por pedido de la agrupación Gauchos de Güemes. Para mí es un gran orgullo haberlo hecho para nuestro Papa”, señaló este eximio artesano de los Valles.
Alfonso tiene ya 74 años y, así como aprendió el oficio de su padre, sus hijos y nietos serán quienes, bajo la sombra del algarrobo que protege su viejo telar, en Seclantás, continúen las tramas y urdimbres de este legado ancestral.