Los asilos, residencias de día u hogares de ancianos son sitios de gran importancia social. En ellos, las personas de la tercera edad cuya familia no puede darles la atención adecuada o que no cuentan con vínculos familiares directos, encuentran una solución para tener un techo y convivir con gente de su misma edad.
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Los asilos, residencias de día u hogares de ancianos son sitios de gran importancia social. En ellos, las personas de la tercera edad cuya familia no puede darles la atención adecuada o que no cuentan con vínculos familiares directos, encuentran una solución para tener un techo y convivir con gente de su misma edad.
Si bien las instituciones brindan protección física y mental a las personas de la tercera edad, proporcionándoles casa, en algunos casos alimentación, o se les hace partícipe de una serie de programas enfocados a su salud, bienestar y recreación, siempre coordinados por personal calificado, nos atrevemos a decir que no siempre es suficiente.
Nuestro argumento parte de lo observado durante las visitas realizadas a distintas instituciones con fines solidarios y bajo ningún punto de vista realizaríamos una crítica hacia estas instituciones, sino por el contrario, queremos contribuir a ser parte de los objetivos que ellas se proponen:
Proporcionar condiciones de bienestar integral a las personas mayores en situación de vulnerabilidad, fortaleciendo valores de solidaridad, respeto a la diferencia y a la dignidad humana, fomentar en las familias y la sociedad la cultura del rescate de valores y el respeto.
Durante largo tiempo asisto y participo en actividades solidarias especialmente en la residencias de adultos mayores, percibiendo el sentimiento de soledad que padecen, los estados de carencias, de desprotección o abandono afectivo de sus familiares. No importa si estas instituciones son públicas o privadas, de menor o mayor costo. La percepción de la soledad, el silencio de las personas residentes, sus miradas apagadas lo expresan todo. Aún cuando los servicios sean esmerados en la atención.
Es necesario considerar que los actos solidarios no deben reducirse a la provisión de cosas materiales o en algún tipo de espectáculo producido para tal fin; que si bien son necesarios y contribuyen a proporcionar un momento de esparcimiento a sus vidas, estimamos muy valiosa la compañía pautada en forma sistemática, para crear espacios en donde los protagonistas sean los propios adultos mayores.
Ser escuchados, contar sus historias, describir situaciones que los coloquen fuera del lugar en el que en la actualidad se encuentran, es una de las más grandes necesidades de las personas que residen en este tipo de instituciones. Toman preponderancia “el antes”, “cuando yo hacía”, “cuando yo tenía mi familia”, relegando a manifestar un presente poco feliz.
En suma, escucharlos, “darles la palabra”, acompañarlos, es devolverles la identidad, el sentido de pertenencia a una familia que aún tienen, pero por circunstancias especiales hoy no están insertos en ellas. Nuestra obligación es respetarlos y brindarles todo el afecto posible, valorando su existencia y transitando con ellos esta etapa de sus vidas, evitando de ese modo la soledad, el deterioro y el olvido que sufren.
Con la presente acotación sólo intentamos contribuir a una mejor contención, buscando el costado más humano y por ende muy valioso de las instituciones que cobijan a estas personas. “Ningún anciano debe estar exiliado de nuestra familia”, dijo nuestro Papa Francisco y reivindicó así a las personas de la tercera edad”. Él manifiesta una especial sensibilidad hacia las personas adultas mayores. Desde que fuera electo, manifiesta de forma franca al mundo, un mejor trato, consideración, valorización y respeto hacia las personas de la tercera edad, a los que él, cariñosamente, llama “viejos”.
Los ancianos en general y los residentes en instituciones en particular, están incluidos en este especial pedido y es la sociedad toda la que debe dar cuenta de ello devolviendo los valores casi extinguidos en relación a las personas mayores.
Como institución dedicada a difundir y promover la cultura, como asimismo a ejercitar las prácticas solidarias, nos proponemos contribuir con este objetivo para rescatar especialmente los valores en general y especialmente los relacionados con la dignidad y respeto hacia nuestros viejos.