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Inglaterra nunca admitirá el ataque al ?Invencible?

Miércoles, 05 de junio de 2013 09:25
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Hoy se cumplen 31 años del ataque al portaaviones inglés, durante la guerra por las Islas Malvinas, calificada como una de las misiones más importantes después de la II Guerra Mundial.

Los únicos testigos que participaron del audaz operativo, contaron a El Tribuno como se programó el ataque utilizando el último misil exocet.

El Tribuno, con el apoyo del área de prensa de la Fuerza Aérea, entrevistó en el Edificio Cóndor, a los dos únicos testigos del ataque al portaaviones “Invencible”: el Brigadier (r) Ernesto Ureta y el Comodoro (r) Guillermo Isaac, destacando que en sus voces, esta vez también fueron principales protagonistas.

Inglaterra siempre negó el ataque ¿ustedes que piensan?

Ureta. A mí no me sorprende que lo nieguen porque desde ya, el sólo aceptar de haber sido averiado, un buque tan importante como es el núcleo de la fuerza de tarea naval inglesa, no es nada redituable. Políticamente esconden este ataque y por algo han establecido 90 años de secreto militar. Me animo a decir que no es el único secreto que se han guardado. Es un hecho, además de haberlo vivido, el poderlo contar, pero hay otros indicios que demuestran que el portaaviones fue atacado.

Existen datos muy convincentes...

Ureta. Los Harrier estaban defendiendo otro ataque de la fuerza aérea en la isla, destacando que cuando esos aviones quisieron volver para aterrizar no pudieron hacerlo y debieron permanecer volando a gran altura consumiendo poco combustible hasta que se solucionara la situación y ver donde iban a aterrizar. Ese vuelo en altura lo observó el radar de la fuerza aérea que estaba en la Islas Malvinas. Verificó que todos los aviones que estaban volando a esa hora permanecieron en el aire hasta que después fueron hacia distintos lados. Se nota en el radar. Otros hechos para destacar es que el portaaviones Invencible habiendo zarpado desde Inglaterra, tardó tres meses en volver, después de haber finalizado la guerra. Ningún portaaviones, ni siquiera los actuales portaaviones nucleares de hoy tardan tanto tiempo sin llegar a ningún puerto, para reabastecerse. Es imposible. Eso indica que el portaaviones estuvo en algún lado reparándose y recién arribó el 17 de septiembre a Inglaterra y lo más llamativo es que lo hizo en absoluta soledad. Hay muchos indicios, inclusive de personas que vieron que cuando arribó al puerto tenía en el lateral parches de pintura nueva.

¿El operativo involucró a todas las fuerzas?

Isaac. La operación comienza, se planifica y se emite la orden el día 29 de mayo. Por el tipo de objetivo que era muy importante, nos llevó a hacer una operación conjunta con la Armada. Se asignaron dos aviones Super Etendar, -a cargo del Capitán de Corbeta Alejandro Francisco y el Teniente de Navío Luis Collavino- uno de ellos llevaba el último misil Exocet que quedaba. Se conformó una escuadrilla, junto a cuatro aviones A-4C que tenían su asiento natural en la base militar San Julian. La forma en la cual se planificó este vuelo, fue inicialmente en una reunión del jefe de escuadrón. Allí pidieron dos voluntarios y se presentaron el primer teniente José Vázquez y el primer teniente Ernesto Ureta para atacar al portaaviones. Ellos eligen a sus numerales, es decir al Teniente Omar Castillo y a mí, que en ese entonces era Alférez.

¿Ustedes ya sabían que el portaaviones Invencible era el objetivo?

Isaac. En el primer momento cuando fue la reunión con los oficiales más antiguos, el jefe de escuadrón planteó que había que atacar el portaaviones. Llevábamos el último misil Exocet, en tanto que el otro Super Etendar iba de apoyo radar; por su parte los A-4C partimos, cada uno, con cuatro bombas de 250 kilos de caída libre y 200 proyectiles. Esta operación, prevista para el día 29 se ve pospuesta para el día 30 porque hubo un problema con uno de los aviones Hércules KC-130, reabastecedores, por lo tanto pasó la ejecución de la misión para el día 30, fecha que finalmente se concretó.

Además de planificación ¿Hubo mucho de estrategia y audacia?

Ureta. Hicimos un vuelo en total de 3 horas y 55 minutos, aproximadamente un vuelo muy largo que requirió dos procedimientos de reabastecimiento en vuelo con los KC-130.

El portaaviones fue ubicado por la detección electrónica del avión Super Etendar, esas coordenadas se la traslada al misil Exocet que está colgado debajo del plano y lo lanzan, eso sucedió a 36 km o 40 km de distancia del portaaviones, que no se lo veía. A partir del lanzamiento ya se rompe el silencio de radio, que hasta ese momento, desde el despegue hasta que fue lanzado el misil, nadie abrió la boca. Todo esto a unos 30 metros de altura, luego veinte metros también a unos 800, 900 km por hora, porque teníamos que aproximarnos a la máxima velocidad que podíamos, para llegar lo más cerca del impacto del Exocet. Trato y busco al portaaviones, entonces vi una gran nube de humo. No era solamente una columna de humo negro, una gran nube de humo que evidentemente era el fuego, más el impacto de mis bombas que generaron más explosiones. Después vino Isaac. Cuando ellos quisieron responder, nosotros habíamos descargando nuestras bombas, aprovechando el factor sorpresa.

 

“El día de Vázquez y Castillo”

¿En algún momento pensaron que podrían haber muertos?

Ureta. Luego del reabastecimiento antes de tomar el rumbo norte con los dos Super Etendar y los A-

4C, yo quedé del lado de la izquierda, pero Vázquez me hizo seña de que retomáramos la posición inicial. De todas formas digo que ese era el día de Vázquez y Castillo. Estoy convencido con la fe que tengo que el destino está escrito. Si nosotros nos hubiésemos quedado del lado de la izquierda, habrían derribado a los dos de la derecha. Esto es así. No era el día nuestro, era el día de Vázquez y Castillo.

Isaac. Recuerdo que la última orden que nos dio el primer teniente Vázquez en plataforma, antes de subir al avión fue rezar un Ave María en la cabecera, lo cual lógicamente lo hice, al igual que el resto de los integrantes de la misión. Yo tengo el orgullo de que me haya tocado estar en estas circunstancias y como soldado, el deber de defender a la patria. Pero también quiero dejar mi testimonio, mi homenaje al capitán post mortem José Vázquez y al teniente Omar Castillo que ofrendaron su vida por la patria, al igual que otros 647 argentinos que quedaron en nuestros sur por defender un pedazo de nuestra patria.

¿Cómo vivieron el momento de los derribos?

El portaaviones despedía un humo negro que se desprendía por el impacto del Exocet. Estaba mirando a Vázquez, pero no veo el misil, veo que el plano del ala izquierda se desprende. Después la cola se vuela también y el avión empieza a tomar una actitud de inclinación hacia la izquierda y ya le veo la panza, porque después se queda atrás. Se fue desarmando. Yo vuelvo la vista al frente para seguir volando y, allí me concentró en el blanco.

Isaac. Cuando estaba a unos 8 o 10 kilómetros antes de llegar al portaaviones sentí una fuerte explosión a mi izquierda, miré y vi a unos de los aviones A-4C que impactaba con el agua. Vuelvo a poner mi vista en el portaaviones, y cuando estaba a punto de tirar cañones, cerca de los 2.000 metros, antes de llegar, sentí una explosión mucho más fuerte que la anterior, a la izquierda, pero bastante cerca. Entre 5 y 10 metros de mi plano izquierdo, vi otro A-4C que explotaba. Esa es la última imagen que recuerdo de esos momentos.

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