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Con mucho sufrimiento y otra vez dejando el juego como asunto pendiente Argentina derrotó 1 a 0 a Irán con una genialidad de Lionel Messi cuando se jugaba tiempo de descuento tras los 90 minutos de juego. Argentina fue eso, el gol del “10” y las atajadas de Romero, que salvó unas cuantas en la contra iraní.
El triunfo sirvió para llegar a los octavos de final siendo Argentina el primer clasificado del Grupo F. Ahora le resta jugar contra Nigeria, el próximo miércoles en Porto Alegre, para cerrar la primera fase.
El seleccionado nacional, con el esquema ‘‘madre’’, como lo definió Sabella en la conferencia de prensa del viernes, el 4-3-3, asumió el protagonismo desde el inicio, tuvo la tenencia de la pelota, marcó el ritmo del juego y generó situaciones, pero no las pudo convertir.
El equipo nacional fue de mayor a menor, ya que con el transcurrir de los minutos se fue desdibujando ante la férrea marca del sólido bloque defensivo iraní.
La muralla roja que planteó el portugués Carlos Queiroz fue inexpugnable durante casi todo el juego y tuvo la colaboración de la poca profundidad de los “albicelestes”; además las imprecisiones se sumaron para “embarrar la cancha”.
Los ingresos de Lavezzi y Palacio a 15 minutos del final le dieron movilidad al equipo, pero el gol seguía estando ausente. Era empate, era tristeza, era un paso atrás. Pero apareció Messi, hizo magia y le dio un triunfo clave al equipo de Sabella, con un “gol de otro partido” en el epílogo del encuentro.
Primero hay que saber sufrir para después gozar, pero es necesario sufrir tanto cada vez que Argentina juega en este Mundial. Hasta el golazo de Lionel Messi el equipo de Sabella había sido un grupo con buenas intenciones, pero con escasez de ideas para vulnerar la extrema defensa que planteó Irán en el Mineirao.
Se puede decir que los iraníes se defendieron, jugaron colgados del travesaño, pero ese era su planteo aún antes que comience a jugarse el partido. Queiroz fue claro durante la semana cuando dijo que antes de perder prefería irse con un punto y ante Argentina estuvo cerca de conseguirlo y pudo llevarse los tres de no ser por las buenas intervenciones que tuvo el arquero Sergio Romero.
El sistema 4-3-3 generó tan poco como el 5-3-2 ante Bosnia; Higuaín no gravitó y Gago no generó la claridad que se esperaba.
Será deber de Sabella y los jugadores buscar el funcionamiento adecuado para seguir ganando en el Mundial, pero de una manera más vistosa que lo realizado en cancha hasta el momento.