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Vecinos del barrio San Remo, ubicado en la zona sur de la capital salteña, denunciaron ser víctimas desde hace semanas de una ola de robos, especialmente en las calles Mar Egeo y Mar Antillas, a tan solo 50 metros de la comisaría y frente a una plaza donde hay cámaras de monitoreo.
Gustavo Arancibia (44), propietario hace 17 años de un mercadito llamado “La Feria”, relató a El Tribuno: “Una mañana llegué a mi negocio y vi la balanza tirada, los cables sueltos, la caja registradora abierta. Todo estaba dado vuelta y caído. Se notaba que buscaban plata. Se llevaron bebidas, dos cigarreras completas, un equipo de música y mercadería. Todo estaba valuado en 8 mil pesos”.
Dijo que “no conforme con eso hicieron un picnic porque habían latitas de gaseosas regadas, restos de porros que fumaron. También se comieron el fiambre”.
Una vecina llamó al 911. “La policía vino y vio todo lo que hicieron. Incluso hay una cámara de monitoreo en la plaza que nos enfoca directamente. Cuando pregunté para pedir las filmaciones me dijeron que tenía que esperar de 15 a 30 días hasta que un juez de la orden. Decidí no hacer la denuncia porque la Policía no hace nada. Es una pérdida de tiempo. Opté por poner doble reja y algunas noches vengo a dormir al negocio”, sostuvo el comerciante.
Marcela Campos (47), dueña de una telecabina ubicada al lado del almacén también sufrió un intento de robo. Recordó que un domingo por la madrugada quisieron entrar por una banderola y sacaron el vidrio. “Yo estaba durmiendo y escuché ruidos. Me levanté porque mis perritos ladraban, prendí la luz y los delincuentes salieron corriendo por el techo. Me pegué un gran susto. Llamé a la Policía para que vengan a revisar y tuve que poner rejas. Hace diez años que trabajo en la zona y nunca me había sucedido algo así. Esto parece tierra de nadie”
Según la mujer los ladrones caminan por las medianeras y techos como si fueran sus propias casas. “A mi me sacaron un celular, ropa, zapatillas, un secarropa. Entraron dos veces a mi casa. Tampoco hice la denuncia porque es al vicio. Estamos rodeados de otros barrios y la comisaría ya no da abasto”, contó Daniel Hinojosa (39), otro vecino domiciliado en la calle Mar Rojo al 1300.