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Argentina, entre el “Club de París” y el “Club del miedo” 

Domingo, 23 de marzo de 2014 04:25
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Por un lado, Estados Unidos dice que apoyará la negociación de Argentina, con el Club de París, aunque por el otro, la mano “dura” del FMI (Fondo Monetario Internacional), advirtió al organismo que pese a la estabilización financiera, la situación económica argentina resulta “extremadamente frágil”. En ese tira y afloje, el país, pareciera encontrarse en el “pabellón de los condenados” y antes de volver al privilegiado ámbito de las finanzas internacionales, pareciera a punto de ingresar al “club del miedo”.

Todos los seres vivos tenemos un miedo natural a lo desconocido y aun conocido. El país, a través de sus gobernantes, enfrenta de nuevo un escenario, que frecuentó una vez y que por obvias razones y pagando una deuda -oscila entre US$ 6.500 y US$ 10.000 millones, entre capital, intereses y punitorios- puede volver a tener la tarjeta de socio activo del exclusivo club.

La Argentina se ubica en el undécimo lugar entre los países deudores del Club de París de acuerdo con un listado publicado por ese foro.

El ranking de países deudores está encabezado por Indonesia, China y Cuba. Sin embargo, Argentina entre el lote de deudores, es el que menos debe, porque el particular “trío” de morosos adeuda por encima de los US$ 30.000 millones cada uno. El país está junto a Congo (US$ 6.416 millones) y Turquía (US$ 6.110 millones). 

Lo llamativo es que el organismo, puede darse algunos lujos, porque hace poco manifestó que unos US$ 28.500 millones de dólares, otorgados a “países pobres muy endeudados”, podrían ser parcialmente condonados. Más allá de los pormenores, Argentina sabe que para volver a los mercados de créditos internacionales debe arreglar éste último escollo (independiente de los fondos buitres) y recién después de mucho tiempo tuvo una llegada formal a través de una propuesta, que podría considerarse seria. La posición fue analizada en la última reunión de los miembros del Club de París sobre la Argentina. Allí se volvió a discutir, particularmente a pedido de Gran Bretaña, si el FMI estará o no involucrado en el monitoreo del plan de pagos que ofrece el país para cancelar la deuda acumulada desde 2001. Pese a que el gobierno argentino había rechazado en forma tajante esa intervención -al ofrecer una auditoría “ndependiente”-, varios acreedores creen que la ausencia del Fondo puede afectar la rigurosidad de esta vigilancia, que se utiliza en todos los acuerdos de mediano plazo. Por otra parte, el FMI señaló que si los acreedores pretenden que vigile el plan de pagos del país, debería poder revisar las cuentas públicas, algo que el Gobierno le impide concretar desde 2006.

Un poco de historia

Unos 500 millones de dólares motivaron el primer encuentro del llamado Club de París, un grupo de países prestamistas cuyos orígenes se remontan a 1956, cuando la Argentina aceptó reunirse con sus acreedores internacionales para negociar su deuda en la capital francesa. El país llegó finalmente a un acuerdo el 16 de mayo de aquel año y las naciones que tomaron parte del mitín fueron Austria, Bélgica, Dinamarca, Francia, Alemania, Italia, Holanda, Suecia, Noruega, Suiza y el Reino Unido. Desde entonces, el organismo alcanzó 429 acuerdos de deuda con 90 países distintos, por un total de U$S 573.000 millones, una cifra insignificante en comparación con lo que deben los países pobres.
 
La astucia de Perón, para  cobrar deuda a Inglaterra

Lo que arregló Juan Domingo Perón, en materia de deudas con el exterior, vuelve a activarse en el gobierno que lo sucede.

El Club de París se funda en 1956 con el único objetivo de gestionar el cobro de la deuda de 700 millones de dólares que Argentina había contraído con varios países europeos. El origen de esa deuda se remonta a 1946, año en el que Juan Domingo Perón gana las elecciones presidenciales. Una vez que asume el poder, Perón encuentra que Inglaterra adeudaba a la Argentina 500 millones de libras esterlinas por concepto de las toneladas de carne y de granos que habían sido entregadas a Inglaterra por Argentina durante la Segunda Guerra Mundial. Por otro lado, en esos mismos años de guerra y ante la imposibilidad de importar maquinaria de Europa, Argentina se había endeudado en una cantidad similar pero en dólares por maquinarias y equipos comprados a Estados Unidos. En vista de que Argentina tenía que pagar intereses por el monto adeudado a los Estados Unidos, mientras que no recibía ningún interés por su préstamo a Inglaterra, Perón solicitó consolidar los créditos entre los tres países con el objeto de que Inglaterra pague directamente a los Estados Unidos el correspondiente valor de la deuda que debía a la Argentina.

A pesar de que la triangulación financiera es un mecanismo de negociación internacionalmente aceptado, el mecanismo se trabó en virtud de que Inglaterra dictaminó que pagaría su deuda únicamente con bonos denominados en libras esterlinas y, por otro lado, Estados Unidos dictaminó que solo aceptaría los pagos que sus deudores realicen en dólares.

Ante la imposibilidad de pagar sus deudas con el mecanismo de triangulación, Perón decidió nacionalizar el servicio telefónico, los ferrocarriles, la producción y distribución de gas, así como otras industrias menores que jurídicamente pertenecían a varias empresas de capital inglés.

Para indemnizar a los dueños de las firmas nacionalizadas, Perón decidió utilizar los bonos en libras esterlinas que habían sido entregados por Inglaterra en pago de la deuda. Además, con los ingresos generados por las tarifas de los servicios nacionalizados, empieza a cancelar su deuda a los Estados Unidos. Pero el proceso se detuvo en 1955, cuando Domingo Perón es derrocado por el General Pedro Eugenio Aramburu.

El nuevo gobierno intenta reactivar el deteriorado comercio, para lo cual adquiere un nuevo préstamo externo para financiar sus importaciones de Europa. Y así llega al “Club de París”.
 

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